La obra de teatro Matatena, de Antonio Zúñiga, explora las concepciones de lo masculino y lo femenino en un mundo enfrentado a la violencia sexista
Karen Rivera/Guanajuato, Guanajuato
«Desde 2012 fue un interés como grupo hablar de temáticas que poco se tocan, pero de una manera artística un tanto diferente, hemos hablado de derecho agrario, de homofobia, transfobia; hemos hablado de feminicidio, hemos hablado también de abandono familiar y ahora toca este tema de la violencia, desde 2016 ha sido relevantes para nosotros»: Hugo Dena, director artístico de Desierto Teatro.
Desde la resistencia individual y grupal, la compañía independiente Desierto Teatro, con sede en Coahuila, y bajo la dirección de Hugo Dena, propone montajes que muestran las adversidades por las que atraviesa su lugar de origen y la sociedad mexicana en general.
«Coahuila fue un estado, una zona de conflicto en donde en la violencia fue muy fuerte, esa violencia se empezó a ver reflejada en muchos niños y jóvenes, entonces tratábamos de ser una parte de la formación de las familias para erradicar esos problemas.»
La agrupación presentó la obra Matatena, en el Teatro Principal, en Guanajuato, que narra la historia de Mayte y Joel, dos padres solteros de un hijo y una hija respectivamente, que discuten, reflexionan y cuestionan las agresiones que ejercen sus hijos a los demás. Escrita por Antonio Zúñiga, la obra pone de manifiesto la violencia sexista que enfrenta el mundo.
«En realidad lo que hicimos fue unir piezas de nuestras vidas personales, de nuestras familias o de otras familias que fueran, digamos, familias con cierta longevidad, fundadas en los años cincuenta, y observar cómo era la educación en distintas generaciones. Nos dimos cuenta de que el texto menciona muchas cosas que a nosotros nos causaban cierta controversia personal y, a partir de ahí decidimos cómo enviar el mensaje a las generaciones actuales sobre lo que es la violencia sexista y, sobre todo, buscar una manera también artística de decirlo.»
«Es como los roles criados por su contrario, entonces es como “tú hija no sabe ser niña, porque tú no la puedes educar como niña, porque tú no sabes ser niña, entonces, en general, lo que la obra plantea es tratar de romper con esos roles y, sobre todo, el daño que se le hace al niño, o sea de lo llevas por cierto camino y no te das cuenta de que el niño es el reflejo de lo que tú le planteas tanto en violencia, en comportamientos, en actitudes. Nosotros digamos que somos partícipes de interpretar una realidad que ya vio alguien más», concluyó Daniel Moya, productor de la compañía.
Imagen de portada: Festival Internacional Cervantino