El ingeniero mexicano diseña y desarrolla robots para los océanos polares que permiten medir el impacto provocado por el ser humano
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Para José Lagunas todas las mañanas son una aventura extrema. Después de realizar ejercicios de estiramiento, un té de jengibre con romero y chile en polvo es su mejor remedio para tolerar los 22 grados bajo cero de un día frío en el Ártico canadiense. Su uniforme laboral requiere varias capas de prendas, ropa interior de cuerpo completo, pantalones de nieve, abrigo para temperaturas bajas, calcetas de lana, botas sumergibles, guantes, pasamontañas, gorro y lentes de Sol. Su vestimenta exterior debe ser impermeable y la interior de fibras que no atrapen la humedad.
Originario del Puerto de Veracruz, es curioso pensar que, después de luchar contra las temperaturas altas de la costa del Golfo de México, ahora se cubra del hielo. Lagunas trabaja desde el 2013 en el laboratorio Takuvik de la Universidad Laval, en Quebec, Canadá. Un centro de exploración formado por el Consejo Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y la Cátedra de Excelencia en la Teledetección de la nueva Frontera Ártica Canadiense (Canadá). Ocupa el puesto de ingeniero en investigación, nivel III y su misión es diseñar y desarrollar robots para océanos polares que permitan estudiar los impactos climáticos provocados por el ser humano.
Participa en numerosas misiones a bordo del rompehielos científico canadiense Amundsen y en expediciones científicas sobre la banquisa (hielo marino). «Durante la última década, la robótica marina se ha posicionado como una tecnología madura en la caracterización de los océanos, de manera específica, los vehículos autónomos submarinos (AUVs por sus siglas en inglés)», asegura el científico mexicano. Son precisamente estas nuevas formas de investigación submarina las que hacen especial su trabajo en el estudio del Ártico.
¿Qué son las plataformas submarinas autónomas y cómo funcionan?
Los estudios oceanográficos en el Ártico son operaciones que requieren una logística precisa, recursos financieros amplios y estables. El buque oceanográfico es un elemento clave para estos estudios. Desde esta plataforma se realiza la ciencia que hace posible aumentar nuestra comprensión de los océanos y de la vida en este planeta. En el océano Ártico (y en la Antártica), el hielo de mar hace imposible la navegación. Sólo los rompehielos pueden abrir su camino en la banquisa. Estos robots se desplazan por cuenta propia en los océanos. Pueden ser controlados desde una embarcación o desde una base terrestre y son capaces de cubrir un volumen oceánico considerable. Su uso requiere menos recursos que un buque oceanográfico y los datos obtenidos son igualmente valiosos, más numerosos y menos costosos. Es una tecnología que complementa el esfuerzo hecho a bordo de las embarcaciones oceanográficas y potencializa el monitoreo global de los mares.
El Ártico es considerado el escenario principal del cambio climático en el norte, porque los efectos son más notorios, rápidos e intensos. Un ejemplo, es la pérdida acelerada del hielo marino durante el verano, lo que modifica la temperatura del agua, las condiciones de luz y la cadena alimenticia.
Trabajar en este sitio requiere conocimiento del tiempo y el espacio. Las operaciones se realizan durante el verano y parte del otoño, porque son las temporadas en las que la temperatura aumenta, el hielo cede, y la luz regresa, esto último es fundamental, si se recuerda que la noche ártica tiene más de 18 horas de oscuridad por día.
Entre los objetivos principales de trabajar con AUVs se encuentran, comprender el impacto de la proliferación del fitoplancton (organismos acuáticos con capacidad fotosintética que viven dispersos en el agua) en la primavera ártica.
¿Por qué enfocarse en las comunidades biológicas que emiten luz y que forman parte de la cadena alimenticia?
En la primavera, cuando la noche ártica llega a su fin, la temperatura aumenta, la nieve se derrite, la banquisa pierde presencia y se forman estanques de agua fresca en su superficie debido al deshielo. Estas condiciones permiten el paso de la luz solar hacia el interior del océano y es entonces cuando el fitoplancton recomienza el proceso de fotosíntesis pausado durante el invierno. La luz y la vida van de la mano. El fitoplancton es primordial en esta región: se encuentra al inicio de la cadena alimenticia y controla el ritmo de los organismos vivos. El esfuerzo de Takuvik se concentra en comprender el impacto de la proliferación del fitoplancton en la primavera ártica, bajo las nuevas condiciones de luz en el océano, derivadas de la disminución en la superficie de la banquisa.
Una proliferación de fitoplancton no es muy diferente a una proliferación de macroalgas, como lo es el sargazo. Los fenómenos que se han observado recientemente en el mar Caribe pueden ser mejor comprendidos y anticipados utilizando una metodología similar.
Lagunas es piloto de dos tipos de AUVs, los flotadores biogeoquímicos de la red Argo y el submarino autónomo Hugin-1000, del cual también es coordinador científico, este último es impulsado por una hélice capaz de descender hasta 3 mil metros bajo el agua. Contrario a los buques de investigación, la tecnología de los robots marinos permite que las operaciones de muestreo no se interrumpan por la presencia de hielo, ni por la noche ártica.
¿Cuáles son los principales cambios que experimenta el Océano Ártico?
La comunidad científica concuerda en los siguientes cambios sistémicos: la pérdida de hielo de mar en verano, cambios en la circulación oceánica, acidificación, pérdida o derretimiento de los glaciares de Groenlandia, he visto los efectos personalmente, y el deshielo de la capa del suelo que permanece congelado.
Dentro de los cambios biológicos se puede esperar lo siguiente: perturbaciones en la cadena trófica, el desplazamiento o disminución de la flora y faunas locales y el reemplazo de especies locales debido a la invasión de especies del sur. El océano Ártico también experimentará cambios sociales, económicos y de seguridad, como el desplazamiento de los habitantes originarios la cultura inuit, el incremento en la densidad demográfica debido al aumento del tráfico marítimo, el aumento en la explotación mineral y de hidrocarburos y, tal vez, hasta le redefinición de las fronteras actuales. Los principales países interesados y cuyas fronteras están o van más allá del círculo ártico son: Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y EEUU; China ha demostrado de manera insistente un interés económico en la región.
¿Qué representa para ti, como mexicano, hacer ciencia en beneficio de la humanidad?
La robótica y los sistemas de comunicaciones en el medio submarino presentan dificultades únicas y a decir verdad me siento muy bien haciendo ciencia en la intemperie. Creo que describir el trabajo que se lleva a cabo durante las misiones oceanográficas en el Ártico es una muy buena idea. La banquisa, la fauna marina, los riesgos, la organización para disminuirlos, lo inesperado —que es tanto—, los inuit que son una cultura valiente, el equipo del cual eres parte, el frío. En el futuro, me gustaría participar en el desarrollo de la robótica submarina de mi país, tal vez, en el Puerto de Veracruz.
Todas las imágenes cortesía de José Lagunas