Redacción/CDMX
Algunas lenguas indígenas, que se ven con muchos hablantes, en realidad tienen una tasa de pérdida muy alta.
Una de ellas es la maya-yucateco, con una tasa de pérdida del 65 por ciento, lo que la llevaría a desaparecer en el curso de las siguientes 2 generaciones.
Otras lenguas, como el tzotzil tiene una tasa de solo el 12 por ciento de pérdida.
Investigadores midieron el porcentaje de los niños (hijos de madres hablantes de lenguas indígenas) tomando en cuenta los que también son hablantes y los que no.
Estos datos se analizan para identificar factores socioeconómicos correlacionados con la perdida de lengua.
Paradójicamente, notaron que uno de los más determinantes es la escuela, pues “mientras más escolaridad tiene la madre, menos probabilidad de transmitir la lengua a sus hijos”.
Entonces parece que la transmisión de la lengua intergeneracional está atada a una condición de pobreza y eso es terrible, indica la lingüista Violeta Vázquez Rojas.
La implicación de la pobreza con la lengua, definitivamente desincentiva su transmisión y la condena a la desaparición.
México es uno de los países con legislaciones más avanzadas en lo referente a políticas lingüísticas: existe una ley general de derechos lingüísticos, un Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y un catálogo de lenguas indígenas nacionales, además de censos.
En el papel, México esta a la vanguardia, tanto en derechos como conocimiento e investigación, pero en los hechos no.
Violeta Vázquez propone que el problema y la solución están en el sistema escolarizado, mientras no tomen medidas para preservar las lenguas.
La debacle va seguir igual sino enseñan a leer y escribir a los niños en su lengua materna y el destino de las lenguas indígenas está ya contado.
(Con información de Crónica)