La mujer y su imagen, desde adentro, es lo que nos muestra Los adioses, el segundo largometraje de la cineasta Natalia Beristáin basado en la vida de la escritora mexicana
Ciudad de México (N22/Ana León).- Mujeres intelectuales como lagartos o reptiles, “monstruos en su laberinto”, es una de las imágenes literarias creada por la escritora mexicana Rosario Castellanos en Sobre cultura femenina para bosquejar a las mujeres intelectuales o, mejor dicho, la imagen que los hombres habían creado de estos “raros ejemplares de zoológico”. ¿Existe una cultura femenina?, se preguntó la escritora en este ensayo de sus años de juventud. Y aunque después abandonaría la filosofía que insufló aquellas reflexiones que compusieron este texto, su tesis de maestría, y abrazaría el existencialismo de Simone de Beauvoir, Sobre cultura femenina marcó mucho de lo que fue su obra.
¿Quién fue Rosario Castellanos? Coincido con lo dicho por la cineasta Natalia Beristáin en una entrevista: leí Balún Canán mal y de malas en mis años preparatorianos. ¿Por qué no introducirnos al culto a Castellanos por Mujer que sabe latín…, por ejemplo; o por Rito de iniciación; o por su novela póstuma Declaración de fe; o por sus poemas? Llegar a ella me tomó tiempo, pero soy de aquellas ingenuas que creen que así como hay libros que uno encuentra, hay otros, con todo y sus autores, que nos encuentran y que esos tiempos son inalterables.
En su segundo largometraje, Los adioses, Beristáin nos inicia en el culto a su Rosario Castellanos justo por las dos vías antes mencionadas: los años de juventud, de la Facultad de Filosofía y Letras, de su estadía en España, de las ideas marcadas y vaciadas en Sobre cultura femenina, al tiempo que nos lleva por aquellos años de madurez, de “La mujer y su imagen”, del existencialismo de Beauvoir. Años permeados por la ideas como que “el hombre convierte a lo femenino en un receptáculo de estados de ánimo contradictorios y los coloca en un más allá en el que se nos muestra una figura, si bien variable en sus formas, monótona en su significado.”
Lejos de la monotonía y bien cargada de significado, están la mujer y la escritora y, al mismo tiempo, la lucha por mantener unidas a ambas. Cuadro que nos presenta Beristáin en esta cinta que se encuentra en su primera semana de estreno en salas de cine del país. Las idas y venidas en el tiempo nos permiten ir añadiendo capas a la lectura de esta mujer que se introdujo en un mundo cerrado para su sexo: la cultura. Si bien la cinta está copada de la Rosario escritora, está también la figura íntima de la Rosario vulnerable ante Ricardo Guerra, el amor de su vida y su esposo por trece años. Hablar de la vida en pareja era uno de los intereses de la directora al abordar esta relación agridulce y de una rivalidad intelectual feroz por parte de él, sobre la cual, también, se asienta la historia.
Ser mujer y ser mexicana fue uno de los temas seminales en la obra de Rosario Castellanos. Y fueron justo los roles asignados para las mujeres en el México de mediados del siglo XX, con los que se estrelló continuamente. Muchos de ellos no han perdido vigencia. “El mundo que para mí está cerrado tiene un nombre: se llama cultura. Sus habitantes son todos ellos del sexo masculino.” Esta lucha, la de introducirse en un mundo cerrado, es en la que nos sumerge el largometraje de Beristáin, íntimo en sus escenarios y en el rostro que nos muestra de la escritora. “¿Hay un modo de pensar específico de nosotras? Si es así, ¿cuál es?”. Aquí, desde la mirada de Natalia Beristáin, María Renée Prudencio, Javier Peñalosa, Dariela Ludlow, Karina Gidi, Tessa Ia, Daniel Giménez Cacho y Pedro de Tavira, se ensaya una respuesta.