Redacción/CDMX.
Anja Røyne, profesora del Departamento de Física de la Universidad de Oslo, comenta que podemos oler cosas antes, durante y después de la lluvia.
“Antes de que llueva, los humanos podemos sentir el olor del ozono”, explica.
Cuando escuchamos ozono podemos pensar en la capa que está muy por encima de la Tierra, pero también hay ozono en el aire en el que vivimos.
“Los relámpagos son tan poderosos que los átomos en el aire se rompen y se arremolinan y cuando chocan se puede formar ozono. Eso es lo que podemos oler”, dice la investigadora.
El olor después de la lluvia proviene de las bacterias en el suelo, este olor se llama geosmina.
La geosmina ayuda a la bacteria a atraer a otros animales como los colémbolos, que son pequeñas criaturas que se arrastran por el suelo.
La investigadora ha comprobado cómo se propaga el olor. “El aire con geosmina queda atrapado debajo de la gota de lluvia cuando cae”, argumenta.
A medida que la gota continúa hacia el suelo, la burbuja de aire se eleva a la parte superior de la gota, y se produce una miniexplosión.
“La geosmina del suelo se une a estas gotitas diminutas en el aire, y nos entran por la nariz cuando respiramos”, finalizó.
(Con información de scincenorway.no)