Una conversación con la autora sobre la novela que le valió el Premio Alfaguara de Novela 2021
Karen Rivera / Ciudad de México
Claudia es una niña de entre siete y nueve años que describe el mundo que la rodea desde las revelaciones de su madre y la convivencia con su padre. Es testigo de un matrimonio que se desintegra y que enfrenta uno de los peores abismos de una familia: el silencio. Claudia es la protagonista del libro Los abismos de la escritora colombiana Pilar Quintana, que recibió el Premio Alfaguara de Novela 2021.
«Yo creo que especialmente la generación de mis padres, es una generación a la que le costaba analizarse, a la que le costaba mirarse al espejo, a la que le costaba decir, bueno acá estoy equivocado, qué tengo que hacer para mejorar, y que muchas veces prefería coger los problemas barrerlos con la escoba y esconderlos debajo de la alfombra. Eso no quería decir que la mugre desapareciera, pero ahí estaba debajo, y entonces aquí nos enfrentamos a una niña que se enfrenta a ese silencio de sus padres y ella ve que su familia se está destruyendo y no poder hacer nada, porque nadie habla al respecto y nadie quiere solucionarlo.»
Aunque se trata de una ficción, Pilar Quinta explora uno de los temores que surgieron en su infancia al tiempo que revela las condiciones en las que vivieron sus padres, una generación marcada por los estereotipos, convencionalismos y mandatos, desde un punto de vista compasivo.
«Sí, surge digamos de unos miedos míos de la infancia, y creo que no son solo míos, sino que sufrimos todos los niños, y es que tenemos un miedo muy fuerte a quedarnos huérfanos. Yo creo que ahí se cuenta una novela desde el punto de vista infantil y lo importante que es la madre para la hija.
»Creo que esta novela parte de esa visión y cómo de ese estar en el mundo de las mujeres en esa época donde sus vidas estaban determinadas por los hombres, en general, por un padre, o sea las mujeres en general dependían de un padre y luego pasaban a depender de otro hombre que era el marido, y eran mujeres que no tenían mucha opción en la vida más que formar una familia, porque era lo que la sociedad, lo que las familias, lo que se esperaba que ellas hicieran. Eran unas crianzas más verticales, donde no era fácil dialogar y se sentara a mirar los problemas de la familia y se sentara a buscarles una salida.»
La autora de novelas como La perra y Coleccionistas de polvos raros tiene un especial interés en abordar en su literatura temas como el deseo sexual femenino y la maternidad, escribir para ella es un proceso de sanación.
«Para mí la literatura es el lugar donde yo comprendo mi mundo; trato temas que me interesan y que vengo arrastrando mucho tiempo, en los que proceso mis miedos, mis angustias, mis inseguridades, y entonces en ese sentido para mí el ejercicio de la escritura es un ejercicio terapéutico.»