A un año del inicio de la pandemia, desde Lisboa, el escritor portugués comparte algunas reflexiones sobre las naciones que integran este continente que le apasiona y le han motivado un par de libros
Huemanzin Rodríguez / Ciudad de México
«Siempre he tenido mucha curiosidad con respecto a Asia, en un primer momento por las lecturas, luego por el cine, por la música, por la cultura y su Historia. Fue hasta el año 2010 que he tenido la oportunidad de viajar por primera vez a Asia. Ahí descubrí la intensidad de las múltiples civilizaciones que existen, ¡todos esos mundos por descubrir! Desde entonces, con bastante regularidad he viajado a distintos puntos de Asia, incluso algunos menos evidentes como la península de Corea tanto el lado Norte como el lado Sur, que son realidades muy distintas. También he estado en China, que es un continente en sí misma. Hoy tomo clases de mandarín. Yo tengo 46 años y sé que es el proyecto del resto de mi vida. Por su puesto que no tengo la intensión de hablar un mandarín perfecto. Es un desafío enorme. Quiero intentar comprender un poco más todas esas perspectivas asiáticas.
»He escrito dos libros sobre estos temas, uno titulado Dentro del secreto. Un viaje por Corea del Norte (Xordica Editorial, 2016). Y otro, que tiene una edición mexicana, que se llama El camino imperfecto (Cuadrivio, 2018) que habla de Tailandia, una realidad también muy propia.»
¿Cuál crees que sea la mayor distinción de la cultura asiática con relación a las de Occidente?
Las particularidades de la historia de Asia tiene resultados profundos en la cultura actual. La mayor distinción es la diferencia entre el individuo y lo colectivo. Es algo que ha cobrado relevancia durante la pandemia, que es un fenómeno colectivo y debe tener también una respuesta colectiva. El caso más extremo es el de Corea del Norte que cerró sus fronteras, que desde antes ya eran de las más cerradas del mundo. ¿Cuántas naciones y cuántos ciudadanos en el mundo aceptaría el cierre total de sus fronteras para parar una enfermedad hoy en día? Seguramente muy pocos. Para los 24 millones de personas en Corea del Norte eso es normal.
Desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953), Corea del Norte ha tenido tres líderes. Cuando estuviste en 2012 te tocó ser testigo del homenaje por el centenario del nacimiento del fallecido Kim Il-sung (1912-1994).
Fue mi primer viaje a Corea del Norte, fue algo impactante. En esa ceremonia fue donde el actual líder, Kim Jong-un se comunicó por primera vez a la nación. El centenario de Kim Il-sung ha tenido una importancia extrema con respecto a la manera en que se mira a ese personaje en la historia del lugar. Corea del Norte se formó en un contexto muy particular: la década de los años 50 en la Guerra Fría, con el mundo polarizado entre Estados Unidos y la [entonces] URSS. La sobrevivencia de Corea del Norte ha sido por su filiación al bloque soviético. Sin embargo, hay diferencias enormes entre el régimen de Corea del Norte y lo que existía en la URSS. Es cierto que comparten ciertas estéticas, pero con relación a las ideologías las diferencias son muy grandes. Corea del Norte tiene un culto extremo de la personalidad, su dictadura es la más dura en el mundo en la actualidad. Eso me parece que conjuga las circunstancias históricas del siglo XX, con algo más hondo que es una herencia cultural milenaria. Tampoco hay que olvidar que Corea, hasta esa guerra de los años 50, había sido una colonia de las potencias, tanto de China, como de Japón (que fue muy violento e impuso una realidad muy difícil para los coreanos antes y durante la Segunda Guerra Mundial).
Por ello, la figura de Kim Il-sung es determinante hasta lo que hoy es Corea del Norte, él es quien hizo posible la realidad que tenemos en esta parte del mundo, tan excéntrica, tan exuberante y dura.
Hablas de ese culto a la personalidad en Corea del Norte, pero no puedo evitar pensar también en los líderes, dictadores o democráticos, que ha tenido Corea del Sur en buena parte del siglo XX.
Desde el punto de vista civilizatorio en la región, Corea del Norte y Corea del Sur son el mismo pueblo. La gran diferencia ha sido desde los años 50, una diferencia muy importante, pues la presencia de Estados Unidos en Corea del Sur ha sido muy fuerte, tiene un papel relevante a nivel económico y tiene 30 bases militares. Eso no es poco. La identidad coreana es muy fuerte desde hace siglos, sin embargo, la conexión con Estados Unidos ha sido determinante en la identidad contemporánea de Corea del Sur.
Tú que has tenido la oportunidad de recorrer en distintas ocasiones, varios países de Asía, desde tu ojo como escritor ¿cómo observas sus vínculos y diferencias?
Debemos considerar que China es un país con cerca de 1500 millones de personas. ¡Enorme! ¡Es muchas veces el tamaño de Europa! ¡Es algunas veces más que América! Con ese tamaño, China no puede ignorarse. En Asia todos los países son conscientes de sus diferencias con respecto a China. Los coreanos no se consideran chinos, de ninguna manera. Nosotros desde Occidente vemos sólo las similitudes, así son las miradas desde afuera. En un nivel económico China tiene un peso enorme en Asia y el mundo. Eso tiene que ver con la liberación del mercado que hemos visto en el mundo en las últimas décadas. Ha sido el país más beneficiado porque tiene una producción enorme y tiene una capacidad de movilización colectiva que no es posible en otros países con otros regímenes. Las realidades de Japón y la de Camboya son incomparables, tanto en nivel de vida, desarrollo y política. Las realidades de India y Pakistán son mundos diferentes, igual de distantes como Tailandia e Indonesia. En Asia, me parece que los polos más lejanos, están juntos: Corea del Sur y Corea del Norte.
Los países más desarrollados como Japón, Corea del Sur, China, Malasia, tienen economías muy desarrolladas con una autonomía muy grande y una presencia en el mundo que no se pueden ignorar. En muy pocos años, China será la economía más fuerte del planeta. Habrá resistencia, pero no veo cómo será posible parar esa realidad.
A principios de 2020 estabas en Tailandia. ¿Cómo fue enterarse de la pandemia?
En ese momento en Europa se veía al virus como algo muy lejano, por lo menos a nivel popular. La gente pensaba que estaba muy lejos, en China, y que tardaría en llegar. ¡Cuánto nos engañábamos! En Tailandia ya existía una consciencia más activa, especialmente por la proximidad con China. Las mascarillas eran más comunes, así como el alcohol para desinfectar las manos, pero no se vivía lo que tenemos hoy. El turismo es el área económica que más impacto tiene en la economía de Tailandia, pese a ello, el país cerró sus fronteras. Para visitar Tailandia ahora, tienes que pasar una cuarentena en un hotel durante dos semanas. Eso es inviable para la mayoría de los turistas. La pandemia ha provocado muchas protestas de parte de toda la gente que vive del turismo, las protestas han llegado a confrontar al poder. Incluso a la figura de la familia real. Mi interpretación es que la inconformidad ha sido detonada por todo lo que la pandemia a destruido.
Se ve difícil que vuelvas de nuevo a Asia.
Ha sido difícil, espero pronto poder regresar a esos países. Extraño mucho poder viajar, ojalá vuelva a hacerlo pronto, o al menos tener una realidad en donde no desee viajar tanto como ahora. Por lo pronto, me está gustando la rutina impuesta por la pandemia de leer y escribir todo el día.