Karen Rivera / Ciudad de México
«En México la mitad del país tiene un estrés hídrico extremadamente alto, en la otra mitad tenemos inclusive problemas de inundaciones», mencionó Fernando González Villareal, director Programa de Manejo, Uso y Reúso del Agua en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), (PUMAGUA).
Lavar los trastes, los dientes, el auto, ir al baño, bañarse, regar las plantas, hidratarse, son algunas de las acciones que requieren agua de manera cotidiana y podemos ver, pero existen otras tantas que no son visibles y son necesarias para la sobrevivencia humana, como la producción de alimentos.
Los habitantes de la Ciudad de México consumen en promedio hasta 380 litros de este líquido por día, según los datos del Sistema de Aguas local, lo que significa cerca de 200 por ciento más de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
«Es un pequeño valle en donde habitamos más de 20 millones de personas y seguimos creciendo, y ya agotamos nuestras fuentes superficiales de ríos y manantiales y estamos sobre explotando los acuíferos, entonces estamos en una situación extremadamente alto de estrés hídrico y no sólo eso sino también de inseguridad hídrica», explicó el también investigador de la UNAM.
Cuando la demanda de agua potable es superior a la cantidad disponible se considera estrés hídrico. Actualmente 15 de los 32 estados del país se encuentran en esta situación y como ejemplo Nuevo León, en donde las tres principales presas que abastecen el líquido a la Zona Metropolitana de Monterrey tienen bajos niveles, lo que ha generado una declaratoria de emergencia por sequía extrema. En presas como Cerro Prieto y La Boca, el colapso se debe, entre otros factores, a las pocas lluvias y el consumo excesivo y alarmante de empresas embotelladoras.
4 millones 783 mil metros cúbicos anuales
«Podríamos decir que, en forma simplificada, las regiones de estrés son aquellas donde la disponibilidad natural del agua es menor de 2 mil 500 metros cúbicos de agua por año, un metro cúbico es más o menos un tinaco grande, entonces si tenemos menos de dos mil 500 tinacos por persona para utilizarlos en un año decimos que tenemos un estrés hídrico en esa parte», agregó Villareal.
En la Ciudad de México, por ejemplo, se extraen mil millones de metros cúbicos al año, y la recarga natural se estima en 500 millones, de acuerdo con la Comisión Nacional de Agua (CONAGUA).
«Hemos hecho algunos cálculos con modelos matemáticos para tratar de predecir el futuro, dependiendo de qué hidráulica se sigue, pero si seguimos como vamos tendríamos agua en nuestros acuíferos para aproximadamente 40 años, eso quiere decir que en este lapso estaríamos agotando un almacenamiento que se hizo en 30 mil años; esto es lo que se llama inseguridad hídrica y es producto de este estrés que tenemos al incrementar la demanda».
«Tenemos un programa hoy, estamos tratando de ver cómo formar ciudadanos hidro-inteligentes, que utilizan el agua con inteligencia, para que satisfaga sus necesidades, para que disfruten del agua, pero que no lo hagan en demasía. Si podemos entonces ser más eficientes en estas tres categorías vamos a poder vivir con el estrés hídrico», concluyó González Villareal.