De la población de 12 a 59 años que usa internet, el 16.8% ha vivido alguna situación de acoso cibernético
Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- ¿Cómo se podría definir al ciberacoso? La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia lo define como un acto agresivo e intencionado, llevado a cabo de una manera repetida a través de medios digitales. De acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de la población de 12 a 59 años que usa internet, el 16.8% ha vivido alguna situación de acoso cibernético.
La Red de Defensa de los Derechos Digitales (R3D), es la organización que se encarga de defender los derechos humanos en el entorno digital, esto quiere decir que los derechos humanos como los conocemos en el entorno físico tienen impactos a través del mundo de las tecnologías de la información y del internet.
Teniendo esto en cuenta, Agneris Sampieri, abogada en R3D, explicó que «así como tenemos derechos en el espacio físico, también tenemos derechos en el entorno digital y también existen riesgos, uno de estos riesgos, así como existe el acoso callejero, el acoso en las escuelas, el acoso en nuestros lugares de trabajo, puede darse en los espacios digitales a través de redes sociales, a través de plataformas de comunicación, a través de plataformas de videojuegos, es decir, toda la interacción que podemos tener en el entorno digital puede ser un espacio en el cual se pueden desarrollar este tipo de afectaciones como lo es el acoso.»
Como bien lo explica Agneris Sampieri, existen diferentes formas de acosar, ella explica que lo primero que se debe de tomar en cuenta para detectar si se está sufriendo de acoso es observar la conducta de la otra persona. «Se trata de hacer un análisis, saber si esa conducta nos está incomodando y por qué, ¿qué es lo que está haciendo?, ¿nos está mandando mensajes ofensivos, amenazas o burlas?, o ¿constantemente nos está enviando fotografías no solicitadas?, esto es un ejemplo de lo que les sucede a muchísimas mujeres en las redes sociales en los entornos digitales», explicó Sampieri.
Hasta el año 2018, la actual Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México había cuantificado que el 98% de las mujeres habían sido violentadas en las redes sociales. Asimismo, hay un porcentaje importante de acoso cibernético hacía otros sectores de la población.
Sampieri explicó que «existen grupos que pueden ser considerados como grupos vulnerables que son por cuestiones de edad, sexo, raza, religión, orientación sexual, víctimas o potencialmente víctimas de violencia en las redes y, concretamente, víctimas de acoso. Entonces, muchas personas bajo distintas circunstancias pueden ser víctimas de estos acosos por diferentes motivos.»
Raquel Ramírez Salgado, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, mencionó que en ocasiones el ciberacoso va más allá de los medios digitales, «el ciberacoso también nos puede hablar de un acecho o de una acercamiento a las víctimas en donde el agresor tiene un registro puntual de las actividades de esta persona. En este caso hay un mayor número de víctimas que son mujeres y que incluso han existido casos en donde este ciberacoso ha traspasado el nivel de lo virtual para irse a lo “material”. Un ejemplo son las personas públicas, donde estos acosadores están atentos a la vida de las personas, las siguen cuando dan conferencias, cursos, incluso tienen documentadas las relaciones familiares, las relaciones sociales de las víctimas, podemos decir que, no en todos los casos, pero sí en muchos, el ciberacoso puede tener de antesala el ciberbullying, es decir, hacer visible a una persona y derivar esto como un acecho mucho más específico.»
En México, las redes sociales más utilizadas son Facebook, WhatsApp, Youtube, Instagram y Twitter. En promedio, un usuario mexicano invierte poco más de ocho horas de su día dentro de estas redes. Pero ¿cómo estas redes pueden ayudar en caso de sufrir violencia mediante sus plataformas?
«Las propias plataformas están sacando medidas para controlar lo que se puede estar expresando, o no, dentro de sus propias compañías, lo cual puede ser bueno en el sentido de que, justamente, queremos erradicar temas de violencia muchas veces dirigidos, organizados, a través de redes en bots. Detrás de un bot siempre hay personas que manejan estas redes, y que son ataques dirigidos a mujeres, a niñas, a niños que los ponen en el ojo del huracán y que les pueden ocasionar graves afectaciones a su vida. Tú te puedes acercar a las plataformas y denunciar al respecto, y decir: “oye, se está difundiendo esta imagen que es de contenido íntimo y me está afectando”. Y se puede iniciar un protocolo de acción que vaya acorde de sus propios lineamientos y que muchas veces puede ser más rápido y más efectivo, a esperar a que una fiscalía inicie una investigación», explicó Sampieri.
¿Qué política ha implementado el Estado mexicano para contrarrestar este fenómeno?
«El sistema de justicia en México pocas veces funciona para prestarle atención a las víctimas y ser empáticas con ellas. Nuestras autoridades, nuestros Ministerios Públicos, nuestras Fiscalías, están muy poco capacitadas y muy poco sensibilizadas en temas de género, en temas de violencia y muy pocas veces hacen esta asociación de que así como puedes sufrir amenazas como las conocemos antes de internet, también podemos sufrir amenazas a través de internet; incluso esto genera una falsa apreciación de que con nuevas leyes, con nuevos delitos, se puede tener acceso a la justicia. Pareciera que estamos cayendo en un espiral de violencia. Las tecnologías de la información así como son grandes potenciadoras de derecho, no existe un mecanismo por parte de quienes se encargan de educarnos. Entender que, del otro lado, hay una persona, hay alguien que se puede sentir herida u ofendida por algún comentario en broma o sin importancia», concluyó Sampieri.
Asimismo, Raquel Ramírez agregó que «es un reto muy grande el que tenemos no solo político o jurídico, social y cultural, también para que las personas entendamos por qué estamos hablando de un delito, por qué la importancia de legislar. Por supuesto que no es culpa de las víctimas, jamás, sino de quien decide compartir sin un acuerdo previo, o de la persona que decide hacer un hostigamiento y ofender; aquí entra esta metodología de la que ya hablamos del auto cuidado digital.»