Los planteamientos de Paz rompían los esquemas de la política inmediata: Gabriel Zaid

Redacción/CDMX

A 25 años de su fallecimiento, el Colegio de México recordó al poeta Octavio Paz con un conversatorio titulado: “El futuro de Octavio Paz”.

En él, Gabriel Zaid, se refirió a la obra del Nobel de Literatura 1990 como fundadora, transparente, en libertad, con invención y con frescura “tuvo siempre el sentido de la polis, se sentía responsable no solo de su casa sino de esa casa común que es la calle y la plaza pública, le parecía inconcebible no intervenir cuando sentía que el país o el mundo iban mal o desaprovechaban oportunidades de mejorar”, indicó.

Los planteamientos de Paz rompían los esquemas de la política inmediata y remontaban las cuestiones a niveles desacostumbrados, añadió.

“Tenía confianza en que lo mejor de todas las culturas está vivo y puede seguir produciendo milagros, mostró que era posible pasar de un nacionalismo puramente defensivo a un desarrollo de las propias raíces de la cultura universal. El mundo lo recordará como un poeta innovador de gran fuerza visual y reflexiva, como un explorador del alma y las raíces mexicanas”, destacó.

En su participación el sociólogo Roger Bartra señaló que Paz trató de escapar de la mexicanología, aunque él mismo tendió las trampas que lo dejaron atrapado en esa búsqueda “inútil pero interesante” de la psique.

“Con la publicación de “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz fue víctima de un efecto perverso: quedó atrapado en lo que yo llamo la jaula de la identidad del mexicano, nada más lejos de las intenciones de Paz”, dijo.

Desde el comienzo, Paz anunció su creencia en la existencia de lo otro, agregó Bartra, “Esa es la otredad que en su libro se propuso buscar: el otro México oculto. Paz no se propuso definir la identidad nacional ni quiso hacer una filosofía de lo mexicano. Sin embargo, su libro acabó formando parte del canon del carácter del mexicano junto con Samuel Ramos, quien inició la consagración del mito de lo mexicano con su famoso libro El perfil del hombre y la cultura en México”, señaló.

No obstante, el sociólogo recordó que Paz afirmó que quiso hacer una crítica moral e histórica, quiso hacer una crítica de las costumbres, “dijo claramente: yo no quise hacer ni ontología ni filosofía del mexicano, mi libro es un libro de crítica social, política y psicológica; es un libro dentro de la tradición francesa del moralismo. Estaba convencido de que había un México enterrado pero vivo e intentó una descripción de ese mundo sepultado dentro de los mexicanos”, narró.

También, Guillermo Sheridan recordó que el autor de “El ogro filantrópico” consideraba elemental y valiosa la amistad, más que el amor.

Comentó que para Paz un amigo era la alegría, la lealtad, la rectitud, la claridad en el juicio, la benevolencia, la sonrisa, alguien que sabe decirle sí a la vida en los peores momentos.

Sheridan narró cómo Paz le respondía sus cartas cuando él era un joven de 24 años y el poeta un autor de 50 años, “su vocación de conversación lo hacía tomar en serio a un aprendiz algo impertinente, él consideraba la amistad como responsabilidad intelectual. Tenía una curiosidad y paciencia con los jóvenes, disfrutaba que le discutiéramos”.

También recordó que su muletilla al exponer sus ideas era “¿no le parece?”, frase que Sheridan definió como una “solicitud de autonomía intelectual”.

(Con información de Crónica)