¿Sabías que los recuerdos a los que más volvemos y creemos más vívidos son los menos fiables y los que hemos transformado más?
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- ¿Cómo funciona el olvido en nuestro cerebro? Si guardamos un archivo en el ordenador y lo volvemos a abrir, seguro lo encontraremos como lo dejamos la última vez; el cerebro no funciona así, cada vez que abrimos un recuerdo y lo volvemos a guardar, éste se transforma e incorpora información nueva, por ello se guarda con cambios, incluso los archivos que abrimos en nuestro cerebro con más frecuencia son los más cambiados y las memorias que más evocamos en realidad son las menos parecidas a las experiencias originales.
«Hay varias ideas, una es como la más intuitiva, que es la idea de que básicamente las memorias se van esfumando con el tiempo, como que se va desapareciendo el sustrato físico por el desuso de esas memorias. Es medio raro este concepto porque lo que pasa es que la mayor parte de la información se olvida en el primer día, el ochenta, noventa por ciento de la información la perdemos en el primer día, y después ya no se pierde más», explica Pedro Bekinschtein, experto en mecanismos de memoria.
«Hay otras teorías, una, por ejemplo, es la de interferencias, que dice que los aprendizajes nuevos interfieren con lo que ya está guardado y entonces eso hace que vaya desapareciendo la información más vieja para dejar entrar información más nueva, recordemos que todos los recuerdos son susceptibles a ser interferidos por otros aprendizajes.»
Además de estas teorías, se encuentran las de tipo adaptativo, que se refieren a la manera en la que el cerebro va esculpiendo nuestra memoria con base en lo que usamos y ya no usamos; por ejemplo, las contraseñas, si requerimos cambiarlas para nuestro correo electrónico o redes sociales, será difícil al principio ubicar a las nuevas, porque las viejas interferirán con ellas, «pero lo que va pasando es que la contraseña vieja se va olvidando, porque estas dos memorias compiten, yo no puedo tenerlas al mismo tiempo, entonces, cada vez que empezamos a recordar algo y practicamos con más frecuencia un recuerdo, olvidamos otros que compiten o son similares o comparten claves para ser evocados y de esa manera, recordar también es olvidar y vamos modificando nuestra memoria a partir del uso que le vamos dando.»
«El cerebro no guarda todo lo que vivimos, o al menos eso creemos por ahora, entonces de alguna manera está poniendo una jerarquía de qué recordamos y qué vamos a dejar morir y se va a ir en unos cuantos segundos o minutos, y eso tiene que ver con procesos de estabilización de esa información. Los llamamos consolidación, que es la estabilización de esa información en los circuitos neuronales y esa estabilización lleva tiempo y lleva recursos energéticos en el cerebro, entonces si durante ese proceso estamos incorporando información nueva, esa información nueva va a competir por los recursos para almacenar información y el cerebro va a tener que, de alguna manera, establecer una jerarquía de qué vamos a recordar y de qué no.»
Una de las claves para que el cerebro jerarquice esa información es el contenido emocional, los recuerdos con carga emocional más fuerte suelen ser guardados con más firmeza. Lo novedoso también juega un papel importante: cuanto más novedoso sea el recuerdo mejor va a ser el proceso de almacenamiento y su estabilización.
«Lo que se descubrió hace poco es que hay neuronas que uno puede etiquetarlas de alguna manera; cuando se requiere información y que uno las puede activar artificialmente más tarde en ausencia de claves de evocación, simplemente con prender una luz, y el recuerdo se activa, o sea que con activar unas pocas células, que llamamos células en grama, es suficiente para activar un recuerdo entero y de hecho, en situaciones de amnesia, a veces activar esas memorias hace que se recupere esa memoria. Para mí ese es como uno de los descubrimientos más importante de los últimos años.»