La desigualdad deja una marca genética

Redacción/CDMX

Uno de los principales expertos del mundo en ADN antiguo es Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva asegura que “descendemos de quienes practicaron la desigualdad”.

Acaba de publicar un ensayo, “Desigualdad. Una historia genética”.

Sus trabajos han logrado recuperar genomas de neandertales.

Pero últimamente se ha enfocado en la migración y encuentros entre las distintas poblaciones asentadas en la misma tierra, probablemente con organizaciones sociales dispares y lenguajes mutuamente ininteligibles, que posibilitaron la aparición de diferentes fuentes de desigualdad.

“Hay episodios de desigualdad donde intervienen sociedades avanzadas respecto a las tradicionales, hombres sobre mujeres o grupos con innovaciones tecnológicas como la domesticación del caballo sobre las que no”, explica Lalueza-Fox.

El autor detalla que el vínculo entre desigualdad y agresividad es tenue, pero no improbable, pues en el Pleistoceno medio ya hay evidencias de agresión, y creo que es posible que este fuera uno de los mecanismos para asentar episodios de desigualdad”.

En la Sima de los huesos de Atapuerca, por ejemplo, se han documentado una veintena de cráneos reventados de hombres y mujeres adultos, jóvenes y niños que habitaron el lugar hace 400 mil años.

Antes del Neolitico, hay evidencias de violencia, pero posteriormente la desigualdad se incrementa con el desarrollo de la agricultura, que provoca que las poblaciones acumulasen excesos y controlasen recursos.

(Con información de El Cultural)