La batalla contra la epidemia no solo se libra en el campo médico y científico, sino en el político y cultural
Ciudad de México (N22/ Víctor Gaspar). – El brote de ébola surgido entre 2014 y 2016 en África, y que se extendió a varios países europeos e incluso a los Estados Unidos, es considerado el de mayor importancia. Un nuevo brote de ébola fue detectado el primero de agosto de 2018 al este de la República Democrática del Congo (RDC). Se trata del décimo brote que azota a esa nación desde 1976. Este brote, por sus características, es ya considerado el más grave en su historia.
Luis Encinas, especialista en la lucha contra el ébola y parte de Médicos sin Fronteras, estima que para inicios de abril de 2019 se han detectado y confirmado mil casos y hay 600 muertos. El Ministerio de Salud del país africano reveló que la cifra de muertos se elevó a 914 y son mil 417 casos reportados desde julio pasado.
«Después del gran brote de 2016 hubo mucha investigación, nuevos fármacos, la vacuna ha podido ser identificada y puesta en marcha. Esto ha sido un cambio en el manejo y control en la provincia del Ecuador. Aquí llevamos más de siete meses en plena epidemia con una situación muy preocupante por varias razones, además de que surgen casos nuevos que no tienen ningún vínculo con unos casos detectados y esto es preocupante porque no hay una visión completa de los nuevos focos.»
La vacuna protege contra una cepa en particular del ébola, es la misma cepa que estamos viendo en el Congo, de acuerdo con Encinas, quien agregó que se encuentran todavía en un ensayo clínico.«La vacuna no está comercializada, no tiene una patente, no se puede vender. Hay que tener también un visto bueno del comité ético del país para poner a disposición este fármaco de protección y no hay una producción suficiente para proteger a mucha gente, lo cual quiere decir que hay que discriminar y focalizarse en dos públicos.»
«Hemos visto que la eficiencia de esta vacuna es casi avecinándose al 100%. El segundo gran avance son los fármacos. Tenemos ahora cinco fármacos disponibles, también en ensayo clínico, pero que podemos disponer en el terreno que cada paciente que tiene un examen ébola positivo. Según diferentes criterios les podemos ofrecer uno o varios fármacos para ayudar al cuerpo a luchar y a sobrevivir contra esa enfermedad. No hay que olvidar que por ahora todavía tenemos unas cifras bastante preocupantes de nivel de letalidad.»
La batalla contra la epidemia no solo se libra en el campo médico y científico, sino en el político y cultural. Sumida en un conflicto armado, la República Democrática del Congo dificulta el acceso de la acción sanitaria que realizan los equipos nacionales e internacionales. Aunado a ello están prácticas culturales que exponen a la población.
«No hay acceso a la vacuna en el 100% de la comunidad. Sabemos que en estas regiones la parte cultural es tan importante por el vínculo con la muerte, con la sangre, es algo muy importante en los hábitos y las creencias y esto es fundamental, que ellos hagan parte fundamental de la decisión estratégica de cambios de comportamiento, porque al fin y al cabo el ébola toca algo muy profundo que es cambiar hábitos.»
Equipos como Médicos sin Fronteras enfrentan esta situación que, en algunos casos, los obliga a abandonar las zonas donde trabajan por el riesgo que implica la exposición en ese ambiente.