«La política editorial comercial es poner énfasis en que el éxito provenga de la venta de ejemplar a ejemplar»: Tomás Granados Salinas

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el nuevo director de Editorial Siglo XXI México comparte lo que considera será su plan de trabajo al frente de la editorial

Huemanzin Rodríguez/Guadalajara, Jalisco

A principios de noviembre fue dado a conocer que Tomás Granados Salinas, quien hasta ese momento se desempeñaba como director editorial fundador del sello Grano de Sal, estaría al frente de Editorial Siglo XXI México, que durante varios años fue dirigida por Jaime Labastida. En marzo de 2021 se dio a conocer que Labastida vendió sus acciones de la editorial a un grupo de empresarios de Chihuahua, ajenos al mundo del libro, lo que marcó un nuevo balance de los accionistas mayoritarios. En el marco de la 35 Feria Internacional de Libro de Guadalajara, Carlos Díaz, director de Editorial Siglo XX presentó formalmente a Tomás Granados Salinas como director de Editorial Siglo XXI México. Granados Salinas ha tenido un trabajo editorial importante que lo ha llevado a participar en diversas casas editoras, al tiempo que ha publicado libros con reflexiones críticas del papel del editor. En palabras de Díaz, este es el momento para redimensionar a Siglo XXI.  

«Tenemos que reposicionar a la editorial, que tiene una larga y rica historia en el campo de las humanidades, en la discusión política y de ideas. Nos parece que tenemos que potenciarla en esta nueva etapa de la editorial donde cambiaron los accionistas mayoritarios, empieza un nuevo proceso. Creemos que en México tenemos que dar un paso hacia adelante, y la primera señal fue la incorporación de Tomás en la editorial y ese es nuestro primer gran objetivo.»

¿Cómo visualizas tu trabajo al frente de una editorial que tiene un catálogo importante en el mundo académico?

TGS: Siglo XXI tiene una historia de más de cincuenta años que, buena parte de su catálogo se mantiene vigente, es lectura en universidades y del público en general. Tener esa base es fantástico. Lo que percibimos es que hay un potencial no aprovechado que todavía podría tener mayor penetración, mayor cercanía con comunidades más o menos identificables. Entonces, la existencia de ese catálogo es una buena base para construir. A mí en lo personal, eso me entusiasma mucho. Hay un buen cimiento para subir el nivel, como también para incorporar nuevos libros en líneas que han sido históricas en Siglo XXI.

CD: Como editores tenemos que seguir encontrando formas de interpelar a lectores, desde los títulos, los precios, la disponibilidad, el diseño gráfico, el marketing, la promoción. Es todo un trabajo profesional. En otra época se concebía el trabajo editorial como imprimir libros y que se ponían ahí y que casi circulaban solos hasta venderse. Hoy tenemos que ser profesionales. Las editoriales que hacen libros de auto ayuda, humanidades o ficción debemos estar profesionalizadas. Por otro lado, me parece que tenemos que sintonizar con esta nueva agenda social, tener los pies bien puestos en la tierra, entrar en las nuevas discusiones que hay en la sociedad y que estas queden reflejadas en nuestro catálogo. Para ello es muy importante la renovación generacional, armar un equipo joven que esté en contacto con la realidad, con las cosas que pasan y que eso se pueda sentir en la editorial.

TGS: Agregaría algo de lo que hemos hablado mucho, primero no nos concebimos como un grupo editorial. Y una de las diferencias que tenemos, es que escuchamos, mucha gente se queja que los grupos editoriales terminan manteniendo aislados a muchos autores. O sea, lo que se publica en México no necesariamente circula en otros países, que finalmente es a lo que aspiran los autores. Lo que queremos es que muchos buenos libros vamos a pensarlos en términos regionales, aspiramos a que circulen prácticamente al mismo tiempo en varios países. Los que tengan potencial de hacerlo que lo hagan prácticamente al mismo tiempo. Es decir, concebirnos como un archipiélago, pero muy bien conectado. Eso sería una buena forma de distinguirnos de los grandes grupos editoriales. Habrá libros afines a los distintos mercados, en España, Argentina y México, por lo menos.

La pandemia ha subrayado carencias y errores, en el mundo editorial eso se ha reflejado en un centro y una periferia. Y en la poca atención a las librerías de barrio. ¿Cuál es la estrategia para enfrentar esas brechas?

CD: El desafío nuestro es construir una gran editorial o seguir desarrollando una editorial desde la periferia. Claramente hoy, América Latina se volvió la periferia con respecto a España. La época dorada de la edición a la que te refieres, tenía a América Latina en un lugar protagónico. Argentina exportaba libros a España, y al resto de América ni se diga. México también tuvo siempre una industria editorial poderosa. Perdimos terreno en ese sentido. Por ello una de nuestras apuestas es ir en contra corriente de la época, de gran concentración editorial, obsesionadas en vender a toda costa sin importar muy bien qué, ocupar una buena proporción de mercados sin importar cómo se hace. Y nosotros venimos con un modelo distinto, una editorial de catálogo, con ideología, con valores y que piensa seguir recorriendo ese camino dentro del campo de las humanidades y la divulgación científica, con una vocación profesional. Queremos tener impacto, no queremos ser una editorial testimonial, de calidad y de nicho. No queremos ser una editorial que forme parte de la discusión que está en la agente. Es un objetivo muy ambicioso y más, si se hace desde América Latina.

TG: Es convencer al lector de uno a uno. El objetivo es que tenemos que vender los libros en las librerías al lector final. Es decir, debemos pensar que no van a existir (y aunque vengan después) las compras institucionales y las políticas públicas de estímulo al libro. La política que va a tener Siglo XXI es tener una gran presencia en librerías para convencer al que será nuestro lector. Entonces, en el contexto de cierta política pública a favor del libro, nuestra posición va a ser llegar a las librerías para conquistar a los lectores. La política editorial comercial es poner mucho énfasis en que el éxito provenga de la venta de ejemplar a ejemplar.

En cierto sentido, de manera fortuita yo llego a Siglo XXI, con una red de contactos en el mundo de las librerías independientes y al mismo tiempo en las librerías muy establecidas. Creo que ahí hay un potencial que Siglo XXI no aprovecha y en donde podemos incursionar de manera importante. Me he encontrado ya con un par de libreros pequeños, que llamamos librerías independientes, que me dicen que les gustaría tener cierta parte del catálogo de Siglo XXI. Hay un pequeño diagnóstico y es totalmente compatible con fortalecer los nexos gremiales y poner los libros en donde van a llegar al lector final. Creo que es una buena circunstancia la experiencia en Grano de Sal para aprender cosas o llevar cosas a la forma de trabajar en Siglo XXI.

Imagen de portada de izquierda a derecha: Carlos Díaz y Tomás Granados Salinas