Infancias y adolescencias transgénero

Benjamín Gutiérrez, subdirector jurídico de la Asociación por las Infancias Transgénero nos habla sobre aspectos legales, sociales y de salud a los que se enfrentan nuestras infancias y adolescencias transgénero en México

Ana León / Ciudad de México 

«El cuerpo no es propiedad, sino relación. La identidad (sexual, de género, nacional o racial) no es esencia, sino relación.»

Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce. 
Paul B. Preciado

La Asociación por las Infancias Transgénero es el resultado de enfrentar un proceso de transición de género de un adolescente y es producto también de la experiencia del vacío de legal, información y respeto por la identidad trans de les menores de edad en la Ciudad de México, como se puede leer en la página de dicha asociación. Nos acercamos a elles para conocer un poco más de sus procesos de trabajo con parte de la comunidad LGBT+ esencial: las infancias y las adolescencias transgénero. ¿A qué se enfrenta un niñe trans o le adolescente trans en lo social, lo familiar, lo legal y en lo que respecta a la salud? ¿Cómo acompañan a las familias de estas infancias y adolescencias? 

En el marco legal actualmente, ¿qué panorama se presenta para las infancias trans en lo narrativo, en lo que está en el papel y en los hechos, cuando le niñe trans quiere cambiar en lo legal nombre y género? 

–En el panorama actual las infancias y adolescencias trans tiene muy poca posibilidad de obtener su acta de nacimientos, o sea, este reconocimiento a su identidad. La única opción que tienen para que sea un procedimiento administrativo que es el correcto ante instancias federales e internacionales, es ir al estado de Jalisco; ahí no hay un límite de edad para poder tener tu acta de nacimiento y pueden obtenerla con nombre elegido y género autopercibido. Pero el problema empieza cuando llegan a su ciudad de origen ya que si ahí no hay una ley que proteja a personas trans, lo más probable que no les reserven el acta primigenia y entonces quedan con una doble identidad por lo cual también tendrían que promover un juicio. 

El panorama es bastante limitado. En 31 estados de la República no se reconoce el derecho a la identidad de infancias y adolescencias. Y creo que lo que no se ve es que sin un acta de nacimiento el resto de sus derechos se ven sistemáticamente violados, porque si nos ponemos a pensarlo, para cualquier cosa, para la salud, para la escuela, te piden un documento de identidad, en la mayoría de los casos el acta de nacimiento. Entonces, sin esta acta de nacimiento en la escuela no les van a respetar su nombre y su género, probablemente no les van a dejar usar el uniforme o la vestimenta con la que se sienten segures e identificades; las instalaciones como baños y etcétera. En un servicio de salud tampoco les van a respetar. Y poco a poco las infancias y adolescencias dejan de ir a estos servicios de salud porque les van a faltar al respeto, les van a nombrar como no son, van a poner en tela de juicio su identidad, entonces, también se descuida su derecho a la salud. 

Es algo muy sistematizado cómo cada uno de sus derechos se ve violado por el hecho de no tener un acta de nacimiento. 

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En una entrevista realizada en 2018 para la televisión española el crítico y curador, Paul B. Preciado (Burgos, 1970), hombre trans, señalaba que cuando dio inicio a su cambio de sexo legal y debido a la deriva experimental hormonal a la que se sometió [de la que da cuenta en el libro Testo Yonqui (Anagrama, 2008)] ya no le era posible utilizar su pasaporte femenino ni su tarjeta de crédito femenina, es decir, «todas las prótesis institucionales que te permiten exisitir como sujeto en una sociedad, para mí ya no eran válidas». Y justo esto es lo que se les niega a las infancias y adolescencias trans cuando se bloquea ese derecho al documento de identidad y, en consecuencia, su derecho a existir como sujeto en una sociedad y todo los otros derechos que se ven afectados en consecuencia. 

Por otro lado, en 2019 se promovió la Ley de Infancias Trans. Esta iniciativa fue creada por Tania Morales en 2018, fundadora de la Asociación por las Infancias Transgénero, a la que pertence Benjamín, «por la necesidad que tienen las personas menores de 18 años de tener un acta de nacimiento que reconozca su identidad de género». Aunque en la Ciudad de México sí hay un proceso legal para que menores realicen este trámite, se tiene que enfrentar a un juicio costoso, tardado y no apegado a derechos humanos. Meses después el diputado Temístocles Villanueva lanzó una iniciativa similar que proponía marcar una edad mínima para hacer la modificación y el acompañamiento de los padres. Las dos iniciativas fueron reunidas como una sola, pero actualmente la propuesta dictaminada en 2019, sigue en “limbo” en el Congreso de la Ciudad de México.

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¿Qué es lo que promueve esta iniciativa de ley propuesta en 2019 y qué diferencia haría de aprobarse? 

–La Ciudad de México sí tiene un Código Civil que incluye la posibilidad de rectificar el acta de nacimiento de personas trans, pero lo limitó a tener más de 18 años cumplidos. Lo que haría la reforma es quitar esta fracción de ese artículo y simplemente dejarlo abierto para cualquier edad. Para personas mayores de 18 años es através de su INE y las personas no necesitan ser acompañades de nadie más. Y para infancias y adolescencias, lo que se planteaba era que solamente fuera una persona que ejerce patria potestad, porque también queríamos que fuera una ley con perspectiva de género, ya que de un 80 a un 85% de las infancias y adolescencias solamente cuentan con el acompañamiento de la madre. Entonces, es importante tampoco ponerles requisitos extras a las madres, como iniciar un juicio para que el padre pierda la patria potestad, etc. Era lo único que planteaba, simplemente quitar esa fracción para poder incluir a infancias y adolescencias. 

Ustedes son una asociación que han atendido casos de cinco años de edad en adelante. Me gustaría que me contaras cómo es el proceso cuando una familia y un niñe llegan a la asociación, cómo empiezan a entender lo que es la orientación sexual y la identidad de género y que no son lo mismo. ¿Cómo es el proceso de acompañamiento que ustedes brindan para construir este lenguaje que les permite empezar a nombrarse? 

Es distinto el acompañamiento para infancias y para adolescencias. Normalmente las infancias empiezan a enunciar que quieren ser llamades por un nombre distinto o por un género distinto, o en los juegos toman roles del género opuesto o de un género distinto al que se les asignó al nacer. En muchas ocasiones familias de infancias llegan para consultar sobre esto: mi hija está diciendo esto, ¿qué está pasando? Distinto a las adolescencias que ya muchas veces tienen un poco más de información y llegan con sus familias y sí dicen: soy una persona trans. Que sí llega a ser un impacto, pero digamos que sí es un poco diferente cómo se enuncian en ocasiones las infancias y las adolescencias. 

Por ejemplo, en el caso de ambas familias lo que hacemos es un primer acercamiento en el cual, obviamente llegan con dudas, preocupades, preguntándose qué está pasando; a veces por todo lo que les dice la sociedad creen que es algo “malo”, o más que malo, aún se extrañan al respecto. 

Al llegar con nosotres desahogan sus preocupaciones y dudas. Nosotres poco a poco vamos contestando a sus preocupaciones, sus dudas y lo que les hace sentirse insegures, y también les empezamos a dar información más allá de conceptos básicos. En general que no hay mucha diferencia salvo porque tenemos una identidad de género distinto las personas trans, pero de ahí en fuera van a ser infancias como cualquier otra y adolescencias como cualquier otra. 

Les hace mucho bien conocer a otras familias que están pasando por procesos similares o que pasaron por procesos similares; también creemos que es muy importante el grupo de acompañamiento entre pares, porque luego las familias primerizas ven que todos tienen las mismas dudas y se sienten mejor. Se dan cuenta que en realidad simplemente sus hijes son diverses y no tiene nada de malo y tampoco tiene nada de extraño, simplemente es parte de la diversidad humana. 

Tambien creo que les sirve mucho conocer personas trans adultas y ver que cualquier realidad es posible para sus hijes, que no porque sean trans van a tener una realidad distinta o limitada, en muchos de los casos. 

Conforme va pasando el tiempo van aclarando sus inquietudes y van acompañando a sus hijes. Al final, lo que nos pasa mucho es que nos preguntan ¿qué hago para acompañarle o cómo le ayudo? Ahí hay que voltear a ver a la personita y preguntarle qué necesitas, cómo quieres que te acompañemos. A veces ya las familias son muy avetadas y quieren cambiarle el nombre y todo, pero si su hije todavía no está liste, entonces hay que esperar. 

Mucho de los pasos que vamos siguiendo y el ritmo que vamos siguiendo, lo tiene que marcar la persona trans. 

Es muy importante lo que mencionas en cuanto al proceso al interior de las familias, para no repetir desde ahí las violencias del exterior. Ustedes atienden a la gente que llega a la asociación, pero ¿hacen ejercicios para salir de la asociación y ser ustedes los que lleguen a esas familias? Por ejemplo, de sensibilización en escuelas. 

En la mayoría de los casos son familias de infancias y adolescencias quienes nos buscan o que conocen a otras familias y terminan siendo canalizades acá. Pero sí hemos ido también a sensibilización en escuelas. Hemos estado en primaria, secundaria y preparatoria. También nos invitan a muchas pláticas, entrevistas y por ahí también llega la información y llegan familias. En ocasiones también voluntaries o personas que estudian psicología o medicina y que quieren saber cómo ayudar a la comunidad porque saben que también en sus rubros o espacios suelen ser identidades violentadas. 

Afortunadamente hemos tenido buen alcance de familias que necesitan nuestro apoyo y de otros actores externos que es importante que tengan la información adecuada, porque al final en todos los espacios habrá una persona trans y es importante que en todos los espacios sepan tratarles con respeto. 

¿Cómo estamos en materia de educación básica aun cuando ya hay un poco más de apertura —la palabra transgénero ya es de uso común, hace unos años no era así—, en cuestión de lenguaje inclusivo, de enseñanza de la biología humana, que se ponga atención a la diversidad de género? 

Depende mucho de las escuelas en muchos aspectos. Nosotros acompañamos a infancias y adolescencias y a sus familias si quieren acompañamiento al momento de decirle a las escuelas que son personas trans. Ahí hemos visto en muchas escuelas, en la mayoría, mucha apertura sobre cómo quiere ser nombrade. En algunos de los casos, lo que pasa es que se justifican en que no les van a respetar porque no tienen un acta de nacimiento y para muchas infancias esta realidad aún no es posible. 

Es bastante grave que el respeto a la identidad de la persona dependa solamente de un documento cuando en realidad muestren o no un documento, tengan o no un documento, el respeto a la identidad, el género y el nombre de la persona debería ser en todos los casos. 

Sí tenemos avances en ciertas escuelas, pero creo que en general, todavía en la educación falta mucho una educación sexual integral, falta mucho el contenido de diversidad, falta mucho que dejemos de tener educación sexual para hombres y para mujeres, porque qué pasa si están hablando de menstruación y todo lo que conlleva y separan a chicos y chicas y por ahí hay un chico trans, ¿entonces qué va a pasar? No va a recibir información de un proceso por el que su cuerpo va a pasar. Entonces, creo que debemos dejar de tratar temas como tabú o que ciertas poblaciones no lo deben saber y ciertas otras sí. Y debe ser algo integral y dejar de polarizar ‘esto es el cuerpo de una mujer y este es el cuerpo de un  hombre’, porque habemos hombres y mujeres con cuerpos diversos. 

También creo que la representación dentro de las escuelas para comunidad LGBT, sobre todo para la comunidad trans es nulo. No hay maestros y maestras trans; en muchas ocasiones si hay maestros y maestras con una orientación sexual distinta tampoco lo dicen porque se los prohíben o les limitan a decirlo. En ejemplos de clases siempre es mamá, papá, hija o hijo y el perrito, pero ¿por qué no puede haber dos mamás y un hije no binario? ¿Por qué no puede haber esa diversidad en las personas que enseñan y en los ejemplos de clase? 

Infancias y adolescencias trans crecen creyendo que son las únicas, que sus cuerpos están mal, que son incorrectos o que sus vivencias no deberían ser. Si se incluyera este contenido de diversidad y hubiera más representación dentro de las escuelas, sabrían que su cuerpo, su experiencia y su vivencia es igual de válida que cualquiera. 

Tocas un tema que es muy importante que es el de los referentes. 

Creo que también tenemos cotidianizado lo que tiene que ser una identidad cisgénero y heterosexual. Cuando alguien se sale de ese molde alarma pues se cree que es “incorrecto” o mejor dicho, que se sale de la norma —por eso hablamos de identidades no normativas—, pero la norma no debería existir o no ser tan restrictiva, porque dentro de las personas cisgénero y heterosexuales son diversas. No hay una identidad o una persona que sea igual a otra. Es muy importante enseñar que hay personas trans en todas las carreras, en cualquier profesión, en cualquier oficio, en cualquier espacio. Por ejemplo, un hombre trans que se embaraza la gente se pregunta pero por qué. Entonces hay que enseñar que los cuerpos son diversos y cada persona tiene autonomía sobre su cuerpo. 

Pero también aquí nos encontramos con la deficiencia de leyes, porque ¿qué pasa si un hombre trans quiere abortar, si un hombre trans está embarazado?, ¿cómo lo tratarían los servicios de salud? Y nos hemos dado cuenta que no muy bien porque son servicios para “mujeres” y mujeres cisgénero; ahí de nuevo hay una limitante. 

Creo que tener referentes trans en cualquier lugar y de muchas expresiones de género diversas les ayuda mucho a crecer sabiendo que tienen la libertad de ser quien elles son, sin tener que cumplir con estándares que la sociedad impone. 

Hay por ejemplo referentes culturales de otros países que son los que yo tengo más frescos como el curador y crítico cultural Paul B. Preciado; la escritora Camila Sosa Villada; Kae Tempest, escritore de Reino Unido; en México ¿qué referentes tenemos y con quiénes trabajan que tengan este tipo de visibilidad pública que puedan convertirse en un referente para les infancias y adolescencias trans? 

Afortunadamente tenemos una gran cantidad de personas trans visibles Sioghan Guerrero, ella es bióloga, filósofa, doctora, una eminencia; de hombres tenemos a Ricardo del Real, ex taekwondoín, atleta olímpico; Jauría trans. Y son personas que tienen expresiones de género distintas y viven su identidad de forma distinta cada une de elles; creo que sirve mucho para que no sea un solo referente, que hay muchos que van a conocer estas infancias y adolescencias a lo largo de su vida. Y eso les ayuda mucho a las infancias para saber que pueden tener la realidad que elles quieran y no tienen por qué caer en este estereotipo de lo que debe ser una mujer o un hombre ante la sociedad. 

Mencionate el acceso a servicios de salud. En cuestión de les niñes cuando se asumen trans y quiere iniciar ese proceso, ¿a qué se enfrentan? 

Creo que el concepto de transición para una infancia en realidad sólo es el reconocimiento social de su género y solamente se refleja en lo que la infancia quiera externalizar: si se quiere cortar el cabello, si se lo quiere dejar largo, cómo se quiere vestir; tampoco hay que imponerles, simplemente dejar que la infancia se exprese como se quiera expresar. Al final nunca va a haber una intervención médica a grado hormonal, quirúrgica en una infancia. Eso sí hay que quitarlo del imaginario de las personas, simplemente se trata de que la infancia viva socialmente como quiere vivir y hasta ahí llega esa transición. 

En cuanto a un adolescente, depende de la edad que tenga, sí puede optar por distintas vías. Pero algo que, afortunadamente, tienen las generaciones que vienen es que saben que tampoco es necesario un tratamiento hormonal o quirúrgico para saber quiénes son. Elles saben que son hombres o que son mujeres, que son personas no binarias, y ya no traen tanto esa necesidad de encajar en roles de la sociedad. 

Hay muchas personas trans de cualquier edad que no optan por un tratamiento hormonal o por una cirugía, sino que simplemente deciden tener esta expresión de género y la identidad que quieran tener. Pero obviamente quienes lo necesitan, lo ideal y lo necesario, es tener el acompañamiento emocional y endocrinólogos pediatras que son les expertes para darles seguimiento y que nunca haya riesgo para la persona. 

En cuestión de lo legal, el documento de identidad se ciñe al binarismo: te identifican como hombre o como mujer. No hay más. Nos remite una estructura heteropatriarcal. En un escenario de otro futuro posible, ¿cómo podría ser este reconocimiento de género que no sólo esté en el marco de lo binario?

Creo que incluso es un futuro que se está viendo muy retrasado porque ya hay personas con una identidad de género no binaria que obviamente no pueden ver reflejada esta identidad en un documento porque los documentos de identidad polarizan entre hombre y mujer. 

Lo veo un poco complicado por la forma y la estructura en la que está el Estado en general. Por ejemplo, la CURP tiene un dígito para identificar hombre y mujer, entonces habría que cambiar esto; habría que cambiarlo en cada institución porque también polarizan en bases de datos. Y también en un marco internacional suelen tener esta polarización. Porque es necesario y se tiene que lograr porque las personas no binarias necesitan el reconocimiento de su identidad y tampoco se vale que les obliguen a vivir legalmente en un género que no es el suyo. 

Hay ciertos estados en EE.UU. que empiezan a incursionar en esto y podemos usar estos ejemplos como para ver de qué forma podemos modificar las leyes y que pueda haber un reconocimiento de otras identidades de género que no sean específicamente las binarias. 

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La semana pasada se dio a conocer que en Puebla se avaló la Ley Agnes que reconoce legalmente la identidad de género autopercibida. Ésta señala que: «Se entenderá por identidad de género autopercibida, la condición personal e interna, tal y como cada sujeto se percibe a sí mismo, que puede corresponder o no al sexo asignado en el registro primario. Incluye la vivencia personal del cuerpo, que podría o no involucrar la modificación de la apariencia o funcionalidad corporal, siempre que la misma sea libremente escogida». Al igual que en las otras trece entidades que se ha avalado este trámite, el acceso está limitado a mayores de 18 años. 

Aquí puedes consultar la información y el acompañamiento que brinda la Asociación.

Imagen de portada tomada de de la Asociación por las Infancias Transgénero