Redacción/CDMX
Como muchos ya imaginamos, la caza de animales está alterando el orden biológico, ya que provocan una presión en el cual los animales con mayores cornamentas o enormes caninos tienen más posibilidades de morir a manos de los humanos antes de pasar sus genes a la siguiente generación.
Durante la época colonial, los occidentales viajaban por la caza de los animales más imponentes, elefantes, rinocerontes y cabras. Cuanto más grandes fueran sus colmillos o cuernos, más apreciada la pieza.
Los cazadores al estar junto a su presa, querían ser fotografiados para demostrar su logro y utilizando ese material, un grupo de investigadores han comprobado que el cuerno de los rinocerontes no ha dejado de encogerse desde finales del siglo XIX.
Los fotografiados en los años noventa del siglo pasado, tienen un colmillo más pequeño que los cazados 100 años antes.
El investigador Oscar Wilson comenta que un cambio en el tamaño de los cuernos tiene consecuencias, como su forma de proteger su territorio, la atracción a una pareja, entre otros.
El trabajo de Wilson, basado en fotografías, no permitía calcular el porcentaje exacto de reducción del tamaño de las defensas de los rinocerontes. Pero si hay datos concretos de los elefantes.
A finales del 2021, la revista Sicence publicaba uno de los trabajos mas ambiciosos sobre un fenómeno, observado por los ecólogos.
El estudio de Science se apoya en casi 50 años de observaciones de una población de elefantes que han sufrido por la caza hacia sus colmillos.
El investigador de Princeton, Brian Arnold dijo en una nota que los colmillos son órganos muy útiles para los elefantes por la función de defensa y alimentación, de hecho, los elefantes sin sus caninos tienen una dieta diferente y una desventaja junto a los que todavía portan sus ejemplares.
No se sabe cuan generalizado está el fenómeno observado en el Gorongosa, sin embargo, en parques situados más al norte, como los de Kenia, no han detectado cambios en la proporción de crías sin colmillos, según destaca George Wittemyer, investigador de la Universidad Estatal de Colorado.
También menciona que los elefantes sobrevivirán sin los colmillos. Pero esto podría trastocar las interacciones de conducta y ecológicas.
En el hemisferio norte, el encogimiento se ha cebado con las cabras. Uno de los primeros en observarlo fue el ecólogo de la Universidad de Alberta, David Coltman.
En 2003 publicó en un trabajo donde expone que el muflón de la montañas (bóvido) con imponentes cuernos disminuyeron un 30% del año 1973 al 1996 por la caza, sin embargo, se prohibió dicha actividad y pocos carneros sobrevivieron con su tamaño natural.
De hecho, varios trabajos han demostrado que el tamaño de la cornamenta esta relacionada con una mayor calidad del esperma y en generar una mejor condición física heredable.
Por otro lado, las hembras estarían relacionadas con un mayor éxito reproductivo por la magnitud de sus cuernos, por lo que la caza podría tener efectos indirectos adicionales en ella.
El más reciente trabajo de David Colman con datos de los últimos 20 años, muestra que dejaron de disminuir los cuernos de los muflones y estaría mostrando algunos signos de recuperación. Sin embargo, en 2020 un tercio de los elefantes de Gorongosa siguen naciendo sin colmillos.
(Con información de El País)