Cien años de actualismo radical: Estridentismo

Con tres ediciones facsimilares, Alias Editorial celebra el aniversario número cien (2021) de este movimiento literario posrevolucionario

Ciudad de México (Miguel V. González).- El estridentismo es un movimiento de la literatura mexicana que, debido a sus radicales decisiones, fue ninguneado durante mucho tiempo, a tal grado de quedar prácticamente en el olvido. Si bien es cierto que muchos personas han oído hablar sobre la vanguardia que inició allá por los años veintes, también es cierto que más de la mitad de personas no ha leído nunca ni un sólo texto de los miembros del grupo: Arqueles Vela, Germán List Arzubide, y Manuel Maples Arce, por mencionar a los más reconocidos.

Esto se debe a una simple razón: los estridentistas estaban en contra de todas las normas establecidas sobre qué y cómo debería ser el arte, por lo que, se ganaron el rechazo de las instituciones a tal punto que, conseguir un libro de ellos, era sumamente difícil. Todavía hasta hace unos años eran pocas las ediciones que estaban en circulación.

Debido a ello y previo a que se cumplan cien años del movimiento, el equipo de Alias Editorial, que se caracteriza por la estética y el cuidado de cada libro-objeto que entregan, se dio a la tarea no sólo de reeditar tres de las obras más importantes de la vanguardia, sino de hacerlo en facsimilar para completar nuestra experiencia estética.

Estos tres ejemplares, son los más recientes números de su colección Antítesis y presentan un homenaje a uno de los movimientos más importantes en la literatura mexicana y de Latinoamérica: El movimiento Estridentista de Germán List Arzubide, que además incluye los cuatro manifiestos del mismo y el ensayo “El Estridentismo: México 1921- 1927”,  la novela corta  La señorita Etcétera, de Arqueles Vela y  Andamios Interiores. Poemas radiográficos, de Manuel Maples Arce, uno de los libros fundadores del movimiento.

«El esfuerzo por rescatar esta trilogía de ediciones facsimilares, a manera de homenaje a los estridentistas, con sus consignas antiacadémicas, renovadoras, corresponde al propósito de la colección Antítesis: la promoción del arte mexicano desde una selección que resalta autores destacados, excéntricos, que han sido un movimiento en sí mismos, y cuyas producciones se han mantenido independientes frente al entorno oficial», detalló la editorial en un comunicado.

¿Quieres saber más acerca de este movimiento? 

Fue un día de diciembre de 1921 cuando una hoja volante redactada y publicada bajo el título de “Actual No.1” tapizó la Ciudad de México con las características de lo que, posteriormente, sería el Movimiento Estridentista, un parteaguas en la literatura mexicana de su tiempo.

Esta hoja fue firmada por Manuel Maples Arce, quien expuso, con un lenguaje atrevido e innovador, a lo largo de catorce puntos, un llamado a los jóvenes artistas para formar una nueva sociedad vanguardista lejos de los cánones artísticos impuestos por la academia.

Con aire anarquista, Maples Arce, expresa un sentimiento de renovación estética y literaria y, al mismo tiempo, cuestiona el papel social del arte dentro de un país que, recordemos, comienza a recuperarse tras la crisis ocasionada por la Revolución Mexicana.

A través de este primer manifiesto, que lleva el subtítulo “Hoja de vanguardia comprimido estridentista de Manuel Maples Arce”, el poeta no sólo enlista las características que permean la obra del movimiento, sino, como ya era costumbre entre los manifiestos de las vanguardias europeas, también ejemplifica cada una de estas características con su forma de escribir el texto.

El manifiesto abre con los siguiente:

E MUERA EL CURA HIDALGO

X ABAJO SAN-RAFAEL- SAN

I LÁZARO

T ESQUINA

O SE PROHÍBE FIJAR ANUNCIOS

Una entrada que muestra el carácter de rebeldía, siempre presente en el movimiento y la sed de progreso. Como hemos dicho anteriormente, el manifiesto fue pegado, no sólo en las calles de la ciudad, sino también en las plazas de toros, lugar en donde «se prohíbe fijar anuncios». Eso, aunado al llamado de dar muerte a los símbolos patrios y de la religión.

Luis Mario Schneider, menciona en su ensayo Estridentismo: México 1921-1927 «el prólogo consta de una fórmula alrededor de la palabra ÉXITO, en el cual el espíritu iconoclasta se manifiesta no sólo contra el sentimiento patriótico sino también contra lo religioso con slogans como “Muera el Cura Hidalgo, “Abajo San Rafael”, “San Lázaro».  

Y añade de que: «dentro del mismo contexto, la significación de la vida moderna se sugiere con la palabra “Esquina”, al igual que con la ironía de la frase “Se prohíbe fijar anuncios” que se dirige a un orden jerárquico citadino puesto que Actual se fija en los muros de la Ciudad de México».

Con ello, podemos ver la genialidad de Maples Arce al ejemplificar todo el pensamiento que está detrás del estridentismo en unas cuantas líneas.

Scheneider destaca que uno de los aspectos más sobresalientes del manifiesto es que «constituye la imperiosa urgencia de cosmopolitismo en la vida humana», ya que el telégrafo, el ascensor eléctrico o las locomotoras «transforman y modifican el medio histórico a la vez que influye en la vida cultura de los pueblos».

Por esto mismo, el movimiento fue calificado, en palabras de Scheneider, como «el hijo bastardo del futurismo de Marinetti», no obstante, menciona que «Manuel Maples Arce rechaza la idea del futuro como un concepto histórico en el arte, tanto como desdeña el pasado». Si bien hay una similitud entre ambos movimientos, ésta sólo se refleja en mayor medida en el ideal de progreso.

Con el movimiento estridentista inició no sólo una forma de hacer literatura sino también de vivirla. Trazó en México una línea que movimientos posteriores retomaron alejada de los cánones literarios y viviendo la poesía en carne propia; uno de los ejemplos más claros es el infrarrealismo que, al igual que el estridentismo, transgredió las formas y se buscó el desprecio de las instituciones.

Y es que el estridentismo estuvo condenado al menosprecio desde que se manifestó en contra de aquello de que los académicos tenían como rehén al arte, aquellos que decidían quién podía ser o no artista. Se atrevió a insultarlos a todos sin temor a quedar en el olvido.

No obstante, gracias a que apuntó a un público más joven, a reestructurar el talento con mentes todavía no corrompidas, es como llegó a marcar a posteriores generaciones:

«Éxito a todos los poetas, pintores y escultores jóvenes de México, a los que aún no han sido maleados por el oro prebendario de los sinecurismos gobernistas, a los que aún no se han corrompido con los mezquinos elogios de la critica oficial y con los aplausos de un público soez y concupiscente, a todos los que han ido a lamer los platos en los festines culinarios de Enrique González Martínez, para hacer arte con el estilicidio de sus menstruaciones intelectuales, a todos los grandes sinceros, a los que no se han descompuesto en las eflorescencias lamentables y metíficas de nuestro medio nacionalista con hedores de pulquería y rescoldos de fritanga, a todos esos, los éxito en nombre de la vanguardia actualista de México».