¿Qué hay detrás de los procesos biológicos del ratopín?, la investigadora del Instituto de Fisiología Celular, Susana Castro, nos lo explica
Karen Rivera / Ciudad de México
¿Cómo sería vivir una vejez sin padecimientos crónicos, ni enfermedades, ni dolor articular? Se sabe que el envejecimiento es el conjunto de modificaciones que sufre el cuerpo humano con el tiempo y un gran porcentaje de las personas mayores tienden a padecer múltiples patologías de manera simultánea. Pero este proceso no es inherente a la vida de otras especies, existe un roedor que, a pesar de ser el más longevo, desafía esta etapa de biológica. Se trata del ratopín o rata topo lampiña.
En esta ocasión hablamos con la investigadora del Instituto de Fisiología Celular, Susana Castro.
Castro, explicó que: «son rarísimos, porque viven 30 años, mientras que los ratones viven dos o tres años, las ratas viven tres o cuatro años, y lo más interesante es que no desarrollan las características del envejecimiento, por ejemplo, no les da osteoporosis, no les da neurodegeneración, no les da cáncer, cosa que sí le da las especies como el ratón, y lo más interesante es que la autofagia no falla con el paso del tiempo en el ratopín».
Aún falta mucho por comprender respecto al fenómeno biológico del envejecimiento, pero hasta ahora se sabe que existen procesos celulares que impactan en él de manera directa, uno de ellos es la senescencia celular, es decir que las células del cuerpo humano sufren cambios en su morfología y en su patrón de expresión de genes fuera de contexto. El otro proceso del que se tiene registro es la falla en la autofagia, concepto que viene del latín y significa “comerse a sí mismo”, la autofagia es el mecanismo por el cual las células renuevan sus propios componentes, eliminan lo dañado y lo sustituye, funciona como una aspiradora que limpia el polvo de la casa.
«Conforme pasa el tiempo, la autofagia deja de funcionar entonces eso nos ha permitido también saber que es necesaria la autofagia para mantener saludable no sólo a las células, sino a nivel del órgano y del organismo. El que falle la autofagia en todas nuestras células cambia de tal suerte que permite el desarrollo de las diferentes enfermedades asociadas al envejecimiento de manera simultánea».
La pregunta es: ¿qué tienen las células de los ratopines que no se vuelven senescentes, o cómo se regula su autofagia de tal suerte que no falla con el paso del tiempo? Para conocer los procesos celulares que hacen de este animal un organismo único, la UNAM tiene la primera Unidad de Ratopines de Latinoamérica y el grupo de investigación de la doctora Susana Castro, del Instituto de Fisiología Celular, busca comprender estas bases moleculares.
«Y sí, sabemos, que hay un gen en particular que sí, tiene una diferencia, un gen que nosotros sabemos que induce senescencia en ratón, en humano, en rata, y este gen tiene una función tantito diferente en el ratopín, entonces estamos estudiando si ese gen es el que hace que las células del ratopín sean resistentes», agregó.
«Imagínate vivir como los ratopines, o sea los ratopines viven 30 años, pero viven 28 años en plenitud, no baja la capacidad reproductiva, no se enferma, no baja su actividad, siguen igualitos y de pronto se mueren, les hacen una autopsia y no es muy claro qué órgano falló. Si pudiéramos nosotros así vivir los noventa o cien años la esperanza de vida del humano, pero en plenitud…si aprendemos cómo le hacen, podríamos aplicar eso a las células de humanos o a las células de ratón», expresó.