¿Qué hemos aprendido de esta pandemia?, y ¿cómo debemos actuar?: Son algunas de las preguntas a las que da respuesta Mauricio Rodríguez, vocero de la comisión de la UNAM para COVID-19
Karen Rivera / Ciudad de México
En medio de un ambiente de dolor, ausencia, desolación y esperanza se cumplen dos años de enfrentar la COVID-19. Fue el 11 de marzo de 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud determinó que la propagación de la enfermedad causada por el virus del SARS-CoV-2 podía identificarse como pandemia.
A 24 meses de este llamado de emergencia de salud pública, México se convirtió en el quinto país con más muertes del mundo. Cuatro olas, cinco variantes, más de cinco millones y medio de contagios en la región y miles de historias se pueden leer como el recuento de los daños. Y aunque la pandemia no ha terminado, hay una curva importante de aprendizajes.
«De entrada, podríamos decir que nos sorprendió la fuerza del fenómeno, quedó evidente que es un problema que no sólo atañe al área de la salud y a todas las instituciones de salud del país, sino ¿qué se necesita para contender contra un fenómeno así?, se necesita la participación de prácticamente de todas las Secretarías de Estado, también eso quedó evidente, educación, turismo, hacienda, economía, de todas las instituciones encargadas de lidiar con cada una de las actividades que se identifican ahí», afirmó Mauricio Rodríguez, vocero de la comisión de la Universidad Nacional Autónoma de México para COVID-19.
Entender la magnitud del fenómeno en México no soporta interpretaciones y análisis simples, es importante contemplar todos los elementos que han formado parte de él.
El impacto directo se observó en materia de salud, más de 300 mil muertes registradas de manera oficial, pero la huella de la pandemia también se vive en la educación, la economía, el empleo. El 2022 inició con la salida de 1.4 millones de personas del mercado laboral, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Pero, ¿cómo aceptar la circulación del SARS-CoV-2 en el día a día?, ¿qué implica esta nueva normalidad?
«Uno de los puntos cruciales es entender nuestra posición frente al virus, con qué estamos ahora equipados frente al virus, no hay que pensar ni de chiste que estamos igual que cuando esto comenzó, estamos frente a una situación completamente distinta. Ya tenemos pruebas de diagnóstico, pruebas de PCR, pruebas en saliva, ya sabemos cómo interpretarla, cuándo usarla cada una de ellas; también tenemos protocolos para el manejo de los enfermos, también tenemos muchos datos sobre quién se complica, cuándo se complica, cómo se complica, quiénes están en mayor riesgo, quiénes están en menor riesgo».
Lo anterior, sumado a la protección ganada por las vacunas administradas y a la inmunidad de las personas que se contagiaron. El cubrebocas, la ventilación, la sana distancia, todo cuenta en la disminución de riesgos. Y estos elementos forman parte de una vida cotidiana en la que circula la COVID-19. Además, es importante estar atentos a la actividad pandémica, a la vigilancia de los virus y a su comunicación para modificar las conductas de manera inmediata y poder hacer frente a una nueva ola. La pregunta es ¿qué tan cerca se está de llegar a la endemia?
«La endemia es algo que ya tenemos un tanto predicho y que podemos ir vigilando y entonces si se sale de sus cauces, si se sale de sus límites decimos: aquí ya hay una epidemia, aquí hay un brote. No hay que pensar que lo endémico es lo que ya no hace daño, sino más bien cambia la categoría, cambia nuestra posición frente a esa enfermedad y nos obliga a cuidarnos más y a ser más responsables con nuestra salud en lo individual y en lo colectivo», concluyó Rodríguez.
A dos años del inicio de la pandemia, existe la evidencia de que en los próximos meses continuarán las infecciones y muertes por el virus del SARS-CoV-2, por lo que es necesario cuidar la salud personal para conservar la salud colectiva y mantener un compromiso en general con el cuidado de la vida en el planeta.