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Investigadores mexicanos trabajan en el desarrollo de terapias que podrían atacar a dos de los patógenos más peligrosos señalados por la OMS
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Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- La Organización Mundial de la Salud estima que para el 2050 habrá cerca de diez millones de muertes a causa de las bacterias resistentes a antibióticos, incluso podrían superar los decesos provocados por enfermedades como el cáncer, uno de los motivos que generan la resistencia de estos microorganismos es la automedicación. Frente al panorama, investigadores mexicanos trabajan en el desarrollo de terapias que podrían atacar a dos de los patógenos más peligrosos.
Paula Licona, investigadora del Instituto de Fisiología Celular UNAM, explica que “hubo un llamado de la Organización Mundial de la Salud porque hemos llegado al punto en el que particularmente en hospitales se están dando casos cada vez más frecuentes de infecciones con bacterias, que ya no hay tratamientos para atacarlas; entonces nuestra idea es utilizar esto que aprendemos del sistema de defensa, desarrollar inmunoterapias, terapias basadas en nuestro propio sistema de defensa a fin de atacar estas bacterias.”
Rafael Franco, parte del Laboratorio de Infectología del Instituto Nacional de Rehabilitación, señala que la OMS emitió un comunicado en el que señala cuáles son las bacterias críticas “una es Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter baumannii y otras son las Enterobacterias que son resistentes a unos antibióticos que se llaman Carbapenémicos. Estas bacterias generalmente se encuentran en medio hospitalario.”
La automedicación, la falta de apego al tratamiento recomendado por los médicos y las aplicaciones de antibióticos en la industria ganadera son algunas de las causas que generan microorganismos resistentes. Se calcula que el setenta por ciento de antibióticos que se venden en el mundo son para animales de granja, mismos que forman parte de la cadena alimenticia de la sociedad. Los investigadores Paula Licona y Rodolfo García de la UNAM, así como el infectólogo Rafael Franco, trabajan en el desarrollo de inmunoterapias para atacar principalmente las bacterias Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii.
En este sentido, Rodolfo García, investigador del departamento de Microbiología de la UNAM, explica que “estas bacterias son oportunistas, a una persona sana no la pueden atacar, el sistema inmune es suficiente para defenderse.”
“No hay modelos de infección en piel entonces nuestra propuesta también es intentar hacer lo más similar la infección en nuestro modelo de ratón a lo que sería una infección humana”, explicó Licona, “trabajamos con muestras aisladas de pacientes quemados, en este modelo de quemadura hemos identificado una molécula que creemos que es muy importante para la protección temprana”. García complementa “lo que hace la doctora Licona es tratar de ver cómo las personas sanas, o en este caso más los animales, reaccionan en cuanto inmunidad a estas bacterias para poder compensar estos factores que no tienen las personas inmunodeprimidas o las personas que están infectadas y así generar terapias que utilicen la misma unidad del paciente pero reforzada.”
Los seres humanos estamos expuestos a diferentes microorganismos, incluso por cada célula del cuerpo existen diez bacterias. El motivo por el cual no enfermamos con frecuencia, a pesar del contacto masivo con patógenos, es por nuestro sistema de defensa que es capaz de reconocer microorganismos peligrosos y activar poblaciones de células que coman, degraden e impidan el establecimiento de una infección bacteriana.
“Si este sistema de defensa no es suficiente se activa un segundo mucho más avanzado, que está presente en vertebrados y que es un sistema adaptativo. Este sistema es el que reconoce muchísimo más específico a la bacteria o al patógeno que nos está atacando y es un sistema que es muy eficiente, tan eficiente que tiene una memoria, se acuerda de lo que había visto y cuando vuelve a exponerse contra ese mismo agente la respuesta es mucho más eficiente”, nos explica Licona y continúa, “entonces la idea es que si apostamos a que esta molécula es la molécula clave al inyectarla o promover su expresión a la alza en el paciente, creemos que podríamos controlar la infección independientemente del antibiótico.”
“El avance importante que hicimos con la UNAM es evidenciar qué moléculas que se ocupan para el cáncer podría, en algún momento, dar pauta para que también puedan curar infecciones que tienen un origen bacteriano pero que por su toxicidad se fueron hacia el cáncer”, finaliza Rafael Franco.
En las últimas siete décadas se han desarrollado antibióticos para atacar diferentes bacterias; sin embargo, con mayor rapidez aparecen patógenos resistentes. Los investigadores mexicanos esperan que en los próximos diez años puedan utilizarse estas inmunoterapias inspiradas en el sistema de defensa del cuerpo.
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