¿Qué hace que algunas personas puedan rendir bien con tan pocas horas de sueño?

Redacción/CDMX

Los durmientes cortos naturales son personas que, gracias a mutaciones genéticas en genes como DEC2 y ADRB1, necesitan solo 4-6 horas de sueño sin sufrir efectos negativos.

Estos individuos destacan por su energía, optimismo y resistencia al estrés, siendo inmunes a los problemas asociados con la privación del sueño.

Estudios en ratones han confirmado que estas mutaciones permiten un sueño más eficiente.

Este hallazgo desafía el modelo tradicional del sueño y sugiere que la calidad podría ser más importante que la cantidad.

Comprender este fenómeno podría revolucionar nuestra forma de abordar el sueño y mejorar la salud general.

Según Phyllis Zee, directora del Centro de Medicina Circadiana de la Universidad de Northwestern, la clave de los durmientes cortos podría estar en la eficiencia de sus cerebros durante el sueño, lo que les permite realizar procesos reparadores en menos tiempo.

Investigaciones de Ying-Hui Fu y Louis Ptáček neurólogos de la Universidad de California sugieren que estas personas eliminan más eficazmente toxinas cerebrales asociadas con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

En ratones con genes de sueño corto, se observó una menor acumulación de proteínas anormales vinculadas a la demencia, lo que indica un posible efecto protector.

Fu considera que esta eficiencia podría beneficiar también otras enfermedades relacionadas con la privación del sueño, como las cardíacas o la diabetes.

Aún no se comprende del todo cómo las mutaciones genéticas en los durmientes cortos hacen que su sueño sea más eficiente ni cómo los protegen de los efectos nocivos de la falta de sueño.

Fu y Ptáček han estudiado sus ondas cerebrales, pero su trabajo fue interrumpido por la pandemia. También investigan a los durmientes largos, quienes enfrentan problemas sociales y de salud debido a horarios poco adaptados a sus necesidades, lo que puede derivar en privación de sueño y enfermedades como la depresión.

Aunque el sueño tiene una base genética, también es influido por el entorno. Intervenciones como la estimulación acústica, desarrollada en el laboratorio de Zee, han demostrado mejorar la calidad del sueño profundo, lo que podría optimizar la memoria sin necesidad de extender la duración del descanso.

Los científicos insisten en que no hay una regla universal sobre cuánto debe dormir cada persona, ya que las necesidades de sueño son genéticamente variables y personalizadas.

(Con información de The Smithsonian)