¿Funcionan los “sueros de la verdad”?

Redacción/CDMX

Desde la época del Imperio Romano se han conocido las propiedades de los “sueros de la verdad”.

Estas pociones son drogas que alteran la mente y que se supone hacen que una persona se incapaz de mentir.

Sin embargo, ninguna droga es lo suficientemente poderosa como para apoderarse de la mente con tanta fuerza como para conseguir ese propósito.

Algunas de estas sustancias como el tiopental sódico, disminuyen la velocidad a la que el cuerpo envía mensajes desde la medula espinal al cerebro.

Debido a ello, es más complicado realizar tareas de alto funcionamiento, como concentrarse en una sola actividad, como caminar en línea recta o  acostarse.

Es precisamente esa concentración la que se necesita para inventar una mentira, y es la que el suero elimina.

Así que mentir se vuelve más difícil pero no imposible.

Es un efecto similar a cuando alguien comienza a quedarse dormido y alcanza un estado crepuscular en el que se está entre la conciencia y el sueño, donde a menos que se sea un mentiroso compulsivo, mentir será muy complejo.

No obstante, no hay forma de saber si alguien realmente está diciendo la verdad, pues informes científicos sugieren que se es más propenso a decir la verdad bajo los efectos de los sueros de la verdad pero pueden hacer que una persona diga algo para complacer a otra persona, incluso si no es cierto.

Muchas de las drogas que la CIA, y los interrogadores nazis usaron el siglo pasado, todavía existen hoy, pero sus ingredientes tienen otros usos como medicamentos que previenen mareos por movimiento e incluso en inyecciones letales.

El pentotal sódico es un tipo de barbitúrico, que es una serie de fármacos depresores del sistema nervioso central.

Una sobredosis de estos puede ser letal, como ocurrió con celebridades como Marlyn Monroe, Judy Garland y Jimi Hendrix.

La escopolamina fue promovida por primera vez a principios del siglo XX y la primera droga en ser llamada “suero de la verdad”. Era común que los sujetos no recordaran lo que supuestamente habían confesado.

El amytal sódico es un barbitúrico que fue usado en la Segunda Guerra Mundial para calmar la ansiedad de la neurosis de guerra en soldados, pero solía provocar recuerdos falsos.

También se utilizó el alcohol etílico, pues desde hace 2 mil años, los humanos saben de la capacidad del alcohol para «aflojar la lengua», pero también, en ese estado, muchos solían inventar “pequeñas” mentiras.

Uno de los mayores problemas con el uso de los sueros es el sentimiento cálido y amistoso que le da al sujeto hacia el interrogador, combinado con un estado de desorientación severa lo cual puede llevar el interrogado a decirle lo que quiere escuchar el interrogador, y puede ser cierto o no.

La evidencia muestra que las declaraciones reveladas bajo la influencia de cualquier suero tienen la posibilidad de ser más complacientes o completamente más falsas que verdaderas.

(Con información de Science Alert)