“Intervenir lo que te ha dejado la basura consumista para convertirlo en un instrumento musical” dice Estuardo Rendón, uno de los fundadores del Colectivo Chipotle dedicado al género chiptune
Imagen tomada de Colectivo Chipotle Facebook
Ciudad de México (N22/Fernando Salinas).- Colectivo Chipotle es un grupo de creativos audiovisuales que han traído a México el movimiento chiptune, mismo que aprovecha las bondades de los chips de audio incluidos en computadoras y consolas de videojuegos surgidas en los ochentas. Esta música construida a partir de sonidos que bien se podría calificar como chirriantes y robóticos, amplía el abanico sonoro para la creación de melodías originales, que pueden ser acompañadas de sintetizadores, instrumentos y voces. Platicamos con sus integrantes con la intención de entender más a fondo esta alternativa electrónica que parte del retrogaming pero que es más cercano a la programación y a la música.
Como punto de partida hablamos sobre el origen del movimiento, el músico Óscar Gutiérrez mejor conocido como “Piñata Party” comentó:
“La música chiptune se origina en un medio de hackers. Más que nada son ingenieros en informática, gente que programa, gente que está tratando de explotar las capacidades técnicas de los chips de las computadoras viejas. Gente que sabe cómo hacer un programa que pueda producir los sonidos usando las capacidades de los chips. No son ni músicos ni jugadores, más bien son gente que se dedica a hacer programas. Es esta escena, un poco ilegal, la que genera toda una corriente desde los noventas y los ochentas. Es música que no tiene ningún fin comercial pero que sí aparece dentro de los hacks o programas que uno comúnmente instala en su computadora.”
“Usualmente lo más popular, y seguramente mucha gente los recordará, el Nintendo Game Boy, el Nintendo, el Atari, Commodore 64, todas estas consolas de los ochentas que realmente sintetizan sonido y nos permiten a través del hacking crear música original que suena como música de videojuegos pero es, yo creo, su propio medio de expresión, único dentro de la música electrónica. Agregó Chema Padilla alias “Chema64”, fundador de la disquera 56KBPS
“Es cultura por Internet. Al principio, fueron ciertos puntos del planeta donde la tecnología lo permite, donde hay grupos de programadores o tecnología que se está desarrollando como en Estados Unidos o en el norte de Europa, entonces, este tipo de sectores tiene la capacidad de producir este tipo de avances tecnológicos o de piezas artísticas. Pero hoy en día cualquier persona con una computadora y acceso a internet puede instalar un emulador y hacer chiptunes“, concluyó Óscar Gutiérrez.
Internet fue la puerta de entrada al chiptune para muchos músicos en el mundo, pero en México, Colectivo Chipotle y la disquera 56KBPS jugaron un papel importante para la difusión y el apoyo del movimiento en sus inicios y hasta la fecha continúa con esa labor.
“A México llegó a través de Colectivo Chipotle”, dice Chema Padilla, “yo inicié la disquera 56KBPS en 2009 tratando de promover artistas latinos, vi que había un espacio, un vacío de plataformas para los artistas latinos, entonces me dediqué a armarlo con base al Internet.Otros colaboradores del colectivo se acercaron a mí y empezamos a hacer eventos en vivo. Yo creo que ese fue el momento en el que comenzó a haber chiptune en México, desde que empieza a escucharse en recintos y en la calle, más que una cultura online que era como la que teníamos anteriormente. 56KBPS Record cumple dentro de poco los primeros diez años, tenemos cerca de setenta álbumes de artistas de Latinoamérica, la mayoría de México, pero también tenemos gente de Japón y de Europa, definitivamente el objetivo de la disquera es promover artistas latinos y que hacen música en esta parte del mundo.”
Estuardo Rendón, cofundador de Colectivo Chipotle, menciona el inicio del proyecto sonoro al festival Una lengua: 8 bits. Encuentro musical que tuvo gran respuesta y demostró el interés de México por el chiptune. “En 2012, con mi novia Tamara Almazán, hicimos un evento que se llamó “Una lengua: 8 bits”, nos parecía que estaba vacante esta escena de música chiptune en vivo, no sabíamos de un evento de tales magnitudes ocurrido. Nos acercamos a Chema que ya tenía la disquera y él nos presentó a muchos artistas que vivían todavía en la esfera de Internet, no habían salido a la calle y a partir de la explosión que tuvo lugar con este evento nos dimos cuenta de que esta escena era bastante viable y que teníamos que seguir trabajando hasta presentar el trabajo de estos artistas en vivo.”
“Lo genial de Colectivo Chipotle es que no es algo centralizado en las ciudades grandes del país. Tenemos gente del norte, de Rosarito, de Tijuana, de Chiapas, de Tampico, de Mérida, alrededor de 25 o 26 personas en todo el país y de diferentes generaciones. Hay chavos de 18 años hasta gente de 30 y tantos. Lo que hacemos en Chipotle es difusión, la preservación de la música y mejorar las condiciones de los artistas que tocan. Yo creo que una parte muy importante del colectivo es la difusión hacia las personas que quieran aprender por eso hacemos una temporada de talleres, que la mayoría son gratuitos; para que empiecen a crear música. Creo que esa es la parte que rompe un poco con el consumismo o la creencia de que hay necesidad de comprar un equipo super costoso para hacer música, solo se necesita ingenio para poder crear arte a partir de cosas que la sociedad o el mercado considera basura.”
Además de la música, los visuales que acompañan las tocadas también son importantes y una parte fundamental de la escena chiptune, como dice Estuardo. “Los clásicos visuales de una tocada de chiptune son generados por algunas de estas consolas modificadas mientras se glitchea el juego, esa es una manera de hacer visuales, pero también, se está recuperando la cultura de Internet, ponemos mims, ponemos gifs. Lo interesante de los visuales es que son un acompañamiento de la estética del 8-bit, tiene que ver mucho con el error, con las imágenes digitales alteradas.”
El movimiento maker y el DIY (házlo tú mismo) va de la mano con la escena independiente, es decir, a partir del reciclaje y la modificación, los artistas ponen su sello a sus creaciones sin afectar la función principal de la consola: correr software para jugar.
“Hoy vivimos en una época donde ya no existen aparatos dedicados a una sola cosa, antes existían aparatos dedicados específicamente a la música o específicamente a los videojuegos, hoy en un celular tienes todo eso. Lo padre de estos aparatos es que fueron creados como un producto, pero fueron hechos de una manera tan avanzada que después de treinta y tantos años siguen funcionando. Tú puedes cómodamente seguir jugando en tu NES, juegos retro que aún tienen muchos seguidores hoy en día, pero, lo interesante es que puedes hackearlos y modificarlos. Por ejemplo, al Game Boy se le pueden agregar entradas para tener un sonido más profesional y un backlight, ya que normalmente la consola necesitaba luz externa para poder ver la pantalla. Lo interesante es esta parte artesanal de poder intervenir lo que te ha dejado la basura consumista para convertirlo en un instrumento musical, creo que eso es lo chido y lo que rompe también del chiptune frente a otros enfoques de la música”, enfatiza Rendón.
Chema64 asegura que la escena del chiptune puede separarse del ambiente gamer y “ser una expresión liberada de las grandes empresas de videojuegos que uno conoce, hacer algo propio y algo nacional.”
“No es nada más una cuestión de frikis de los videojuegos, es una posibilidad de crear arte y crear música que no tiene nada que ver con el videojuego pero que se aprovecha de lo que la tecnología dio a los videojuegos clásicos”, finalizó Estuardo Rendón.
La música de Colectivo Chipotle y otros artistas, se puede escuchar y adquirir a través de sus redes sociales y página web.