Los incendios y los derrames no sólo tienen consecuencias para el personal de Pemex, también tienen consecuencias medioambientales, pero ese daño, el daño a esos otros cuerpos se invisibiliza
Ana León / Ciudad de México
Campo Ku, en la sonda de Campeche, Golfo de México. Las 5:15 horas del 2 de julio. El mar se incendia, o bueno, lo que en realidad se incendia son las intalaciones marítimas del campo Ku de Petróleos Mexicanos. El incidente arroja una imagen poderosa: las llamas dentro del océano y los esfuerzos de tres barcos por sofocarlo.
La empresa informó por medio de un comunicado, que el incendio ocurrió a 150 metros de la plataforma KU-C a las 5:15 horas. Cinco horas con quince minutos después, el incendio estaba controlado con la ayuda de las embarcaciones ya mencionadas y el cierre de las válvulas de interconexión del ducto. Se eliminó la fuga de gas que provocaba el fuego. No había pérdida de vidas humanas, anunciaron, pero nada se dijo de las otras pérdidas, esos otros cuerpos, la fauna marina cuyo daño ya se presiente irreversible.
La escritora y editora Mónica Nepote lo señalaba en un tuit, —aunque no fue la única, de hecho, el título de esta nota (*) se retoma de una de las frases de ese tuit—:
El campo Ku, es parte del activo estatal Ku-Maloob-Zaap (KMZ), un yacimiento en la Sonda de Campeche, descubierto por Pemex en 2002. Lo que se ha dicho en diferentes medios es que incendios como éste no se explican sin un mantenimiento deficiente. Y éste no es el primer accidente de la empresa estatal. Tan solo en abril de este año, se presentó otro en el complejo Pajaritos, en Veracruz, debido a un problema en una línea de gas de alta presión. En ese mismo sitio, cinco años atrás, ya se había presentado otro que cobró la vida de 32 personas. Unos días antes, en el mismo mes de abril de este 2021, en la refinería de Minatitlán, Veracruz, se incendió un tanque de almacenamiento. En Dos Bocas, el 31 de diciembre del 2020, hubo un derrame y un incendio.
Los incendios y los derrames no sólo tienen consecuencias para el personal de Pemex, que trabaja en condiciones poco favorables, también tienen consecuencias medioambientales, pero ese daño, al parecer, el daño a esos otros cuerpos, como lo menciona Nepote, se invisibiliza.
La bióloga, diseñadora y activista medioambiental Sofía Probert, a través de redes sociales, hace una campaña de visibilización sobre cómo las deficiencias de la empresa afectan el medioambiente; sin embargo, ésta sigue operando.
¿Por qué el actual gobierno sigue apostando a energías fósiles? ¿Por qué sigue apostando a la compra de refinerías?
En su columna en EL PAÍS, el escritor Antonio Ortuño hace énfasis en el entredicho en el que se ha puesto la política energética y ambiental del actual Gobierno, que tras este accidente ha sido criticado por activistas como la joven Greta Thunberg y el político estadounidense Bernie Sanders.
«¿A quién se le incendia el mar?», es la pregunta que se hace con sorna y que remarca Ortuño, «y la terquedad de seguir explotando las energías no renovables, a contrapelo de las tendencias globales y el sentido común».
No hay nadie que no celebre que el incidente no cobrara vidas humanas, pero ¿realmente se puede llamar accidente cuando se ha puesto tan poca atención al mantenimiento de las intalaciones de un sistema de producción energética que en sí mismo condena nuestra propia existencia y la de nuestro entorno? En una nota publicada por Gatopardo el mismo 2 de julio, Jesús Carrillo Castillo señala las observaciones que la Auditoría Superior de la Federación ha hecho a Pemex, a la falta de mantenimiento en sus refinerías.
KMZ es el mayor productor de crudo de Pemex, lo que representa más del cuarenta por ciento de los 1.68 millones de barriles de producción diaria de la empresa petrolera.
Hasta le momento, Pemex no ha emitido mayor comunicación más allá de la media cuartilla publicada el mismo día del incidente.
Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló sobre este hecho que fue «un accidente» y que tanto Pemex como la Secretaría de Medio Ambiente evalúan los daños ocasionados y que, desde luego, «vamos a repararlos». El coste medioambiental de este accidente aún es desconocido. Mientras tanto, así se ven los ecocidios en México: