Escritor, ensayista y crítico literario, Steiner murió en su casa en Cambridge a los 90 años de edad
Ciudad de México (N22/Redacción).- De 1966 a 1997, sus escritos en The New Yorker como crítico, deslumbraron y consternaron a sus lectores. Goerge Steiner, nacido en Francia en 1929, no sólo se desempeñó como crítico loiterario sino también como ensayista y escritor de ficción, además de profesor.
En una entrevista con José Gordón, en 1998, Steiner declaró:
«El mundo es un lugar fascinante y cada lenguaje te da una vida distinta, vida interior. En una caja de seguridad secreta, esto será escandaloso tal vez me censure. Dejé ahí un artículo que no me he atrevido a publicar sobre una cuestión que nunca se ha estudiado hacer el amor en diferentes lenguas. Debido a los rasgos del lenguaje no hacemos el amor de igual forma en francés que en inglés, en alemán, español, italiano, ruso. Los lenguajes tabú son distintos, la cadencia, el ritmo, el paso, son completamente distintos. Es un tema enorme que nadie se ha atrevido a tocar. Pero es un tema muy importante porque el lenguaje parece estar en la frontera entre cuerpo y alma, entre psique y órganos sexuales, entre el sistema nervioso y la conciencia. Allí es donde todos se encuentran. Y si supiéramos más sobre los ritmos internos del lenguaje y la fisiología, tal vez empezaríamos a entender algunos secretos. […] Nabokov escribió mucho sobre esto. Afirma que su Lolita en inglés es casi insignificante. Es muy arrogante, es un gran escritor en inglés, puede serlo. Dice que en ruso tiene un sentido completo. Lo hizo en ruso. Dice que las palabras de amor en ruso son como tener una suave naranja en la lengua y no podemos traducirlas porque, dice, el inglés es una lengua brutal y vulgar. Es exagerado pero la punta es muy inteligente. Hay tanto que no se puede traducir.»
Sobre su trabajo, Enrique Lynch, profesor y ensayista español escribe: «En sus escritos echa mano de una memoria asombrosa combinada con una erudición que se alimenta de casi todas las grandes lenguas europeas y remata en una prosa inconfundible, hecha de una escritura ampulosa y áulica que emplea con eficacia todos los recursos del comparatista y el saber de los humanistas clásicos. Steiner también es singular por su punto de vista, siempre excéntrico, sacando buen partido de la característica extraterritorialidad de los intelectuales judíos europeos. Sus ensayos combinan la pompa académica aderezada con la típica malicia y contundencia crítica, pautas de estilo comunes a casi todos los ensayistas anglosajones; y aunque su pensamiento, como le reprochó alguna vez y con razón Vladímir Nabokov, parece estar siempre “sostenido por sólidas abstracciones y generalizaciones”, sus textos consiguen llevar al lector de la mano por todo el espacio de la cultura europea, la clásica tanto como la moderna, y hacerle participar en una especie de rito iniciático permanente”».
Durante el mes de abril del 2019, la editorial Grano de Sal publicó, en traducción de Rafael Vargas Escalante, Necesidad de música. Aquí una charla con Tomás Granados y Rafael Vargas, que versa sobre el profundo conocimiento musical del escritor, quien no pudo dedicarse a la música por una condición física. ¿Su venganza? Escribir sobre música, entre muchas otras cosas. Necesidad de música no es libro publicado en específico por el autor, sino una compilación seleccionada por Granados y autorizada por el mismo Steiner.
Imagen de portada: Los Angeles Times