Un informe científico de la ONU afirma que es inevitable que el calentamiento global se intensifique en los próximos 30 años, aunque hay oportunidad de evitar un futuro más angustioso
Redacción / Ciudad de México
Cada día, en diferentes puntos de la geografía mundial, el planeta nos manda mensajes sobre las enormes transformaciones que está sufriendo: desde cambiantes pautas meteorológicas que amenazan la producción de alimentos; hasta el aumento del nivel del mar que incrementa el riesgo de inundaciones.
Los efectos del cambio climático nos afectan a todos. Si no se toman medidas drásticas desde ya, será mucho más difícil y costoso adaptarse a sus efectos en el futuro.
Los seres humanos ya calentaron el planeta 1.1 grados Celsius, o 2 grados Fahrenheit, desde el siglo XIX, en gran parte se debe a la quema carbón, petróleo y gas para obtener energía. Y las consecuencias se pueden sentir en todo el mundo. Por ejemplo, solo en este verano olas de calor mataron a cientos de personas en Estados Unidos y Canadá, en Alemania y China se vivieron inundaciones catastróficas, y en Siberia, Turquía, Grecia y Estados Unidos se están viviendo fuertes incendios forestales.
Pero eso es solo el principio, según un informe publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un organismo de científicos convocado por la Organización de las Naciones Unidas, afirma que, incluso si los países el día de hoy comenzaran a reducir drásticamente sus emisiones, el calentamiento global total probablemente aumentaría alrededor de 1.5 grados Celsius en las próximas dos décadas, lo que quiere decir que un futuro más caluroso ya está prácticamente asegurado.
Los científicos informaron que, con 1.5 grados de calentamiento, los peligros aumentarán considerablemente. Es decir, casi mil millones de personas en todo el mundo podrían sufrir olas de calor más frecuentes que pondrían en peligro su vida. Cientos de millones más tendrían que luchar por el agua debido a las graves sequías. Algunas especies animales y vegetales que hoy en día viven, desaparecerán. Los arrecifes de coral, que sustentan la pesca en amplias zonas del planeta, sufrirán con mayor frecuencia muertes masivas.
«Podemos esperar un aumento significativo de las condiciones meteorológicas extremas en los próximos veinte o treinta años. Desgraciadamente, es probable que las cosas se pongan mucho peor de lo que son hoy», dijo Piers Forster, científico del clima de la Universidad de Leeds y uno de los cientos de expertos internacionales que ayudaron a escribir el informe.
Sin embargo, no todo está perdido y la humanidad aún puede evitar que el planeta se caliente todavía más. Para ello, sería necesario un esfuerzo coordinado entre los países para dejar de añadir dióxido de carbono a la atmósfera en torno al año 2050, lo que implicaría un rápido abandono de los combustibles fósiles a partir de ahora, así como la posible eliminación de grandes cantidades de carbono al aire. Si esto ocurriera, el calentamiento global se detendría y se estabilizaría en torno a los 1.5 grados Celsius, se puede leer en el informe.
Pero si las naciones fracasan en ese esfuerzo, la temperatura media mundial seguirá aumentando, pudiendo pasar de 2 a 3 grados o incluso 4 grados Celsius, en comparación con la era preindustrial.
El informe describe cómo cada grado adicional de calentamiento conlleva peligros mucho mayores, como inundaciones y olas de calor cada vez más feroces, el empeoramiento de las sequías y la aceleración de la subida del nivel del mar que podría amenazar la existencia de algunas naciones insulares. Cuanto más se calienta el planeta, mayores son los riesgos de cruzar peligrosos «puntos de inflexión», como el colapso irreversible de las inmensas capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental.
Según el informe, los cambios climáticos que se han producido hasta la fecha no tienen comparación en la historia de la humanidad. Es muy probable que la última década sea la más calurosa del planeta en 125 mil años. Los glaciares del mundo se están derritiendo y retrocediendo a un ritmo «sin precedentes en al menos los últimos dos mil años». Los niveles atmosféricos de dióxido de carbono no han sido tan altos en al menos dos millones de años.
El nivel de los océanos ha subido un promedio de veinte centímetros en el último siglo, y el ritmo de aumento se ha duplicado desde 2006. Las olas de calor se han vuelto significativamente más calientes desde 1950 y son más prolongadas en gran parte del mundo. El clima de los incendios forestales ha empeorado en grandes franjas del planeta. Los estallidos de calor extremo en el océano, que pueden matar peces, aves marinas y arrecifes de coral, han duplicado su frecuencia desde la década de 1980.
Asimismo, los expertos han calculado que las políticas actuales de los gobiernos mundiales harán que el mundo se caliente unos 3 grados centígrados a finales de siglo. Esto aumentó la presión sobre los países para que formulen compromisos más ambiciosos, más allá de lo que convinieron en el acuerdo internacional sobre el clima pactado en París.
El nuevo informe también explora con mayor detalle cómo el calentamiento global afectará a regiones específicas del mundo. Por ejemplo, si bien solo en un rincón de América del Sur se ha detectado un aumento de las sequías que pueden perjudicar a la agricultura, se prevé que esos periodos de sequía serán mucho más frecuentes en todo el continente si la temperatura media mundial aumenta 2 grados Celsius.
La atención a los efectos regionales es uno de los aspectos nuevos más importantes de este informe, según Valérie Masson-Delmotte, climatóloga de la Universidad de París-Saclay y copresidenta del grupo que elaboró el informe. «Demostramos que el cambio climático ya está actuando en todas las regiones, de distintas maneras», dijo.
El informe, aprobado por 195 gobiernos y basado en más de 14 mil estudios, es el resumen más completo hasta la fecha de la ciencia física del cambio climático. Y será un punto central cuando los diplomáticos se reúnan en noviembre en una cumbre de la ONU en Glasgow para discutir cómo intensificar sus esfuerzos para reducir las emisiones.
Con información de: The New York Times