- Los muertos andan en bici busca insertar el tema de la muerte en los niños por medio del humor y la irreverencia
Por Marcos Daniel Aguilar (@alephcircular)
Distrito Federal, 18/02/13, (N22).-
La escritora Christel Guczka, finalista del premio Elena Garro a la mejor obra dramatizada, publicó recientemente su libro Los muertos andan en bici, una historia para niños, con ilustraciones de la artista catalana Betania Zacarias, publicado por el sello El Naranjo. La autora charló con la agencia N22 acerca de este título que maneja un tema tabú para la literatura infantil: el tema de la muerte y la soledad.
– Los muertos andan en bici toca un tema difícil para este tipo de literatura, el de la muerte, cómo trabajaste esto?
– El tema de la muerte ha estado
presente en todos mis escritos, tanto para adultos como para niños. Es un tema
que me resulta atractivo. Sólo
que en este caso quise tratarlo de una manera diferente, ya que iba enfocado a
un público determinado, entonces hice uso de las herramientas del humor, del humor negro en este caso, como la
irreverencia, y también traté de retar, no tanto al niño,
para que se acerque a una
historia que le sea atractiva, con
personajes que le puedan ser entrañables, o con los que se identifique, sino que creo que aquí el reto
era hacia los padres, hacia los adultos. Curiosamente son los que tenemos más prejuicios ante ciertos temas y en la manera de cómo abordarlos o enseñarlos a los niños.
– ¿Entonces los adultos somos los prejuiciosos, los que no queremos leer, ni enseñar a leer sobre estos temas?
– Efectivamente, el que tiene el prejuicio es el adulto, el niño
puede recurrir y es capaz de acercarse a cualquier temática,
incluso aquellas supuestamente enfocadas para adultos: temas como violencia, muerte, intolerancia, discriminación, son temas que viven los niños a diario, los miran en la calle,
en las noticias, en las películas; enserio, no están ajenos a ellos. Entonces, ¿por qué encapsularlos o pensar que no los van a entender? Desde mi punto de vista, creo que la gente piensa que los niños son bobos, que no son
capaces de tener una crítica, y una reflexión alrededor de ello.
La idea era combatir el prejuicio del adulto, porque nosotros los mayores tenemos en nuestra cultura
propia muy incrustada la muerte, pues acaso ¿no tenemos festividades del día de
muertos?, acaso ¿no ponemos ofrendas a los difuntos, para que ellos regresen y
coman allí? Es una paradoja, este doble sentido de nuestras tradiciones. ¿Por qué entonces espantarnos, porque en un cuento aparezca un abuelo muerto hace dos años, como es la historia de este libro, que se olvida de que estaba muerto?
– ¿Cómo eran los libros infantiles cuándo eras niña?, ¿ha cambiado esta literatura?
– Los cuentos infantiles no tenían nada
que ver con los cuentos que hoy en día
existen. Hoy afortunadamente hay muchísimos autores, muchísimas propuestas
arriesgadas, y yo la verdad estoy feliz de que existan editoriales que también
se estén animando a abordarlos, a
publicarlos, para que la gente también se acerque a ellos de
manera más libre, más comunicada, más
informada. En este sentido, por supuesto, hay una transformación enorme
y entre más grupos unidos o lazos se integren en esta labor de llevar un
producto bien hecho en todos los sentidos, desde la ilustración, desde la
edición, desde un texto, mucho mejor será para el lector.
– ¿Esta literatura sirve para que el niño comprenda qué es la diversidad, la violencia, el mundo real?
– También puede servir de prevención al reflexionarlo, y
concientizarlo en compañía de un adulto, en este caso, pueden ser los padres,
los maestros, un amigo. Cuando compartimos una lectura, podemos
también guiar la conversación y compartir puntos de vista y también al punto de
cuidarse, de estar atentos y tampoco verlo con miedo, sino que nada más desde
otra perspectiva, y tomar un lugar diferente frente al mundo que puede ser agresivo o violento.
Los muertos andan en bici es publicado por ediciones El Naranjo.
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