Redacción/CDMX
Estudios científicos muestran que simplemente esperar una recompensa futura puede ser más gratificante que la recompensa misma.
Esto se debe a la dopamina.
Aunque parezca increíble, hay muy poca literatura científica que explore los beneficios directos de las vacaciones en el cerebro.
En 2016, por ejemplo, un estudio de una empresa de Países Bajos pidió a los trabajadores que se sometieran a una prueba.
Se les entregaban objetos, como un martillo, y se les pedía el mayor número de usos para ellos en el menor tiempo posible, así que sugerían que fueran pisapapeles, como arma o herramienta de construcción.
Pero lo que observaron los investigadores es que, tras dos o tres semanas de vacaciones, los trabajadores tenían una mayor flexibilidad cognitiva.
Así que fueron capaces de pensar en un mayor número de usos para los objetos, tras un par de semanas de vacaciones.
La mayoría de los estudios coinciden en que, desde un punto de vista biológico, una de las razones de este aumento cognitivo, es la reducción del estrés.
Cuando se está inactivo, el cerebro es capaz de revertir, al menos temporalmente, los efectos negativos de estar bajo estrés.
Por ello, para que las vacaciones sean verdaderamente efectivas, hay que asegurarse de que realmente liberen del estrés, es decir, evitar continuar con tareas pendientes laborales.
La ciencia demuestra que niveles elevados o crónicos de estrés, como puede ser el que se padece a lo largo del año de jornada laboral, son capaces de provocar una reducción en la cantidad de dopamina liberada o cambios en su metabolización.
Por si fuera poco, se ha encontrado que el estrés crónico es capaz de cambiar el número de receptores de dopamina en las áreas que reciben estas proyecciones.
(Con información de The Conversation)