Karen Rivera / Ciudad de México
La pandemia de COVID-19 amplió la brecha entre América Latina y los países desarrollados en materia de economía de salud, las regiones latinoamericanas mostraron una baja relación entre habitantes, médicos, enfermeras y hospitales, así lo asegura un estudio realizado por el Wifor Institute, dependencia experta en investigación económica aplicada con sede en Alemania.
Dennis Ostwald, CEO de Wifor Institute, mencionó que: «tenemos que pensar en la salud como un promotor de salud, de crecimiento, empleo, innovación y mejor salud, y no como un factor de costo».
El estudio tiene por título Entorno sobre las Políticas de COVID-19 y la importancia de la Economía de la Salud en América Latina y fue presentado por la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica, FIFARMA.
La investigación comparó países como Brasil, Argentina, Chile, Perú, México y Colombia con países del llamado primer mundo. Entre los resultados se encontró que mientras Francia tiene un gasto público en salud del 8.8% del Producto Interno Bruto, México alcanza el 3.1%, el peor calificado en este sentido de las naciones mencionadas.
«Tenemos que medir los impactos sociales, tenemos que medir cuál es el valor para la sociedad en estas inversiones de la salud y también hacia la mejor salud de la sociedad», afirmó.
La economía de salud es la función que se ocupa de la acumulación y asignación de recursos para cubrir las necesidades sanitarias de la población individual y colectivamente. Este sector genera millones de empleos directos e indirectos y un aumento en su inversión permitiría fortalecer la investigación, la innovación, el desarrollo de vacunas y medicamentos y garantizar una vida sana de las personas en todas las edades.