El Museo Archivo de la Fotografía, es testigo de 50 imágenes que la fotógrafa franco-húngara capturó durante más de dos décadas en sus viajes y exploraciones por el mundo
Karen Rivera / Ciudad de México
Tiempo. Espacio. Conciencia. Fueron parte de los elementos que sumó la fotógrafa franco-húngara Nadja Massün para realizar su exposición titulada Encuentros afortunados, en la que reunió 50 imágenes que capturó durante más de dos décadas en sus viajes y exploraciones.
«Sabía que ella estaba donde tenía que estar, en el momento preciso, tomaba, registraba esos momentos y los hacia suyos. Y por eso es interesante esta muestra, porque igual estás en Hungría, como puedes estar en Oaxaca o puedes estar en otro lugar», explicó el museógrafo Marco Barrer.
Por su parte, la curadora Karen Cheirif, dijo que: «Hizo un trabajo en comunidades, tanto en México como en Transilvania con un grupo de enseñanza de la danza y la música, entonces sus experiencias con distintas comunidades en todo el mundo la acercaron a modos de vivir distintos».
La humanista con mirada universal murió apenas unos días antes de ver inaugurada esta muestra que bien puede recorrerse en homenaje. Desde los músicos gitanos en Transilvania hasta la danza de los diablos en Guerrero fueron parte de las realidades que la fotógrafa retrató en blanco y negro, porque decía que era la mejor forma de plasmar los sentimientos. Estas imágenes se presentan acompañadas de haikús.
«Le interesaba contraponer y generar como en una suerte de montaje cinematográfico, unir en dípticos pares de imágenes y ella nos comentó que para ella eso era como haikús visuales», explicó Cheirif.
Encuentros afortunados se exhibe en el Museo Archivo de la Fotografía y podrá visitarse hasta el 7 de agosto.