Redacción/CDMX
Por mucho tiempo se ha atribuido a los genes la responsabilidad sobre el comportamiento humano.
Sin embargo, el profesor de psiquiatría en la Universidad de Yale, Samuel T. Wilkinson, dice que, si bien los genes influyen en nuestro comportamiento, no determinan el tipo de persona que somos o seremos.
Es decir, a pesar de que se habla de los famosos “gen de la infidelidad”, “gen guerrero” y el “gen del egoísmo”, la realidad es que no existen esta clase de genes con los que se busca definir el comportamiento de las personas.
Lo que define nuestro comportamiento es el contexto en el que nos desarrollamos. Y es esto, lo que a su vez, influye sobre la forma en la que los genes codifican las proteínas, que son las que mantienen nuestro cuerpo funcionando de forma efectiva.
Por ejemplo, hay varios tipos de proteínas navegando por el cuerpo. Están los anticuerpos que se encargan de combatir las infecciones; las hormonas, que se encargan de transmitir mensajes a través de la sangre; y la titina, que ayuda a mantener la fuerza y elasticidad de los músculos.
En pocas palabras, el trabajo de los genes consiste en almacenar la información necesaria para producir las proteínas que contribuyan al buen funcionamiento del cuerpo y no en comprender las raíces genéticas de la personalidad.
(Con información de Big Think)