«Debe insistirse en que hay diferentes puntos de vista para entender la Historia y no simplificarla en unos cuantos personajes»: Carlos Martínez Assad

A un año de celebrar el bicentenario de la consumación de las guerras por la Independencia, el historiador insiste en que debe de revisarse la Historia de México que se enseña en las escuelas

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- La Historia de una nación forma parte de la construcción de la identidad de la misma, que en el mejor de los casos es una construcción sesgada de algunos hechos y personajes. En otras ocasiones, es una invención. En el proceso de consolidación de la idea de Estado-Nación, en el siglo XIX, también nacieron las ideas del héroe y del villano históricos, por ello es difícil no verlos desde el velo del romanticismo. El 27 de septiembre de 2021 se cumplirán 200 años de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México y de la firma del Acta de Independencia de México, que dan por concluidas las guerras que, nos han dicho, comenzaron el levantamiento del 16 de septiembre de 1810. A un año de la conmemoración, ¿será posible que la divulgación de la Historia de México sea revisada y se supere esa Historia oficial maniquea que hasta la fecha se sigue enseñando en las escuelas? Para el historiador Carlos Martínez Assad, la construcción de la Historia es un proceso permanente que capa sobre capa se consolida con el tiempo.

«Un de los libros señeros de la Historia de México, es un libro pequeño de Edmundo O’Gorman, que se llama La invención de América (FCE, 1958). Lo que te demuestra el historiador es cómo los navegantes, que venían de España, no tienen idea de dónde llegaron. Tampoco tienen idea de que están descubriendo algo. Y todo esto se va sumando y se va consolidando a lo largo del tiempo para finalmente llegar a lo que se dice ahora: El 12 de octubre uno de los marineros gritó: “¡Tierra!”. Ése es un buen ejemplo que nos muestra cómo se va construyendo todo.

»Ya lo ha dicho muy bien Paco Ignacio Taibo II: ¿quién iba a imaginar que un cura en una aldea se pare a tocar las campanas a la hora de la misa, llegan 200 feligreses y se van con él a la guerra? ¿Adónde iban? ¿Qué querían hacer? ¿Realmente pensaban en independizarse de España?… No. Hidalgo camina y de pronto se le va uniendo la gente. Primero se va de Dolores a Atotonilco, donde dicen que ahí tomó el estandarte de la virgen que estaba en un altar y lo ponen en un bastidor para llevarlo enfrente. Y de pronto son 300 mil personas que lo van siguiendo. Pero, ¿adónde llegan?, ¿qué es lo que realmente pueden propagar? Ahí es donde comienza en serio la labor del historiador», señala Martínez Assad.

¿Por qué conmemoramos la independencia a partir del tumulto del 16 de septiembre y no el 27 cuando se firmó el acta que liberaba a México de la corona española?

¿Porqué de 1810 nos saltamos hasta 1821? En realidad, la consumación de la independencia va a ser once años después de la efeméride que supuestamente seguimos festejando: la del 15 y 16 de septiembre. Cuando la verdad no tenemos nada claro si, en efecto, quería independizarse de España alguien cuyo grito libertario era: “¡Viva Fernando VII!”. En el escenario internacional España estaba invadida por Napoleón y lo que quería Hidalgo es que se le restituyera el trono a la monarquía española. Entonces, ¿por qué eso lo convertimos en la independencia de México? Es esta construcción que se va haciendo con el tiempo.

En 1812, Ignacio López Rayón, en un pueblo pequeño, decide que va a festejar el 15 de septiembre. Cuando menos eso es lo que nos han transmitido, quién sabe si eso es verdad. ¿Por qué tenía que festejar algo, cuando apenas habían acontecido dos años? El tiempo de la Historia es algo mucho más amplio. No podemos saber con precisión de qué manera se captaba un determinado momento. Lo que quiero decir con todo esto, es que la Historia es una construcción permanente y que muchas veces es el resultado, como dice [Edmundo] O’Gorman, de la invención que podamos hacer los historiadores basándonos en ciertos documentos, se tratan de procesos muy complejos que no se simplifican en la invocación de una, dos o tres personas.

Y que tampoco puede simplificarse todo en héroes y villanos. En esta construcción de los héroes patrios, estuvo involucrado Maximiliano de Habsburgo.

Cuando llega Maximiliano de Habsburgo a México, lo primero que se le ocurre es: muéstrenme las imágenes de los héroes de este país. Y no había, nadie sabía cómo era la imagen de varios de ellos.

Es cierto que había por ahí dos o tres retratos perdidos, por supuesto que sí había imágenes de Iturbide, que había sido emperador. Había un esbozo de Morelos, una esculturita de Hidalgo. Y es una empresa de Maximiliano, que viene de una casa donde la prosapia, es decir, la herencia, cuenta mucho. Entonces, decide que todos los héroes de la patria deben de tener un rostro. Y ahí se comienza a prefigurar la imagen de los héroes.

Cuando celebramos el 15 de septiembre, no celebramos el Imperio. A mí tampoco me simpatiza mucho esa parte de la Historia de México, pero tendríamos que decir que muchos de los héroes que invocamos ahora, tienen rostro gracias a que Maximiliano convocó a los pintores de México para que hicieran los retratos. De hecho, él es uno de los primeros que comienza esta idea de la estatuaria, que es tan propia de nuestra cultura histórica política. Y él es el que manda a hacer la escultura, que se coloca frente a la Casa de los Azulejos, dedicada a José María Morelos y Pavón. Es algo muy fuerte, que Maximiliano piense en que el primero en tener una escultura sea Morelos. Maximiliano también hace una escultura de Ignacio Allende, que está en estos momentos en la Plaza de San Fernando, un pedido a uno de los grandes escultores de México de entonces.

Es increíble cómo el príncipe extranjero del gobierno espurio, le da mucha importancia a la idea de conformar el panteón patrio que ahora se sigue reproduciendo una y otra vez. Y encima no estamos contentos con todos los héroes que ya existen, sino que tenemos que estar inventando, invocando a más héroes.

Creo que todo eso tiene que hacernos pensar que, la Historia que le enseñamos a los niños tendría que considerar la metodología de cómo se va conformando. Creo que eso desarrollaría más habilidades que repetir lo que a todos nos enseñaron en la escuela, sin entender cabalmente de qué se trata esto.

A mí me tomó mucho tiempo entender que Napoleón estaba involucrado en este asunto, porque no lo mencionamos en nuestra Historia, como tampoco mencionamos otras muchas cosas como los pasajes de la Historia que no nos gustan.

Hay un elemento que es omitido constantemente en la enseñanza básica de la Historia de México, que está fuera del contexto internacional. Pareciera que no ocurre nada en el mundo, como si el proceso local fuera endémico.

Estamos hablando de un tiempo en que los acontecimientos eran brutales. A principios del siglo XIX, Napoleón estaba interesado en ampliar sus dominios a la usanza de los grandes imperios como el austrohúngaro o el otomano. Lo importante es que Europa en ese momento está abriendo sus ojos a otras realidades. No olvidemos que tiempo antes de entrar a España, Napoleón conquista Egipto y Medio Oriente. Después, se contrae en Europa. Eso es lo que permite las independencias de los territorios que conformaban las colonias españolas.

Son los hechos en el extranjero los que determina mucho de lo que ocurre en México. Por ejemplo, la imagen que hoy tenemos de Porfirio Díaz, donde siempre es el malo, el que golpea gente, el dictador como finalmente pasa a la historia, también una imagen que se va construyendo. Esa imagen está tan construida como la del cura Hidalgo, para confrontar dos resultados completamente diferentes: el héroe y el anti héroe. Mucho de la explicación que tenemos ahora de la Historia para entender a la Revolución Mexicana, necesita que exista un sátrapa como Porfirio Díaz, que justifica el movimiento que luego se va a desarrollar.

Hay muchos aspectos discutibles, como el hecho de que Díaz sabía muy bien del peligro que Estados Unidos era para México. La relación con Estados Unidos durante el porfiriato no se ha analizado de manera muy puntual. Hay por supuesto algunos trabajos por ahí, pero finalmente, para entender a la Revolución Mexicana, hay que entender que Estados Unidos estaba tan furioso con México, que alentó a los revolucionarios y les permitió entrar y salir de EE UU como se les pegara la gana. Un poco como Madero, que estaba perseguido en México, pasaba a EE UU y se refugiaba ahí, pese a que había el convenio de que EE UU no podía apoyar a los disidentes mexicanos.

Entonces ahí hay una lucha en donde lo internacional es más fuerte de lo que creemos para poder explicar la Historia de México. Estamos en un terreno siempre complejo y vamos a continuar en las contradicciones si no entendemos que hablar de golpismo a principios del siglo XX o de golpismo a principios del siglo XXI, son dos cuestiones completamente diferentes. El golpismo al gobierno de Francisco I. Madero no tendría comparación con ningún otro momento de la Historia de México, porque entonces estábamos en un país en formación en donde los ciudadanos todavía no existen, ¿de qué ciudadanos estamos hablando cuando el 80% de la población no sabe leer ni escribir?

Creo que por todo eso deberíamos ser revisionistas de la Historia, para no caer en la simplificación en la que muchas veces cae la Historia de México.

Sin embargo, la historia oficial no es algo privativo de México. Pasa en todas las naciones. Por poner un ejemplo: en Japón no le enseñan a sus alumnos sobre los campos de concentración que puso el ejército imperial en territorio Chino, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Esto no es solamente un problema de México. Hay otros países en donde simplemente deciden que tal pasaje o período de la Historia no existe y simplemente no lo muestran. Aquí nos pasaba un poco lo mismo con la epopeya de los Niños Héroes, que casi son como los niños mártires. No se sabe qué hacían en el Castillo de Chapultepec, no se sabemos contra quién luchaban. Esto lo hemos visto varios profesores en cursos a nivel universitario, los estudiantes no saben contra quién luchaban los niños héroes. ¿Por qué? Porque era la guerra contra Estados Unidos. Y ese es un pasaje de la Historia que no se enseña bien, insisto, salvo algunos trabajos muy buenos, no es una verdad que se extienda cabalmente para entender eso.

Muchos de los héroes elegidos para poner sus esculturas en el Paseo de la Reforma, son los que combatieron contra la intervención estadounidense, como están en una avenida que se llama Reforma, la gente cree que son los reformistas, los que lucharon contra el imperio de Maximiliano, y no es verdad.

La idea inicial de ese paseo, es que estuvieran representados los que lucharon en favor de México en diferentes momentos de la Historia, desde la Independencia a la Guerra contra Estados Unidos y la ocupación Francesa. Y ahí estamos siempre con estas verdades a medias, por simplificar la historia. No sé de dónde viene esta idea oficialista, porque es muy oficial.

Creo que lo que debía, cuando menos insistirse, en que hay diferentes puntos para el análisis de la Historia, y que deberían conocerse esos diferentes puntos y los resultados que arrojan cada una de esas metodologías, para el conocimiento de la Historia.

Imagen de portada: Huemaniz Rodríguez