La capa de ozono está en camino a la recuperación total
Redacción/CDMX
Telma Castro Romero, integrante del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, explica que el ozono es un gas que está de manera permanente en la atmósfera de la Tierra y su mayor concentración se ubica en la estratosfera.
El ozono estratosférico se forma en la atmósfera cuando la radiación ultravioleta (uv) alcanza la baja estratosfera y disocia las moléculas de oxígeno, este última se combina rápidamente con otras moléculas para formar el ozono.
Este proceso forma una capa que envuelve a todo el planeta, si no tuviéramos esa protección no existiría la vida como la conocemos por la penetración de toda esta radiación
A mediados de los 70, Seherwood Rowland señaló que los clorofluorocarbonos son elementos muy estables y por ello debían almacenarse en algún lado.
Estos elementos eran usados en sistemas de refrigeración y en aerosoles, al lado de su colega Mario Molina, se encargaron de analizar y descubrir que en la estratosfera se presentaba ese acumulamiento.
Fue así como comenzaron a poner en alerta a la comunidad científica, con ello ganarían el Premio Nobel de Química en 1995, al lado de Paul Crutzen.
El uso generalizado de los CFC dañó considerablemente la capa de ozono que rodea la atmósfera terrestre, lo que llevó a la formación del agujero todavía presente, refiriere la científica universitaria.
El Protocolo de Montreal se firmó por 197 países en 1987, y entró en vigor en 1989.
Al signarlo, las naciones se comprometieron a reducir las emisiones de los CFC, que fueron sustituidos por hidrofluorocarbonos (HFC), los cuales no dañan la capa de ozono, pero son compuestos que calientan la atmósfera.
Se resolvió un problema global: la capa de ozono se regenera. No obstante, se logró con elementos que ahora afectan el clima de la Tierra, junto con otros gases de efecto invernadero como el bióxido de carbono y el metano.
Por ello, el 15 de octubre de 2016 se adoptó la Enmienda de Kigali a ese protocolo, un acuerdo internacional para reducir gradualmente el consumo y producción de HFC.
Lo que hagamos para proteger y mejorar el medio ambiente, “aplicando un sentido común, como no generar tanta basura, dejar de usar el auto, etcétera”, va a beneficiar la conservación de nuestro planeta, que por ahora es nuestro único hogar para conservar la vida como la conocemos, señala Telma Castro.
(Con información de Gaceta UNAM)