Frente a la pandemia nos cuestionamos los cambios de la urbe, la forma de habitar y la manera en que desde lo construido se responde a la emergencia. Aquí la tercera entrega de esta serie enfocada en las formas de habitar frente a la especulación y la emergencia
Ana León / Ciudad de México
«Yo creo que el arquitecto tiene que pensar cómo se hace necesario, sin tener que abandonar muchos de sus intereses disciplinares, pero sí participando de una realidad que hay que atender. Desde ese punto de vista diría yo, cómo nos hacemos necesarios de una manera en la que somos capaces de asumir un realismo crítico, entender esa realidad y tener una postura frente a ella desde el trabajo y desde la manera en que hacemos las cosas, y en la manera en la que nos relacionamos con otras personas.»
Quien habla es Camilo Restrepo, una de las mentes detrás de la renovación urbana de Medellín tras los procesos de Paz en Colombia. Y que en México formó parte de la reconstrucción en dos de los ocho espacios de relevancia para la comunidad en Morelos a través del Proyecto Jojutla, luego del terremoto del 19 de septiembre de 2017. Un proyecto que se planteó como principal interés la recuperación del espacio público sobre el privado. Una decisión que como explica en esta entrevista el arquitecto Derek Dellekamp, también involucrado en dicha empresa, vino del Infonavit cuyo Centro de Investigación para el Desarrollo Sostenible estaba a cargo de Carlos Zedillo y que junto a Fundación Hogares y varios despachos de arquitectos, desarrollaron un plan maestro para, como ellos explican, «reconstruir física y emocionalmente esta ciudad». La arquitectura reaccionó frente a la emergencia.
«Es atípico para Infonavit, pero tiene que ver con la relación que había de reconstrucción por el sismo y, por tanto, no era un fondo que se asignara a vivienda sino que era un fondo para la reconstrucción de espacio público», precisa Derek Dellekamp, arquitecto y fundador de Dellekamp Arquitectos.
Después de los sismos de septiembre de 2017, un grupo de arquitectos se organizó para llevar a cabo la reconstrucción de Jojutla, donde más de 2 mil 600 viviendas se perdieron. En colaboración con las instituciones de vivienda, se desplegó un plan maestro que priorizó lo público sobre lo privado para hacer del espacio público la casa de todos. A Restrepo con AGENdA (Colombia) y a Dellekamp con Dellekamp/Schleich (México), correspondieron, de los ocho proyectos que se ejecutaron, la reconstrucción del Parque y Centro Comunitario El Higuerón y el Santuario del Señor de Tula. ¿Cuál fue la respuesta en ese entonces?
Derek Dellekamp: «En nuestra experiencia fue algo que reaccionamos de inmediato, muy emocionados frente al acierto de esta postura. Visitamos al muy poco de que había pasado el temblor —Camilo, yo, Carlos, y otros participantes del proyecto y el equipo de Infonavit—, y una de las cosas que platicamos de inmediato y que nos dimos cuenta era no solamente de la devastación física del sitio, sino de la devastación emocional, psicológica y cómo ésta tenía que ver con la destrucción de estos símbolos que hacen a la ciudad y que hacen el imaginario colectivo: se había destruido la iglesia, el teatro, la escuela, la alameda principal había quedado muy dañada.
»También es cierto que vimos el impacto que tenía este tipo de inversión en el proceso en el que si bien había una urgencia inmediata por solucionar problemas de vivienda y que parece que estos espacios podrían esperar, que se podrían hacer más adelanta, que no serían prioridad, también nos dimos cuenta de cómo vino una respuesta increíblemente positiva de la comunidad cuando fue palpable que estos espacios se iban a reconstruir y de una forma en que se volvía a construir esta identidad colectiva.»
AGENdA Agencia de Arquitectura y Dellekamp/Schleich se involucraron en la reconstrucción del Parque y Centro Comunitario El Higuerón y del Santuario del Señor de Tula. Obras que ya fueron entregadas; símbolos que están siendo resignificados. Pero frente a una nueva emergencia que no ha dejado destrucción física, pero sí el cierre del espacio público que ponderaron en este proyecto, ¿cómo reaccionar?, ¿cómo mirar estos espacios públicos que ahora se enfrentan a otra emergencia y a un enemigo invisible?
Camilo Restrepo: «Yo me atrevería a decir que el tema de lo público es el tejido primordial que nos pone en contacto unos con otros y la pandemia ha cuestionado la vida doméstica y en las emergencias lo doméstico también sufre, que es lo privado, donde nos encontramos con la gente más cercana o más parecida a nostros.
»Lo fundamental de lo público es que es capaz de establecer y confrontarnos con el reflejo de nosotros mismos con gente diferente y eso es fundamental en la construcción de una sociedad. Entonces, yo creo que el valor de lo público siempre está amarrado a ese sentido de colaborar, de compartir, de ponernos en relación con otros. Creo que el sentido de lo público es una de esas varas estructurales de las sociedades.»
«Agregaría que estos son los espacios de encuentro y de coincidencia social», señala Derek. «Entonces, frente a un evento como fue el temblor de septiembre de 2017, lo que pasa con una comunidad es que además de que están tratando de resolver lo inmediato y lo personal, estos espacios claves para encontrarse y para lograr de alguna manera tracción colectiva o habían desaparecidos o estaban muy dañados. Lo veo casi como una base de encuentro a partir de la cual puedes construir socialmente.
»Hablando específicamente de la iglesia, entender la iglesia además de como un sitio de culto religioso, entenderlo como un sitio de encuentro social, tanto que la forma, de alguna manera, responde a esta premisa, es tanto una iglesia como es u foro, un anfiteatro y el anfiteatro es por excelencia el punto de encuentro social en una visión clásica de la arquitectura.»
Camilo: «Yo creo que la arquitectura tiene esa capacidad de prevalecer en lo público a partir de construir tejidos comunes.»
Derek: «En el proceso descubrimos esta increíble capacidad que tenía la arquitectura como gestor social y político. Porque algo que fue increíblemente rico e interesante en este proyecto, además del sentido de urgencia, la cantidad de intereses y de intereses institucionales que estaban involucrados en la solución del proyecto. Entonces, el acertijo era muy complejo y muy estimulante en ese sentido. Había muy poco tiempo para hacer el proyecto. Había un presupuesto acotado.»
Pero ahora el daño es de otro tipo. ¿Se transforma la disciplina frente a la emergencia?
Derek: «Sin duda fue frustrante el timing, como de que corrimos todos y se hizo este esfuerzo gigantesco para llegar a tiempo y que estuvieran ocupados, listos, vivos, vibrando estos espacios colectivos y públicos, y justo llegó la pandemia. En el caso de la iglesia es menos dramático, sí que ha habido actividad, pero en el caso del Centro Comunitario se pausó. Para mí, cuando menos, sí tengo una enorme curiosidad de ver qué va a pasar cuando esos espacios empiecen a activarse de la forma en que la imaginamos.
»Ahora, nosotros imaginamos que la forma en la que iban a relacionarse la comunidad y las personas iba a ser orgánica, sobre todo en el caso del Centro Comunitario y el parque El Higuerón. Es una obra que está pensada para ir cambiando en el tiempo, para irse adaptando en el tiempo, para customizarse. De ninguna manera los vimos como proyectos finitos, como proyectos acotados en los que había una definición muy precisa de cuál iba a ser el uso y después iba a venir el usuario y se iba a integrar al edificio. El parque y la iglesia tienen mucho eso de ser obra muy abierta a la ocupación, a la transformación de los usuarios a través del tiempo.»
¿Este tipo de emergencias sugieren algún cambio en la forma en la que se ejerce la profesión, en la que se plantean, la forma en la que se concibe?
Camilo: «Yo creo que ahí hay dos miradas, obviamente, la mirada desde México y la mirada desde nosotros en Colombia. La práctica que hemos tenido nosotros ha estado involucrada con la emergencia, emergencia sociales, trabajar en territorios de conflicto, complejos. Yo diría que es un día, no estoy minimizando los hechos, pero es un día más en el trabajo de lo que nos ha tocado vivir; y la convulsión y la catástrofe ambiental… no sentimos que estuviéramos atendiendo algo excepcional en lo que ya habíamos atendido; obviamente este era un caso, un terremoto, que tiene sus particularidades, sus necesidades, sus urgencias, pero dentro de la mentalidad de nuestro estudio, digamos que ya estaba asumido atender cuestiones supremamente complejas en lo ambiental, lo social, la catástrofe. No, no creo que para nosotros supusiera un cambio muy radical. Es la realidad desde muchos lugares en el mundo.»
Derek: «Creo que también aparecimos en escena por el tipo de trabajo que estábamos haciendo. El caso de Camilo, que es una parte importante de esta reconstrucción, a principios de los dosmiles, en Medellín. Y una parte importante del trabajo de la oficina tenía que ver con proyectos de vivienda de interés social, de espacio público y de investigación.
»Me parece que un acierto clave en este proyecto fue la visión que mencionamos por hacer espacio público, esta apuesta por invertir en el espacio público y esa apuesta o curaduría muy sensible. En perspectiva, me parece muy emocionante ver cómo el trabajo de diferentes oficinas se logró integrar en esta visión única. Ya había muchos intereses o valores de la obra que hacíamos en todas estas oficinas que se alineaban a una problemática de este tipo.
»En este contexto, me parece que todos son trabajos muy eficaces, hechos de manera contundente en términos conceptuales, en términos de lo que tienen que aportar conceptualmente. Y después, son trabajos muy sencillos en términos de detalles, de materialidad, de costos; hay una constante ahí que nunca se platicó, pero todo tiene que ver con un brutalismo, una aproximación brutalista a la arquitectura que es muy adecuada a este tipo de situaciones.»
En esta alineación que menciona Derek están: Rozana Montiel (Espacios Públicos en Unidad Habitacional El Higuerón), Estudio MMX (Zócalo y Jardín Ricardo Sánchez), Taller Rocha + Carrillo (Auditorio Municipal Juan Antonio Tlaxcoapan), Taller de Arquitectura X (Capilla de Santa Cruz), Rzero (Puente de los suspiros) y DAFDF Arquitectura y Urbanismo (Alameda).
Frente a la realidad actual, ¿qué valores ponderará la disciplina en su visión de construcción a partir de esta emergencia?
Camilo: «Para mí la respuesta es muy simple, pero al mismo tiempo es muy difícil de cumplir y diría que la tarea de los arquitectos y la arquitectura con emergencia o sin emergencia, es hacernos necesarios. Y es así de simple y así de complejo.»
Imagen de portada: El Higuerón | Imágenes © AGENdA Agencia de Arquitectura | Dellekamp/Schleich