Karen Rivera / Ciudad de México
México tiene suficientes fuentes de agua, pero están contaminadas, no tratadas y, sobre todo, mal distribuidas entre la población y las actividades económicas, así lo asegura el investigador y especialista en temas medioambientales, Iván Restrepo.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información del Agua, esta región cuenta con 757 cuencas hidrológicas divididas en su territorio, en comparación con países como España que tiene poco más de 10. Paradójicamente México es el principal consumidor per cápita de agua embotellada en el mundo.
«Estamos ante una grave crisis, no sólo en la Cuenca de México, sino en otras partes del país, no hay una sola Ciudad de México, de las cien grandes ciudades, que tenga resuelto el problema del agua. Porque el agua fundamentalmente no va, como ordena la Constitución, a la gente como prioridad, sino al sistema agrícola y al sistema económico industrial y esto está causando un estrés hídrico», explicó Restrepo.
Los datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) registran que 7 de cada 10 litros del líquido que se extrae en el país es utilizado en la agricultura, 1.5 de cada 10 en la industria y generación de energía, y sólo 1 litro de cada 10 se usa en el consumo doméstico. Las consecuencias de una distribución desequilibrada se pueden ver reflejadas en los 9 millones de mexicanos que no tienen agua potable todos los días.
«Y los que más tienen que pagar por esa agua embotellada no son los ricos, son los pobres, porque no tienen agua en sus casas y tienen que comprar garrafones; un garrafón cuesta 40 o 50 pesos y tiene 20 litros, 40, 50, pesos es lo que vale un metro cúbico de agua servidos en las ciudades, 50, 60, a veces 100 pesos. Entonces este es el primer desequilibrio. El segundo, es que la industria más próspera que tiene el país es la de la producción, entre comillas, de agua, porque lo único que hacen las embotelladoras es utilizar un bien nacional que pertenece a la nación, que por derecho constitucional debía darse primero a la gente, y ellos se aprovechan de este recurso y lo embotellan y lo venden en todas las tiendas», agregó.
Estudios realizados por centros de investigación nacionales y la misma CONAGUA muestran que aproximadamente 5 de cada 10 litros utilizados en la agricultura se desperdician principalmente por infraestructuras de riego obsoletas, ineficientes y en mal estado.
«Nosotros podríamos aprender mucho de Europa y de algunos países latinoamericanos, por ejemplo: en Colombia, el agua de la llave de ciertas ciudades, como Medellín y Bogotá, es potable. De Europa, porque saben hacer uso del agua, porque la cobran y la gente sabe que les cuesta, y porque hay sistemas de tratamiento de agua adecuados. Pero lo fundamental es utilizar racionalmente las fuentes de abastecimiento y tener en cuenta que el calentamiento global cada día va a aumentar las temperaturas, va a haber más erosión, va a haber más sequía y esto va a grabar la situación que tiene el país en cuanto al agua», concluyó el especialista.