INAH identifica la traza del Camino Real en el Estado de México

Distrito Federal, 30/07/12 (N22).- Una amplia búsqueda en archivos y
recorridos de superficie han permitido reconocer con mayor claridad la traza
del Camino Real de Tierra Adentro —inscrito hace un par de años en la Lista de Patrimonio Mundial
de la UNESCO—,
en su tramo correspondiente al Estado de México, donde antiguas haciendas,
molinos, iglesias y puentes, entre otras construcciones que permanecen como
testigos de este trayecto cultural.

Los arqueólogos
Josefina Gasca Borja y Saturnino Vallejo Zamora, del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH-Conaculta), además de investigar la ruta  central 
“camino de carros, carretas y recua de mulas”, del también llamado
Camino a Santa Fe, paralelamente han continuado con el estudio de los ramales
principales y secundarios.
Estas investigaciones
parten de la revisión de material documental y cartográfico colonial
—aproximadamente 300 mapas—, almacenado principalmente en el Ramo de Tierras
del Archivo General de la
Nación, y que han ayudado a esclarecer los puntos de este
antiguo itinerario, en su paso por el territorio mexiquense.
El también
llamado Camino de la Plata
es el sendero más antiguo y extenso de la América septentrional con 2,900 km, que partía de
la Ciudad de
México y concluía en Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. Fue trazado en el
siglo XVI por los conquistadores españoles para desarrollar el comercio,
facilitar las campañas militares, apoyar la colonización y evangelización en la Nueva España.
Representa además uno de los puentes culturales más relevantes que unen a ambas
naciones.
De acuerdo con la
investigadora, la ruta del Camino Real comenzaba en las márgenes del actual
Estado de México y el Distrito Federal. Mercaderes, arrieros, “tamemes”,
funcionarios, ganaderos, negociantes, frailes y virreyes transitaban por la hoy
llamada Calzada Vallejo para dirigirse a Tenayuca, donde iniciaba el Camino
Real de Tierra Adentro con dirección al Paraje del Cazadero, en los límites con
San Juan del Río, Querétaro.
La arqueóloga
Josefina Gasca, adscrita al Museo Nacional del Virreinato, junto con su colega
Saturnino Vallejo, del Museo del Templo Mayor, ha podido constatar que la vía
continuaba hacia Tlalnepantla, Puerto de Barrientos, Cuautitlán, Tepotzotlán,
Puente Grande y, una vez en el Paraje Las Ánimas, se bifurcaba en las vías Tula
y Tepeji.
Al interior y sobre
ambas direcciones hay poblaciones y construcciones, como las ex haciendas de
Xalpa y la Teja,
el Puente de Axotlan, la Casa
de los Virreyes, y la localidad de Coyotepec, en Huehuetoca; el Puente de la Colmena, la Antigua Hacienda de la Cañada, el Puente de
Atongo, las localidades de Apaxco, San Miguel de los Xahüeyes y Jilotepec, y la
iglesia y mesones de San Francisco Soyaniquilpan, por mencionar algunos.
Estos ramales
—detalló la arqueóloga— volvían a unirse a la altura de la  ranchería de San Miguel Mandó, ahora llamado
San Miguel de la Victoria,
y a partir de ahí pueden ubicarse otros poblados como Arroyo Zarco, Aculco,
Encinillas, Ruano y  Polotitlán, cuya
dirección era San Juan del Río.
Con la prospección
arqueológica se ha determinado que la parte mexiquense del Camino Real de
Tierra Adentro no va sobre la actual Autopista México – Querétaro, como se
creía, sino que corre en paralelo. Asimismo, está en proceso de estudio la
reconstrucción del trazo del  “camino de
recuas”, con su patrimonio arquitectónico.
El también llamado
Camino de la Plata
fue una de las seis rutas principales durante el Virreinato. Su traza señala
que los españoles salieron desde la parte central de lo que hoy es el
territorio mexicano, hacia el norte y poniente de la Nueva España, con el
objetivo de conquistar la
Provincia de Jilotepec, antiguo señorío otomí, y para ello se
valieron de los ohtlis o caminos
prehispánicos.
“Para los españoles, la Provincia de Jilotepec
fue por varios años plataforma de la conquista, colonización y evangelización
de las tierras del norte de la
Nueva España. Incluye localidades como Chapa de Mota,
Soyaniquilpan, Jilotepec, Huamango y 
Aculco, en el Estado de México; Nopala y Huichapan, en Hidalgo; todas
ellas poblaciones de origen prehispánico”, comentó Josefina Gasca.
De varias de las ex
haciendas del norte de la entidad mexiquense, partían sobre todo contingentes
que llevaban grandes cargas de maíz y trigo de excelente calidad hacia las
provincias internas de la
Nueva España. También, localidades como Aculco pasaron a la
historia como puntos de referencia de la gesta independiente, pues ahí se
recibió al cura Miguel Hidalgo, y padeció su primera derrota, el 7 de noviembre
de 1810.
La arqueóloga
Josefina Gasca anotó que faltan varias etapas de estudio del Proyecto del
Camino Real de Tierra Adentro, en su tramo del Estado de México. Uno de los
objetivos es tener el inventario total de su patrimonio arquitectónico civil y
religioso, relacionado con la vía principal y de sus ramales. 
Por el momento ya se
tiene un panorama aproximado de los puentes —que debieron ser una veintena y se
tienen identificados 11—, mesones, ventas, obrajes, capillas y garitas, entre
otros elementos.
Los estudios que se
realizan permitirán cumplir con la normatividad de la 
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la cual
inscribió al Camino Real de Tierra Adentro en la Lista de Patrimonio Mundial
en 2010, con la posibilidad de incluir más sitios en dicho listado, que forman
parte de este itinerario.
Durante el
Virreinato, y en torno al Camino de la
Plata, la evangelización, la minería, la agricultura y la
ganadería, imprimieron costumbres en las poblaciones circundantes a este
recorrido. Tales rasgos todavía sobreviven en algunas comunidades mexiquenses y
son parte de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible.
12MAG 

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