Sobre la mesa se pone la salud y el bienestar de las infancias y surgen también preguntas como: ¿qué sucede con los profesores que se niegan a regresar a las aulas?, ¿cuál es el panorama al que se enfrentan padres de familia?
Ireli Vázquez / Ciudad de México
Esta semana las escuelas de México reabrieron sus puertas. Los alumnos y profesores volvieron a las aulas después de casi dieciocho meses de permanecer cerradas a causa de la pandemia de covid-19.
Frente al debate que desató la medida, la pregunta: ¿cuál es la importancia de que los estudiantes regresen a las aulas? El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) piensa que éste es un paso clave para la continuidad de la educación y la recuperación de aprendizajes que contribuirán a mitigar problemas como la violencia, la deserción escolar, los embarazos no deseados y, en algunos casos, la malnutrición, sólo por mencionar algunas de las circunstancias que cruzan las infancias.
Las clases a distancia empleadas por medio de internet o televisión fueron un factor que ayudo a seguir con la educación; sin embargo, la UNIFEC recalca que un cierre prolongado de escuelas puede afectar negativamente a toda una generación en el corto, mediano y largo plazo, provocando pérdida de conocimientos y habilidades.
Lo cierto es que a nivel mundial la pandemia ha afectado la educación en todos los niveles educativos. Por ejemplo, en África, el 80% la población no tiene internet y el suministro eléctrico es inestable, lo que hizo que la enseñanza a la distancia fuera difícil y en algunos casos imposible, algo que podría ser comparable con las zonas y hogares de escasos recursos de nuestro país.
El 25 de agosto, a través un comunicado de prensa, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), recalcó estar a favor del regreso a clases presenciales en México, pues «el país no puede seguir formando parte de las 19 naciones del mundo en donde las escuelas están cerradas, ya que posee capacidades institucionales y una infraestructura básica que si bien no es idónea en todos los contextos, haciendo ajustes e invirtiendo recursos donde más se necesita, sí permite contar con escenarios de trabajo seguro en lo inmediato y a mediano plazo».
Hanna Monsiváis, Oficial Nacional de Educación en UNICEF, explicó en entrevista con este medio, que desde la organización saben que este es un tema delicado, pues la salud y el bienestar de los niños es una de sus prioridades, sin embargo, y referente a su postura de Sí al regreso a clases comentó que, «en otras experiencias en el mundo mientras se llevan ciertos protocolos, las escuelas son espacios más seguros que muchos otros espacios comunitarios que ya están abiertos al acceso de niñas y niños. ¿Cuáles son esta medidas? Tiene que ver con hacer cortes o grupos más pequeños, no podemos tener la misma cantidad de ocupación de las escuelas que teníamos antes, tenemos que pensar en buena ventilación, pensar en protocolos de limpieza frecuente, pensar en sana distancia y uso de mascarillas y tenemos que pensar en lugares de desinfección de manos.»
Como lo menciona Hanna, una de las principales preocupaciones hacia los estudiantes y el tema del regreso a clases de manera presencial, es el que las escuelas se vuelvan un foco de infección y los estudiantes comiencen a enfermar. La Unesco dentro de su comunicado también se refirió a esto: «no se puede esperar a que el número de casos sea cero para que el regreso a las aulas se ponga en marcha».
«No podemos decir que los estudiantes no se van a contagiar, no podemos decir tampoco eso, tenemos que ser realistas, lamentablemente la pandemia va a continuar, ya vemos que hay nuevas variantes y tenemos que aprender a cómo vivir en esta nueva realidad de la manera más segura posible», comentó Monsiváis.
Eso, por un lado, pero ¿qué sucede con los profesores que se niegan a regresar a las aulas?, ¿cuál es el panorama al que se enfrentan los alumnos y los padres de familia?
Al respecto, la profesora e investigadora Luz María Garay de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), comentó en entrevista: «tenemos que poner un contexto político de las cosas. En primer lugar, la decisión por parte del gobierno de vacunar a todo el personal docente de todos los niveles educativos, incluso mucho antes que ha muchos médicos me parece que es un acto de responsabilidad de toda la planta docente, porque teníamos claro que en el momento que se tomará la decisión de vacunarnos, hablaba de que se estaba comenzando a plantear la posibilidad de un reactivación de las escuelas, era obvio, tampoco tenemos que jugar a la ingenuidad y decir que ponen en riesgo mi salud. Pero usar el argumento de la salud en lo niños para no regresar a clases, no me parece ético. Se sabe y se conoce que aún no existe una vacuna para usarse en niños y esa es la gran discusión en educación a nivel básica», agregó Garay.
Las escuelas como centros de interacción y protección
Para las niñas, niños y adolescentes es de suma importancia la función social de las escuelas, pues al no asistir presencialmente se afecta su bienestar, seguridad y desarrollo, pues es donde reciben educación, alimento y protección, donde juegan, hacen amigos y reciben el apoyo de sus docentes.
«Las escuelas han sido uno de los espacios de socialización secundaria más importes para los niños y los adolescentes. Estos espacios se entienden como aquellos escenarios en donde los niños van aprendiendo del mundo que les rodea, más allá de su casa o de las practicas con la familia. En ese sentido la escuela es muy importante para socializar, pero no como se ha mal entendido, como sólo ir y estar ahí, interactuando como si no tuviera ningún sentido; la interacción para los niños en este proceso de interacción es central porque es estar en contacto con sus pares, con otros niños de sus edad y sus amigos, es el estar en contacto directo con adultos distintos, que son sus maestras o maestros, y eso les va nutriendo mucho en este proceso de ir aprendiendo cosas sobre el mundo y reconociendo a los otros», explicó la profesora Luz María Garay.
En términos pedagógicos y de aprendizaje, Garay comentó que los niños necesitan la guía de sus profesores para que los acompañen en el proceso de aprendizaje, pues en muchas ocasiones, aunque en las casas exista buena voluntad y compromiso por parte de los padres de familia, no se puede hacer de la misma manera que lo hace un profesor o una profesora.
Otro tema central tomado en cuenta por la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México para el retorno a clases presenciales, es la violencia familiar. El 6 de junio del año en curso, la secretaria de la SEP, Delfina Gómez Álvarez, advirtió en conferencia de prensa que, durante los meses de confinamiento provocado por la pandemia de covid-19 se registraron varios casos de violencia familiar, por lo que el regreso a clases ayudará a los niños a tener un mejor ambiente. «La escuela es el único espacio que pueden tener nuestros niños, una lucecita que pueden ver durante el día», expresó la funcionaria.
¿Cómo hacer que el tema de regreso a clases sea funcional para los estudiantes y se erradique la violencia? Hanna Monsiváis explicó que «definitivamente que reabramos las escuelas y que los niños puedan acceder a ellas, no significa que vamos a erradicar la violencia intrafamiliar, estamos diciendo que vamos brindarles un espacio seguro por ciertas horas del día y además, potencialmente bajaremos el estrés y la tensión en el hogar, y eso beneficiara eventualmente a un menor grado de violencia en los hogares. […] Si queremos erradicar la violencia contra la niñez por completo tenemos entonces que hacer una campaña nacional donde se involucre tanto al sector educativo, como el sector de justicia».
Deserción escolar
El cierre de las escuelas llevó además a un aumento del abandono escolar. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en marzo de 2021 presentó los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación, en ellos se menciona que 33.6 millones de estudiantes entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019- 2020. De ellos, 740 mil no concluyeron el ciclo escolar: 58.9% por alguna razón asociada a la covid-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos.
Sin embargo, para el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones de estudiantes de entre 3 a 29 años de edad. Por motivo asociados a la enfermedad o por falta de dinero o recursos no se inscribieron 5.2 millones de estudiantes.
«Los números que tenemos son preocupantes, es como un éxodo masivo de escolares del sistema educativo y que no va a bastar con abrir las escuelas solo para que regresan porque, ¿por qué se fueron?, de nuevo tiene mucho que ver con presiones económicas de las familias en situación de mayor vulnerabilidad, pero cómo hacer que estos niños regresen va a ser todo un reto, el punto ahora es no sigamos cerrando las escuelas porque se nos van a ir saliendo más y todavía vamos a tener un problema más grande», agregó Monsiváis.
«Mi preocupación es hacía los más grandes, jóvenes de preparatoria y de universidad, porque son personas que, por su propia decisión, por cuestiones económicas o incluso por diversas cuestiones de la vida tuvieron que salirse de la escuela, y es mucho más difícil que ellos regresen. Ahí sí estamos hablando de un tema importe de deserción escolar» comentó Luz María Garay.
Rezago educativo
Un tema importante sobre las clases a distancia es el rezago educativo, pues México enfrenta uno de los mayores desafíos tanto como sociedad y como país.
Según la evaluación PLANEA 2018, casi el 80% de los alumnos y las alumnas de primaria no alcanzaban los aprendizajes esperados en comprensión lectora y matemáticas, rezagos que se habrán visto agudizados durante el cierre prolongado de escuelas.
Otro indicador relevante que mide rendimientos básicos es la prueba PISA y en 2018 indicó que cerca de 55% de los estudiantes de 15 años estaban por debajo del nivel mínimo de rendimiento para su edad, en lectura, matemáticas y ciencias. Después del cierre de escuelas, calculan que el porcentaje podría llegar a 70% en México.
«Será todo un reto ver con las evaluaciones diagnosticas desde dónde van a tener que empezar y retomar los contenidos. El reto para los profesores será ese, y será muy grande, el diagnosticar, tomar decisiones y hacer ajustes sobre la marcha, eso puede implicar un cierto retraso en cubrir contendidos que tenían que ser específicos de un nuevo nivel educativo», expresó Garay.
Guía para el regreso a responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022
La SEP lanzó el documento Guía para el regreso a responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022 a nivel nacional, en el que se indica la información básica para la reapertura de las escuelas.
En este se encuentran nueve intervenciones en las que puntualmente se señalan las medidas sanitarias a adoptarse antes y durante el regreso clases. Los temas que abarca van desde jornadas de limpieza, filtros desde casa, filtros en las escuelas, identificación de síntomas, higiene en manos, vacunación del personal educativo, el uso de cubrebocas, medidas de sana distancia, utilizar espacios abiertos, suspensión de ceremonias y reuniones escolares, detección de casos, hasta el apoyo socioemocional para docentes y alumnos.
«¿Cuándo hicieron el documento? no se sabe, pero debieron haberlo dado a conocer con mucha anticipación con las modificaciones evidentemente que se tenían que ir haciendo según iban cambiando las condiciones de la pandemia. […] Me parece que una cosa que si debía haberse considerado era preparar ese regreso a clases, me refiero a, si ya tuvimos cerradas las escuelas tanto tiempo se tenía que ver cómo sería ese regreso a clases, porque en algún momento era inminente», comentó Garay.
«Creemos que ha sido lamentable que estemos siguiendo una estrategia nacional, tanto de cierre como de reapertura, porque no todas las escuelas son iguales, de hecho, en un país como el nuestro hay una diversidad y desigualdad tremenda», comentó la Oficial Nacional de Educación. «Entiendo que se tiene que hablar de un plan nacional, pero tal vez lo que le hace falta a la SEP en ese sentido es ser más claros con la estrategia, es decir; “este es el plan nacional con las indicaciones generales, de las medidas que todos debemos compartir”, pero tiene que ser un regreso a la escuela contextualizado de acuerdo a las condiciones de cada escuela, y de cada estado», concluyó Luz María Garay.
Desigualdad en las escuelas
En México se tiene contabilizadas más de 230 mil escuelas, entre públicas y privadas. Sin embargo, se sabe que no todas tienen los mimos recursos, cantidad de alumnos y, sobre todo, servicios. ¿Cómo funcionará el regreso a clases en este contexto?
«De acuerdo a algunas cifras que teníamos, el 17 o 20% de las escuelas no tienen acceso al agua, ese es un tema que sí toma un tiempo resolverlo, sin embargo, hay otras cosas por hacer: de acuerdo, no hay agua, pero hay alcohol, pongamos alcohol para la desinfección, hay otras soluciones. Además de eso, las otras recomendaciones para prevenir contagio la mayoría tienen que ver más en cómo nos organizamos, con qué recursos», exhortó Hanna Monsiváis.
«Yo creo que una de las razones por las que las escuelas siguen cerradas es porque en realidad no estamos tomando en cuenta en la decisión, la voz de las niñas y niños. Creemos seriamente que si les preguntamos, hubieran abierto las escuelas mucho antes de lo que están abriendo ahora», concluyó Monsiváis.
Imagen de portada: Cuartoscuro
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