En la Fuerza del destino, el artista mexicano sigue explorando la potencia del accidente, de lo no predecible con los materiales, en este caso del barro
Karen Rivera / Ciudad de México
El accidente, lo que es irrepetible, aquello que se encuentra en el proceso creativo y no en el resultado final, es la búsqueda constante en el arte de Bosco Sodi. Preocupado por la unión naturaleza-materia, el artista mexicano encuentra en el barro una oportunidad para que el ser humano interactúe con el medioambiente. Muestra de lo anterior, es la selección de treinta esculturas que realizó con este material en medio la pandemia y que se exhiben en el Jardín Escultórico del Museo de Arte de Dallas, en la muestra La fuerza del destino.
«El barro ha sido un compañero de la evolución del ser humano, de los primeros artefactos que hizo el ser humano por su propia mano, no tallando una madera, sino creando el barro, las primeras jarras para transportar el aceite y luego las primeras representaciones de ídolos o de otras cosas fueron hechas en barro, entonces es un material que ha acompañado al hombre en toda su evolución, es un material que me interesa mucho, porque para llevarlo a cabo necesitas los cuatro elementos», señala el artista y continúa «quería hacer las esferas también hablando un poco de esta parte cósmica, de esta parte planetaria de la esfera y bueno, como están hechas a mano, tienen mucha energía de mi parte, muchos trazos de mi parte, tal vez no tan perceptible, pero lo más importante en lo que se enfoca mi trabajo es el proceso, al final de cuentas, la marca del tiempo, el accidente, el no control le va dando personalidad a cada una de estas esferas.»
Se trata de esferas sólidas, que miden entre 90 centímetros y un metro de diámetro y que alcanzan un peso de 600 kilogramos de barro. Realizadas en el estudio del artista, en Casa Wabi, Oaxaca, las obras son testimonio de un proceso de trabajo hecho a mano que abarca desde que se moldean las esculturas hasta su quema en un horno rústico.
«Es un dicho muy común entre los ceramistas que uno puede hacer lo que quiera, pero al final de cuentas el fuego es lo que dicta el resultado final, y por eso le quise poner La fuerza del destino, porque realmente estas esferas toman un año todo el proceso. Creo que eso es lo que nos puede reconectar con la naturaleza, entender que toda la naturaleza es única y que la tenemos que cuidar y saber llevar una relación con ella.
»Lo más importante del arte es ayudarnos a entender el Universo y con base en eso, cambiarlo, entendernos a nosotros mismos, entender a la naturaleza, reconectarnos y creo que esta obra puede ayudar en ese sentido y más si se ve en lugares públicos como pueden ser los museos en lugar de una galería.»
El Jardín Escultórico del Museo de Arte de Dallas reabrió su espacio después de casi quince años con la muestra La fuerza del destino, que podrá verse hasta julio de 2022; el artista asegura que es una oportunidad para leerlas de diferente manera en cada estación del año.
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Imagen de portada tomada del Dallas Museum of Art.