- El libro de Carlos González Muñiz, «Todo era oscuro bajo el cielo iluminado», es una historia de ficción que plantea el quiebre de la civilización en el año 2014
Distrito Federal, 02/07/13, (N22).-
Una novela de literatura fantástica que combina diferentes planos de la realidad y refleja las debilidades de la sociedad mexicana, es como describe Carlos González Muñiz a su libro Todo era oscuro bajo el cielo iluminado, una publicación de editorial La Cifra.
González nos presenta un nuevo mundo donde los lugares oscuros se multiplican en cuanto los celulares, las computadoras y los autos se quedan sin batería. ¿Quién imagina que una red tan compleja e indispensable como la de electricidad puede fallar en cualquier momento?
El escritor mexicano, también autor de La jaula de Mallik (2010), platicó sobre su obra en entrevista para Agencia N22.
¿De dónde nace la idea de escribir una novela post-apocalíptica situada en la Ciudad de México?
De la necesidad de no escribir de la literatura con la que me formé. Durante mi formación me alejé un poco de la literatura mexicana o escrita directamente en español. El desarrollo de lo que escribo tuvo que ver con aceptar que mi vida transcurre en México, cuando entendí esto logré que mis personajes y mis entornos pudieran desarrollarse con más naturalidad sin necesidad de transformarlos en una novela de denuncia, ni de crítica social, aunque la tenga.
¿Qué te llevo a centrarla en el 2014?
Porque es una novela distópica. Una historia de ficción que plantea un momento en el que la civilización se quiebra y regresa un poco a un estado primitivo. Entonces, quise representar una situación así, pero no en un futuro muy lejano, sino ya, ahora.
Porque recorrí algunos posibles problemas para ubicar personajes en situaciones límite, en un momento extremo. La falta de otras cosas de la vida se pueden solucionar, quizá la de alimento no, pero al quedarse sin alimento uno puede comer, como ocurre en la novela, prácticamente lo que sea, somos omnívoros. Me parece que dependemos muchísimo de la electricidad y ya no en un nivel básico sino a un nivel más intelectual.
Muchos de los personajes de la novela son intelectuales, editores, estudiosos de la literatura y esa gente en particular es la que me motivó, porque es la que más depende de la luz. Para ellos, su mayor trabajo es mandar un mail o escribir un texto, esto los vuelve débiles para el trabajo físico, incapaces para la sobrevivencia humana. La oscuridad me permitía demostrar esas cosas, sobre todo por el apagón tecnológico.
¿La historia se enfoca más en un apagón tecnológico?
Sí, es el apagón tecnológico, pero sumado a un lugar como la ciudad, en donde es realmente difícil sobrevivir. Yo me imaginé la ciudad oscura, en tinieblas, aterradora. Porque si ocurre esto en el campo uno puede construirse un refugio, cazar algo, aprender a sembrar algo, ¿aquí en dónde? El apagón tecnológico en un entorno urbano le daba más dramatismo.
El poder también juega un papel importante en la obra…
Creo que él es el que mueve las cosas, las sociedades están cimbradas en él y no creo que puedan ser de otra manera, así han sido siempre. Al poder lo considero como aquello que define la percepción de la realidad, todos estos seres que en determinado momento ostentan el poder, dibujan el paisaje que los demás van a habitar, y es lo que ocurre aquí en términos más fantásticos.
Crítica social escondida en la ficción
En la novela hay una frase que dice: «como cualquier demócrata qué puede esperar, que le solucionen todo». ¿Hay una crítica sólo a la sociedad?
Sí, hay mucha. Yo pensaba en las colonias que no son populares, donde hay una falta de solidaridad muy fuerte y el sentimiento de comunidad es nulo. Esto es un problema mayúsculo, un problema que viene de la forma en la que funciona la política, la gente que tiene más poder, ya sea intelectual o económico o ambos. Entonces situar la novela en ese entorno, en unos pocos, fue sacando la baja política todo el tiempo. Creo que somos una sociedad que no sabe trabajar en conjunto por el bien común, no hemos aprendido eso.
¿Cuáles son los límites y condiciones que propone la novela?
En algún momento cuándo escribí esta novela, fantaseaba un poco con la idea de que la única forma de arreglar los problemas del país, de la ciudad y del mundo es documentar. Yo soy un lector, un seguidor de la Constitución y de la literatura de fantasía, y creo que una de las grandes sensaciones que me da esta literatura es la facilidad de imaginarme que las reglas y las leyes son otras.
La pérdida del confort es lo que hace a la gente protegerlo más. Entonces los límites que me imagino aquí y se rompen son los del confort, qué hacemos si ya no basta con ir al supermercado a comprar la comida, yo no sé cazar, no sé construir, no sé despellejar un pollo. En el libro es una necesidad regresar a lo básico.
La literatura fantástica ahora tiene una percepción mucho más madura y creo que logra transmitir, a veces, con más fuerza la realidad.
Todo era oscuro bajo el cielo iluminado es una novela que narra cómo sobrevivir a un desastre, Carlos González.
La Cifra es una editorial mexicana independiente que inició en 2006. Pretende publicar proyectos de autores mexicanos y latinoamericanos de todos los géneros, en particular de la narrativa.