Redacción/CDMX
El Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, le concedió hoy el premio Nobel de Fisiología o Medicina a Katalin Karikó, bioquímica hungaroestadounidense y a Drew Weissman, quienes trabajaron juntos para hacer posibles las terapias a partir del ARN mensajero.
Las vacunas de contra la covid-19 de Pfizer o Moderna lo incorporan y no existirían sin su visión. Con Karikó, son 13 las mujeres que han recibido el Nobel de Medicina.
Las vacunas de ARN mensajero (ARNm), enseñan a las células a producir una proteína que desencadena una respuesta inmunitaria si la persona se infecta.
Cuando la vacuna se inyecta, el ARNm ingresa en las células y les dice que empiecen a producir la misma proteína que se encuentra en el virus de la covid-19.
El sistema inmunitario reconoce esta proteína y comienza a producir anticuerpos que pueden combatir el virus si la persona vacunada se infecta posteriormente.
El jurado de la Academia destaca que estos “descubrimientos innovadores han cambiado fundamentalmente nuestra comprensión de cómo interactúa el ARNm con nuestro sistema inmunológico”, además “los galardonados contribuyeron a la tasa sin precedentes de desarrollo de vacunas durante una de las mayores amenazas a la salud humana en los tiempos modernos”.
El ARN es una molécula imprescindible para la vida. Sintetizado en el núcleo de las células, lee las instrucciones escritas en el ADN y parte con ellas para que las fábricas del organismo produzcan todo lo necesario para existir.
Karikó planteó la idea de utilizar ese mensajero para curar a los enfermos. Si se introdujese en sus células el trozo adecuado de ARN, especulaba, estas producirían la proteína ausente que causa una anemia o generarían una respuesta inmune frente a una infección o incluso el cáncer.
Weissman quería producir mejores vacunas y también presentía que la respuesta podía estar en la frágil molécula.
(Con información de El País)