En San Ildefonso esta reflexión sobre la ausencia de quienes no logran cruzar la frontera, aquellos que se quedan en medio del viaje
Ciudad de México (N22/Alberto Aranda).- Ya con una carrera consolidada y después de permanecer en Europa, Alejandro Santiago regresó a Teococuilco de Marco Pérez, comunidad zapoteca en Oaxaca. Descubrió que la gran mayoría de sus vecinos, amigos y familiares se habían ido a los Estados Unidos. Esto lo afectó tanto que dejó su visa y pasaporte, y emprendió el viaje a la frontera norte. En un primer intento lo deportaron, pero en el segundo logró pasar y vivir el drama de miles de migrantes. Esta experiencia lo motivó a contratar a las personas de su tierra y realizar 2501 esculturas.
Lució Santiago López, curador e hijo de Alejandro Santiago
«El día de su muerte me habló el New York Times, el Los Angeles Times, un diario de Japón. Creo que los migrantes le dieron esta visa permanente para que se conociera su trabajo, su trabajo sin fronteras.»
En la barda entre Estados Unidos y México le dijeron a Alejandro Santiago que había 2 mil 500 cruces que representaban a los migrantes muertos. Él decidió hacer el mismo número de esculturas más una, ya que siempre habría una persona más que intentaría cruzar la frontera. Cada pieza es única y fueron elaboradas con la ayuda de cuarenta personas de su comunidad en Oaxaca.
«Se hacen unos churros, se empieza a modelar el cuerpo, las piezas están vacías, construyen el cuerpo y mi papá incidía con color, con el machete y ponía los rostros y ponía las tapas y siempre le daba el carácter a cada pieza.»
En el 2007, Alejandro Santiago presentó la totalidad de las esculturas en Monterrey. Desde esta fecha están en diferentes lugares, incluso en la ciudad de Los Ángeles.. El artista falleció en el año 2013 a la edad de 49 años. La muestra ha logrado mover las conciencias sobre el fenómeno de la migración, pero también ha generado un cambio en la vida de algunas familias.
«Hay cinco chicos de los que trabajaron en el proyecto que se dedican, uno es impresor, grabador; dos de ellos son grabadores. Uno de ellos pinta, Honorio es ceramista, Ezequiel es pintor. Creo que el proyecto funcionó para provocar.
«Lo que he notado es que los chicos se interesan por crear. Despertó el interés por conocer en ellos. Ellos no se fueron y el resto decidió quedarse y empezar a trabajar el campo. Hubo un par de chicos que intentaron cruzar, pero hicieron un colchón de dinero y regresaron, y pusieron una empresa de transportes aquí en Oaxaca.
2501 Migrantes se presenta en el Colegio de San Ildefonso y forma parte de las celebración de los 30 años del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM. Permanecerá hasta el 8 de marzo del 2020.
Imagen: Dónde ir