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En el Centro de las Artes de San Agustín se exhibe el trabajo de una de las grandes fotógrafas mexicanas en el marco de la FILO
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Imagen: Graciela Iturbide, Autorretrato con serpientes, Oaxaca, México, 2006
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Oaxaca (N22/Alberto Aranda).- “No soy una gran fotógrafa, sólo una fotógrafa y mi maestro fue Manuel Álvarez Bravo”, así de contundente fue Graciela Iturbide quien llegó a la FILO para realizar distintas actividades entre ellas una conversación con Elena Poniatowska, pero también para inaugurar su primera gran retrospectiva.
La fotógrafa que habló sobre la falta de lugares para guardar los negativos, “no tenemos las condiciones”, “no hay bóvedas”, señaló que, sin ánimo de ser “pretenciosa” su archivo no lo dejará en un lugar donde “no tengan las condiciones perfectas para guardar los negativos, porque en un momento dado yo siento que mi archivo pertenece al pueblo de México”; sin embargo, aclaró, no sabe cuál será el destino final de éste, pero enfatizó “yo a mis hijos no les voy a dejar mi archivo porque ellos tienen su carrera y tiene su pasión por su carrera, y no les voy a dejar este problema para que ellos lo resuelvan cuando hay muchos archivos en el mundo y que me han ofrecido tener mi archivo”.
Una de las actividades que realizó la fotógrafa mexicana fue mantener una charla con Elena Poniatowska sobre su carrera, sus gustos literarios y sus conexiones con Oaxaca. Posteriormente, se inauguró en las galerías del Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa) su primera retrospectiva. En esta exhibición se reúnen algunas de sus series más conocidas, pero también imágenes nunca antes vistas, “esta retrospectiva es lo más grande que he hecho en todo el mundo. He tenido retrospectivas en la Tate, pero pequeñas retrospectivas.”
Para Iturbide, “la fotografía práctica ha sido un pretexto para conocer la vida y la cultura de otros lugares”. Para la fotógrafa es fascinante exponer en este lugar, sin importar si su obra es considerada “buena o mala”.
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