Redacción/CDMX
Erick Klinenberg, sociólogo estadunidense autor del ensayo “palacios del pueblo» defiende que las plazas y los lugares de encuentro son tan fundamentales para el bienestar, el civismo, el progreso, la paz y la convivencia como las carreteras o las coladeras.
Poner un lugar que se consideraba hasta hace poco “embellecedor” a la altura de infraestructuras urbanas que deciden la salud de una ciudad delata otra manera de mirar. Y de interpretar.
Desde la perspectiva de Klinenberg uno de los problemas de los espacios públicos urbanos es que la gente no sabe que puede entrar o temen hacerlo.
Debido a que señala que los museos desarrollan estrategias para atraer a otras poblaciones y, aun así mucha gente sigue sin visitarlos.
Menciona que el problema real no son las galerías de ahora si no su historia de exclusividad, porque están llenas de elementos que indican quién es bien recibido y quién no, son esas pequeñas sutilezas lo que no permite el acercamiento a estos recintos.
Por ejemplo, El vigilante te mira de cierta manera, los textos están escritos en un determinado lenguaje, o que la cafetería tiene precios elevados, todos estos componentes dibujan un modelo de ciudad a lo que indican para quién es ese espacio y para quién no.
El que fuera director de la National Gallery Londinense (Gabriele Finaldi) sostenía que los museos eran para quien quería aprender o disfrutar del arte, no para quien quiere distraerse, considera que los museos fallan al comunicarse con el resto del mundo, y recalca que los museos tendrían que ser didácticos y hacerte sentir bien por aprender.
Ante toda esta situación el sociólogo propone que los gobiernos debiesen construir más espacios públicos, como bibliotecas y parques, “yo creo en las aceras tanto como en los museos para un objetivo de convivencia, una vida cívica espontanea
(Con información de El País )