Redacción/CDMX
Es común que a la mañana siguiente de un día de fiesta, sintamos los estragos que deja la ingesta de alcohol, es decir, la resaca, pero ¿Qué es lo que la provoca?
El alcohol se metaboliza en el hígado a través de la enzima alcohol deshidrogenasa. Cuando el etanol se descompone forma acetaldehído, una sustancia que es toxica, el cuerpo debe eliminarla antes de que comience a causar daños graves.
Lo que han demostrado los estudios, es que la resaca alcanza su punto máximo cerca del momento en el que todo el alcohol se ha convertido en esta sustancia. Es en este momento cuando el contenido de estas bebidas en la sangre vuelve a cero.
Aunque no solo es esto lo que causa la resaca, también intervienen otros compuestos como los sulfitos, que son muy comunes en bebidas oscuras, como los vinos tintos y los wiskis.
El alcohol afecta diversos sistemas del organismo, lo que causa los numerosos síntomas de la resaca:
Deshidratación: El alcohol es diurético, lo que significa que aumenta la micción: también suprime la liberación de vasopresina, una hormona que indica a los riñones que retengan liquido lo que provoca la deshidratación leve que a la vez contribuye a dolores de cabeza y fatiga.
Dolor de cabeza: Este es uno de los elementos básicos de la resaca, causada por un pequeño encogimiento del cerebro debido a la perdida de agua en la deshidratación (como ya se menciono anteriormente). Por otro lado, el alcohol es un vasodilatador lo que quiere decir que puede desencadenar ataques de migraña en personas que son propensas a ello.
Nauseas: Estas bebidas irritan el revestimiento del estómago y aumenta la liberación del ácido estomacal, lo que provoca náuseas y malestar estomacal.
Fatiga: El alcohol provoca un sueño fragmentado e interrumpido, lo que produce cansancio e irritabilidad al día siguiente, además aumenta la inflamación general del organismo provocado por una respuesta inmune general para eliminar las sustancias químicas, esto es lo que contribuye al malestar general que se siente en la resaca.
Obviamente, el consumir grandes cantidades de estas bebidas provoca peores resacas, aunque nunca es tan sencillo. Cada persona tiene experiencias muy variadas en este tema. Algunos pueden padecerlo peor que otras, incluso consumiendo menos alcohol.
La principal razón podría ser: los genes. Estudios demuestran que hay personas que no logran metabolizar tan bien esta sustancia en el hígado debido a variaciones genéticas. Las culpables son dos enzimas importantes para descomponer el etanol: alcohol deshidrogenasa y aldehído deshidrogenasa.
Se calcula que alrededor del 45% de la gravedad de la resaca se debe a variaciones hereditarias en los genes que codifican estas enzimas.
Curiosamente estas variaciones que provocan sensibilidad al alcohol y resaca son especialmente frecuentes en personas con ascendencia asiática. Por otro lado, entre el 10 y 20% de los bebedores afirman no tener resaca aún incluso habiendo bebido grandes cantidades de alcohol, o por lo menos pueden fingir mejor que están bien.
Existen muchos remedios caseros para curar la resaca, desde huevos crudos, café o hasta beber más alcohol, pero ninguna de ellas es una cura definitiva. Lo único que hacen es reponer los nutrientes, líquidos y endorfinas que se han perdido. Aunque son reconstituyentes no van a hacer que la resaca desaparezca mágicamente.
Sin embargo, un estudio ha descubierto que una forma eficaz de acelerar la recuperación es: defecar. El etanol permanece en el estómago y los intestinos durante mucho tiempo tras su consumo, desde donde sigue siendo absorbido por el torrente sanguíneo.
El intestino absorbe el etanol más rápido de lo que el hígado puede metabolizarlo, lo que quiere decir que defecar es una forma eficaz de evacuar el alcohol del intestino que aún no ha sido absorbido por la sangre.
(Con información de Deutsche Welle)
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