La selección que hace el algoritmo en Instagram pone en cuestión el tipo de contenidos que promocionan donde intervienen cuestiones de raza y género, entre otras
Ireli Vázquez / Ciudad de México
Escribe Dian Hanson, coautora del libro The New Erotic Photography (2007, Taschen):
«… el debate en torno a las diferencias entre el desnudo artístico y la pornografía es tan antiguo como el primer desnudo fotografiado, es decir casi tan antiguo como la propia fotografía. Para el puritano, todo desnudo es obsceno; para el libertino, cualquier desnudo es justificable. La mayoría opta por un término medio, pero este es tan vago que pocas veces alcanza el consenso».
En algún momento de la historia el arte hizo del cuerpo humano el personaje principal. Pero con el paso del tiempo, la aparición de internet y las nuevas tecnologías, cambió la forma de observarlo.
Atravesada por cuestionamientos como ¿qué es lo correcto o incorrecto?, ¿por qué no poder fotografiar la belleza del cuerpo humano?, la fotógrafa Ana Romo se interesa y comienza a desarrollar fotografías de desnudo.
En entrevista, Romo comentó que su primer acercamiento al cuerpo desnudo fue gracias al arte pues, a través de exposiciones dentro de los museos, se dio cuenta de lo bello que puede ser al ser representado de una forma artística. «¿Por qué el cuerpo humano? Recuerdo mucho en algunas exposiciones que el cuerpo desnudo era una constante y se me hacía muy curioso y decía “pues sí, el cuerpo humano es muy bello y lo escondemos todo el tiempo”».
Su trayectoria como fotógrafa comienza con la arquitectura.
Buscar y encontrar el ángulo correcto en cualquier edificio, es una de las cosas que le apasionan; poder mostrar esa parte que muchas veces no observamos es un gesto que distingue su fotografía y es así que su experiencia dentro de la disciplina, enfocada en la arquitectura, la impulsa a buscar otras posturas dentro de la fotografía de desnudo.
«Yo creo que eso lo mandé muchísimo a mi foto de desnudo. El darle otro ángulo, moverlas, que no se vea natural, poses raras, buscar un poco lo geométrico, lo figurativo, me encanta el alto contraste, y me gusta el blanco y negro porque me gusta que no haya nada de comunicación y de colores llamativos, que sea neutro y que te fijes más en la figura», agregó Romo.
La censura dentro de las redes sociales
Con el objetivo de que más personas de México, incluso del mundo, pudieran conocer su trabajo, Ana comienza a compartir sus fotografías a través de Instagram.
En 2020 las políticas de la red social se modificaron respecto a ciertas cuestiones en las que se trataba de igual el desnudo artístico y la pornografía. El trabajo de Ana ha sido cancelado y censurado en varias ocasiones, lo que le provoca cuestionar ¿por qué?, ¿para quién es el contenido dentro de las redes sociales? Sobre todo en una plataforma que es usada para compartir fotografías del día a día como el trabajo de artistas.
«Entiendo mucho la parte de la censura por los niños, pero se me hace muy hipócrita que no censuren otro tipo de contenidos. Es muy fácil buscar porno, soft porn o imágenes grotescas que sí van a lo sexual, pero que fotos como las mías, que no tienen nada que ver ni con la sensualidad, las censuren, se me hace muy curioso, me hace pensar para quién entonces es el contenido, porque buscas culos o tetas en Instagram y te salen mil páginas; en Google buscas porno y te salen diez mil páginas, pero si buscas tal cual «¿cómo se ve una vagina?», «¿cómo se ve un pene?», es difícil porque no hay un acercamiento si no hay un tema sexual de por medio, entonces ¿adónde va todo ese contenido?»
Un ejemplo de lo anterior sucedió hace un par de semanas cuando Instagram canceló una fotografía de Romo por “incluir desnudos o actividad sexual”. Cuando Ana encaró a la red social con un ejemplo de un perfil que sí tiene contenido pornográfico, Instagram sólo respondió que su servidor estaba lleno de solicitudes y su denuncia para bajar ese perfil no podía proceder.
A pesar de las malas experiencias, Romo ha tenido que aprender de las “reglas de censura” y cómo usarlas a su favor.
«He encontrado en mis últimas fotos una manera de jugar con la sombra y la luz, que no parezca qué es y así el algoritmo no me la pueda censurar o borrar; sin embargo, sí me las “shadowbanean”, al no llegar a tanto alcance de personas.
¿Qué es correcto dentro de una red social?
Una de las grandes problemáticas que tuvo Instagram, y que les orilló a modificar sus políticas, fue el movimiento #Freethenipple que buscaba erradicar con la censura a los pezones femeninos, ya que para una fotografía del torso desnudo de un hombre no existe una política de censura igual.
Otra problemática fue lo que sucedió con la modelo Nyome Nicholas-Williams, a raíz de dos fotografías eliminadas surgió el movimiento #IWantToSeeNyome: se acusaba a la plataforma de discriminar repetidamente a las personas negras y a las mujeres de talla grande y de eliminar sus fotografías o no promocionarlas de la misma manera que se hace con usuarios de raza blanca.
En el caso de Nyome, la imagen fue eliminada por —aparentemente— violar la guía de pornografía de Instagram.
«Siento que esto es un tanto patriarcal, el mostrar sólo a las mujeres que se ven bien. Creo que hay seguir apoyando este tipo de proyectos, como el mío, como el de muchas o muchos otros que normalizan lo que debería de «ser normal», el cuerpo humano en sus múltiples facetas, todo. Todos somos diferentes», explicó Romo.
Asimismo, para Ana es de suma importancia que más artistas sigan luchando por mostrar su trabajo y no dejarse derrumbar por este tipo de políticas. «Hay que apropiarnos de ese espacio, tal vez Instagram y todos los que estaban detrás de eso busquen censurar, pero lo podemos lograr, irnos apropiando poco a poco», concluyó la fotógrafa.