Veracruz “tierra fértil” para ritmos caribeños, Bernardo García

Redacción/CDMX

Salsa y son montuno han encontrado en Veracruz tierra fértil para su expresión.

Entre las razones para que el estado haya trascendido en la historia musical, de acuerdo a Bernardo García Díaz, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana (UV) es porque la entidad está en la región caribeña y por su estrecha relación con Cuba.

Está interacción con la isla data de la época colonial y postcolonial con el intercambio de navíos, incluso hasta los prisioneros de La Habana llegaban a trabajar a San Juan De Ulúa.

“El danzón nació en Matanzas en 1879, y no pasó ni un año” para que se estuviera tocando en Veracruz, argumenta.

También, cinco décadas más tarde llegó el son montuno a finales de los años 20, del siglo pasado.

Sin contar con la conga, la guaracha y la rumba que hicieron que Veracruz “se volviera la patria de la música cubana”.

Lo anterior dio origen a una serie de conjuntos musicales y sonoras.

Explicó que con su música popular, como el son jarocho y huasteco, ahí se dieron a conocer figuras como Memo Salamanca, Toña la Negra o Agustín Lara, quien influyó en cómo se tocó la música cubana en la propia isla.

Afirmó que ese contexto dejó un terreno fértil para que la salsa se expandiera en el territorio, al grado en que la Universidad creó la Orquesta de Salsa, que ronda 45 años de su fundación.

“La salsa no es un género sino una fusión de ritmos caribeños que se originó en la parte más norteña del Caribe”, que se incrustó en Nueva York.

García Díaz, director fundador del Museo de Historia de Ciudad Mendoza, consideró falsa la discusión en torno a si los padres de la salsa son los cubanos o los puertorriqueños.

Estima que el son cubano está detrás de la salsa, pero sin la presencia de la plena puertorriqueña no hubiera nacido.

Señala que, aunque Nueva York fue el epicentro de la salsa, pronto conquistó espacios en Colombia, Venezuela, Puerto Rico y México, en especial Veracruz y sobre todo Xalapa.

Además, destaca el carácter político de la salsa que mostraba una crítica al racismo y la desigualdad pero que también mostraba que en el mundo ”había un poco de remedio”.

(Con información de La Jornada)