El equipo del museo ha lanzado una señal de auxilio ante el peligro inminente de desaparecer
César H. Meléndez / Ciudad de México
Papalote Museo del Niño, ese espacio de juego, convivencia y aprendizaje que durante un cuarto de siglo ha estimulado la imaginación de las nuevas generaciones, ha lanzado una señal de auxilio ante el peligro inminente de desaparecer. Por primera vez desde su fundación, hace 27 años, el recinto ubicado en la segunda sección del Bosque de Chapultepec se encuentra en estado de emergencia debido a los estragos de la pandemia.
Mediante un comunicado, el espacio interactivo ha explicado que, al ser una Asociación Civil sin fines de lucro, autónoma y que depende de sus ingresos autogenerados para seguir operando, se ha visto gravemente afectado por la suspensión de actividades durante gran parte del 2020. El recinto, recordemos, cerró sus puertas durante seis meses y reabrió con un aforo reducido entre el 17 de septiembre y el 14 de diciembre. Los costos de operación durante esos meses representaron un déficit de 5 millones de pesos. Luego vino la segunda ola de contagios y la activación del semáforo rojo en el Valle de México, que obligó al museo a detener sus actividades nuevamente por un periodo indefinido, agudizando la delicada situación financiera en que se encuentra.
Por este motivo, ha lanzado la campaña de donativos Salvemos a Papalote, con la que busca recaudar 50 millones de pesos para poder cubrir los costos operativos que incluyen los sueldos de 159 colaboradores y el mantenimiento del museo mientras permanece cerrado. Esa cifra le permitiría llegar al mes de noviembre, cuando espera volver a abrir en condiciones favorables.
Para tales efectos, el museo habilitó un espacio en su sitio web donde recibirá los donativos de la sociedad civil: papalote.org.mx/donativos.
Hasta este fin de semana el monto recaudado no rebasaba el 5% de la meta trazada.
Mientras tanto, la plataforma papaloteencasa.org seguirá disponible para seguir llevando actividades lúdicas y recreativas a los más pequeños ante la imposibilidad de la experiencia presencial.