El ajolote puede ser el futuro de la medicina regenerativa

Los ajolotes reciben su nombre de Xólotl, dios azteca del fuego que se disfrazó de ese anfibio para evitar ser sacrificado

Redacción/CDMX

Las salamandras han impactado a la comunidad científica con su capacidad de regenerar extremidades a su forma original, son capaces incluso de regenerar trozos del corazón y médula espinal en caso de ser necesitarlo.

Una de las especies de salamandra más famosas es el ajolote mexicano que habita en la zona de Xochimilco.

El ajolote conserva rasgos de su etapa juvenil durante todo su ciclo de vida.

La profesora Elly Tanaka del Instituto de Investigación de Patología Molecular en Viena, Austria que forma parte del proyecto RegGeneMems, el cual estudia el proceso celular de los ajolotes cuando sufren una lesión pues son capaces de restaurar sus extremidades en proporción y tamaño adecuado al original.

El estudio se enfocó en los ajolotes ya que son la única especie de salamandra que conserva rasgos de su etapa juvenil durante todo su ciclo vital.

Cuando un ajolote sufre una lesión importante, específicamente una amputación, forman un coágulo de sangre en la herida que logra cubrirla por completo en tan solo un día.

Posteriormente sus tejidos comienzan a reorganizarse formando una masa desordenada de células llamada blasfema.

Un blasfema posee la capacidad de convertirse en un órgano completo y es la clave para el proceso de regeneración.

Pues tal masa de células tiene la capacidad de convertirse en un apéndice, pero en cuestión de semanas, estas células dan un paso atrás en el tiempo para convertirse en menos especializadas.

De esa manera, recuperan la flexibilidad para convertirse en hueso, ligamento, tendón o cartílago.

Posteriormente, dichas células se envían mutuamente para dirigir la reconstrucción de la parte del cuerpo perdida a partir del muñón, para hacer crecer una réplica exacta.

Según la profesora Tanaka, los humanos no lograrán conseguir igualar la capacidad de regeneración de un ajolote, sin embargo, en un futuro podrían conseguir reajustar las células humanas copiando el proceso de estas especies para mejorar la cicatrización de heridas graves.

(Con información de El País)