Desde el cruce entre ciencia y arte, se especula sobre nuestro futuro en Marte
Ana León / Ciudad de México
Estamos demasiado relacionados con el término extinción. La historia de la Tierra registra cinco extinciones masivas y hoy transitamos por la sexta. En 2020 el reloj del fin del mundo marcó cien segundos antes de la medianoche, ¿la razón?, la ineficacia de los gobiernos para detener el cambio climático. Hace un par de días en el informe IPCC se señaló que es inevitable que el calentamiento global se intensifique en los próximos treinta años. El futuro es angustioso. La poca o nula implementación de medidas no sólo de los gobiernos, sino de la población misma, aún más.
La terraformación alude a la intervención de un planeta o satélite natural, para recrear ahí las condiciones óptimas para la vida terrestre. Una atmósfera y temperatura adecuadas, la presencia de agua líquida.
Luego de ser un término surgido de la ciencia ficción, fue adoptado por la ciencia al pensar la colonización de otros planetas. Desde entonces, tanto la ficción como la ciencia llevan más de un siglo explorando el concepto. Frente al escenario antes mencionado, se mira a Marte como opción para habitar. Sin embargo, un estudio de la NASA, publicado en 2018, señala que no es posible terraformar el planeta rojo debido a la insuficiente cantidad de CO2 para calentar Marte, es decir, que desencadenar un efecto invernadero en el planeta no es tarea fácil. Aun así, el año 2030 es la fecha en la que la NASA espera llegar a Marte con una expedición humana.
Por ello, se sigue investigando y se sigue desarrollando tecnología. Hace poco, ICON imprimió en 3D un hábitat simulado de Marte, diseñado por el arquitecto danés, Bjarke Ingles, el Mars Dune Alpha, asentado en Texas, en el que la tripulación permanecerá un año. ¿Su objetivo? Preparar a los humanos para vivir en otro planeta y para las futuras misiones de astronautas a Marte.
Por otro lado, Flash ACT, un programa virtual dirigido a profesionistas y estudiantes mayores de edad, organizado por el Goethe-Institut Mexiko, la Embajada de Francia en México / IFAL – Institut français d’Amérique latine, el Centro Cultural de España en México y el Centro de Cultura Digital, con el apoyo del Cluster Fund de EUNIC – European Union National Institutes for Culture, que busca explorar nuevas formas de colaboración entre arte, ciencia y tecnología, en su edición 2021 seleccionó como proyecto ganador a Misión 2030, una ópera experimental en cuatro actos —que tuvo como escenario de grabación las dunas de Bilbao, en Coahuila—.
Pero ¿de qué manera se relaciona todo esto? Pues bien, la propuesta de Misión 2030, proyecto del equipo Extremófilas [Oriana Trejo, astrofísica; Anaís Vargas, artista visual; Ivonne Hernández, compositora; y Alex Valdéz, coreógrafo] centra su reflexión justo en la terraformación y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para transformar nuestro mundo, parte de la agenda 2030 y parte de los ejes del programa Flash ACT. Así que, una vez más, la ficción especulativa se une a la ciencia.
Desde una mirada —la de quien escribe— que nada tiene que ver con la academia, pero que se alimenta con lecturas de reportes científicos, ensayos teóricos y ficción especulativa, más allá del valor que sabemos tiene la investigación y el desarrollo de tecnología para viajar fuera de la Tierra y la exploración de otros planetas, en el caso del terrible daño que hemos ocasionado a nuestro hábitat, ¿qué es mejor: adaptar un planeta hostil o emplear mucho de ese esfuerzo, capital humano y económico en tomar acciones inmediatas para salvar el que ya tenemos?
Aquí, compartimos la charla que tuvimos con las integrantes de Extremófilas en torno a la ficción que construyen desde el arte y la ciencia sobre el tema.
Misión 2030: ¿reflexión, especulación o crítica?
Oriana Trejo (OT): Nosotros no damos una respuesta definitiva, porque algo que queremos es generar estas reflexiones intrínsecas en todas las personas que van a visualizar la ópera [la ópera consta de cuatro actos y un prólogo, el pasado mes de julio se estrenaron el prólogo y el acto uno], pero lo que sí queremos es mostrar un poco el panorama. Muchas veces emociona el viaje a Marte, lo desconocido, pero ¿qué implica realmente ir a otro planeta?, ¿qué implica realmente empezar desde cero? Eso es lo que queremos mostrar. Mostrar que no podemos hacer cosas cotidianas como respirar, simplemente, sin un casco.
Al final, cada tripulante toma su decisión de si prefiere irse a Marte o si prefiere quedarse aquí, en la Tierra.
También manejamos Misión 2030 como un viaje de desprendimiento, de autoexploración, en donde las personas que lleguen al planeta van atener la oportunidad de empezar desde cero. Marte como un lienzo en blanco para que empieces a construir una sociedad, una nueva historia, ¿qué vas a hacer diferente? Y después por qué no, cuestionarnos: ¿por qué no lo haces desde aquí, desde la Tierra?
Anaís Vargas (AnV): Lo que buscamos en cada acto más el prólogo es hacer una interpretación de lo que conlleva la terraformación y los retos que implica para la humanidad poder llegar, convertir Marte en un espacio habitable.
¿Una ópera experimental contemporánea?
Alex Valdéz (AV): Nos abre el panorama al juego. Al ser ópera contemporánea podemos jugar con los estilos auditivos, podemos jugar un poquito con los movimientos y la narrativa le abre el campo a la astronomía enormemente. Igual que también nos hizo ahí clic la palabra ficción. Creo que esta pregunta de qué proyecto nos da cabida a la voz de las cuatro, fue lo que nos llevó a esta conclusión.
Y es que aquí vale la pena mencionar, como explica el equipo en entrevista, que ninguna de las cuatro se conocía previamente, fue el equipo del Flash ACT quien se encargó de formar los equipos mezclando a los diferentes participantes y dándoles sólo 48 horas para estructurar un proyecto que fusionara sus disciplinas y también tuviera en la mira los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por Naciones Unidas.
Ivonne Hernández (IH): Aunque haya ficción, había que entender cómo funciona el planeta rojo, cómo funciona la terraformación, qué se tiene y qué es necesario crear para habitarlo, para entonces sí, empezar a imaginar futuros posibles, espacios posibles, situaciones posibles, sonidos posibles.
Nos llevó un buen tiempo, como un mes, al menos en mi caso, en que me puse a estudiar sobre Marte: qué sucedía en la atmósfera, de qué depende el sonido en la atmósfera de Marte; a buscar grabaciones para darme una idea. Creo que fue una de las mayores dificultades, cómo traducir o crear analogías del lado científico al sonoro.
Anais Vargas (AnV): Una cosa es la divulgación científica, otra es el arte y, finalmente, lo que surge de la unión de ambas es un producto completamente distinto que no tiene que apegarse al cien de la una o de la otra.
Misión 2030, un prólogo y cuatro actos.
IH: El prólogo está más enfocado al inicio del viaje, es toda esta despedida de la Tierra. El acto uno es el más real, es la ecopoiesis, es la llegada a Marte, es el más sustentado científicamente y es el más cercano a lo que sería la terraformación y los otros actos involucran un poco más de especulación, ficción de nuestra parte, de los datos que tenemos.
Pluviam es el nombre del segundo acto, el tercero pensando en la tierra, lleva por nombre Petricor y el último Fobos, y está centrado en la urbanización, la sociedad e industrialización de ese nuevo planeta.
Extremófilas, ¿por qué ese nombre?
OT: En nivel científico, las extremófilas son unos pequeños microorganismos que viven en condiciones extremas y que se adaptan, que buscan esta adaptabilidad. Además, es de los microorganismos que se cree que pudiéramos encontrar en Marte.
Los nueve meses que hablan del viaje ¿es el tiempo en que toma llegar a Marte?
OT: Buscamos dos momentos, el primero es que Marte esté lo más cercano a la Tierra, eso pasa cada dos años. En lo más cercano se tarda nueve meses. Podríamos hacer el viaje en otro momento, pero entonces podríamos tardar año y medio, dos años.
Aquí estamos planeando que justamente sería como en julio del 2030, desde la Riviera Maya, que también es un lugar que se ha planteado dentro de México, que es donde se podría establecer la base de despegue mexicana. Por eso también jugamos un poquito y cuando la gente vea la ópera, es en la plataforma de despegue Bakab.
Justo ahí también tratamos de meter un poquito de ficción, pero un poco de la realidad. La fecha también está establecida en julio porque es el momento de mayor cercanía con Marte. Sí tenemos esa parte de ficción, pero al mismo tiempo también la ciencia.
¿Realmente es posible habitar Marte?
OT: La verdad yo creo que nos va a costar mucho trabajo, creo que todavía estamos muy, muy lejos. Estuve trabajando unas simulaciones numéricas con una amiga que me ayudó justo a ver cuál necesitaría ser la taza de supervivencia para que una sociedad humana pudiera sobrevivir en Marte y tiene que ser más o menos como del 80%, si bajaban del 80%, desaparecen.
Realmente creo que la humanidad aún no está preparada para subsistir en Marte. Por eso este periodo toma cien mil años, que es realmente todo lo que toma la ópera y lo que la ciencia estipula que tardaría la terraformación de Marte.
Ahorita no creo que lo logremos de manera autónoma; quizás sí, que es como se está planteando, con construcciones, con edificaciones, con túneles subterráneos, podríamos tal vez llegar a hacerlo. Pero de una manera autónoma, aún nos va a costar mucho trabajo.
Extremófilas ya estrenó el prólogo y el acto uno de Misión 2030, el próximo 28 de agosto estrenarán el segundo; el tercero, el 11 de septiembre; y el cuarto el 25 del mismo mes. El equipo espera estrenar completa la ópera durante el mes de octubre. Aquí puedes conocer más sobre este proyecto: mision2030.com.
Imagen de portada: Misión 2030 / © Pato Mendez