Un breve recorrido por los proyectos en proceso en la región; en México la inmunóloga Edda Sciutto lidera el equipo que trabaja en el desarrollo de la vacuna. En 2020 platicamos con ella y algunos de sus colegas
Redacción / Ciudad de México
Desde que se desató la pandemia, decenas de grupos de investigación en diferentes países buscan crear vacunas contra la covid-19.
Algunos de ellos se encuentran en Latinoamérica, como Cuba, que comenzó este mes la última fase de los ensayos de dos de las cinco candidatas que está desarrollando; o como en México, donde el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, dijo recientemente que antes de que termine este año, el país podría contar con «una vacuna desarrollada por científicos mexicanos».
Y es que detrás de ese objetivo hay varios proyectos, uno de ellos es el que lidera la bioquímica e inmunóloga Edda Sciutto, en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con la investigadora, quien tiene treinta años de experiencia en el desarrollo de vacunas, la candidata que han creado es una molécula, una parte pequeña de la proteína espiga, que es la que usa el virus para penetrar en las células humanas e infectarlas. Junto a los Laboratorios Alpharma, han avanzado en las fases preclínicas, con resultados «muy prometedores».
«El candidato vacunal formulado para uso humano fue probado en ratones, en los que indujo una respuesta potente de alto nivel de anticuerpos que son neutralizantes; es decir, son capaces de inhibir la entrada del virus a la célula», señaló la experta a BBC Mundo.
«En el caso de los cerdos, probamos diferentes dosis para poder acercarnos más a la que es adecuada para humanos, y las tres dosis evaluadas provocaron altos niveles de anticuerpos neutralizantes, similares a los de los convalecientes». Calificando la potencial vacuna de «muy segura», ya que sigue «todos los lineamientos internacionales solicitados».
Esta vacuna se ha concebido para que se inyecten dos dosis, en diferentes momentos, vía intramuscular.
«La ventaja de que sea una plataforma [de fabricación] muy sencilla es que podemos modificar rápidamente la composición de la vacuna, reformulándola con las secuencias de las cepas virales que vayan prevaleciendo».
Todos los esfuerzos, indica Sciutto, están concentrados en completar los estudios preclínicos y comenzar las fases 1 y 2, que son las etapas en las que el compuesto biológico se prueba en personas.
«Aún no está listo el diseño de la fase 3, pero seguramente van a ser decenas de miles de personas, como tiene que ser».
Este proyecto cuenta con la colaboración de varios órganos e institutos de salud de México.
«Esperamos que en mayo se puedan empezar los ensayos en personas y que en el curso de este año podamos tener una versión de vacuna mexicana, si salen los resultados que esperamos. Esta pandemia nos está ilustrando sobre la importancia de tener vacunas nacionales y no depender como ocurre actualmente de que lleguen vacunas [del exterior] para poder vacunar en México», expresó Sciutto.
En el sur
La Organización Mundial de la Salud ofrece una lista de proyectos de vacunas contra la covid-19 que están en desarrollo preclínico (184) o clínico (83) en diferentes partes del mundo. Aclara que la inclusión en ese listado no constituye ni debe interpretarse como una aprobación o respaldo por parte de la OMS a dicho producto o entidad.
Entre las candidatas a vacunas en fase preclínica se puede encontrar un proyecto de la Universidad de Sao Paulo y otro del Instituto Butantan, que, el viernes, informó que solicitaba la autorización de las entidades reguladoras brasileñas para iniciar los ensayos clínicos en humanos. La tecnología detrás de esa candidata brasileña, que han llamado Butanvac, es similar a la que se utiliza para la vacuna de la gripe.
Otra iniciativa se está dando en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina, y se encuentra en fase preclínica.
La posibilidad de una vacuna mucosal
También en Argentina, otro proyecto lo encabezan los investigadores de la Universidad Nacional de La Plata y del Conicet Guillermo Docena y Omar Azzaroni. Se basa en el uso de fragmentos de la proteína S —ubicada en la cubierta del SARS-Cov-2, el virus que causa la covid-19— y se busca «encapsular esas fracciones de la proteína en nanopartículas e inocularlas para generar los anticuerpos necesarios que permitan bloquear la entrada del virus, y provoquen la respuesta de memoria que garantice inmunidad protectora en el tiempo», informó el Conicet.
«En principio, la idea es emplear este método para el desarrollo de una vacuna de tipo sistémica, que podría aplicarse por ejemplo de manera intramuscular, como es el caso de las que se han obtenido para covid-19, pero evaluamos también la posibilidad de hacerlo en una vacuna mucosal; es decir, que se aplique en mucosas, ya sea de manera intranasal o vía oral», señaló Docena.
Desde el nacimiento
En Chile, Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología y profesor e investigador de la Pontificia Universidad Católica de Chile, habla de su trabajo con prototipos de vacunas basada en una formulación que, por sí sola, es capaz de inducir inmunidad entrenada contra el SARS-CoV-2. Un tipo de inmunidad que es un proceso inespecífico y de corta duración. El bioquímico y su equipo están diseñando la candidata para que pueda ser utilizada desde el nacimiento.
Plataforma genética
En Ecuador, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) anunció el 1 de marzo que desarrolló un prototipo de vacuna y que prevé comenzar en los próximos meses las pruebas preclínicas en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI) y la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE).
De acuerdo con un comunicado de ESPOL, el equipo, liderado por el jefe del Laboratorio para Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Ciencias de la Vida, Washington Cárdenas, analizó la secuencia genética del virus y pidió [en el extranjero] sintetizar un fragmento del mismo, al que le creó una plataforma genética.
Un vector
En la lista de la OMS de candidatas a vacunas en etapa preclínica también figura el trabajo de Farvet, una compañía farmacológica veterinaria de Perú, que dice haber desarrollado unas gotas para ser administradas en las fosas nasales en dos dosis.
En entrevista para la BBC Mundo, el científico Mirko Zimic, dijo que esta propuesta «usa como vector el virus de Newscastle, que causa la enfermedad de Newcastle en aves y no ha reportado ser patógeno en humanos».
Tras haber probado la sustancia en ratones, ratas y hámsters, faltan los ensayos clínicos con humanos. Cada una de las tres fases de dichos estudios exige que se cumplan estrictos requisitos éticos y los prototipos deben producirse siguiendo las condiciones de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM).
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